CAPÍTULO 2

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Con una mirada desinteresada, Tigresa, observó a aquel extraño. Definitivamente no escucharía lo que le diga, no sería nada bueno viniendo de alguien que se adentra en el palacio de Jade a altas horas de la noche sin ninguna autorización.

-No me interesa, ahora será mejor que te retires de aquí.- decía mientras se daba la vuelta para irse.

-Claro que sí te interesa, los felinos son curiosos por naturaleza. Verás en mis manos tengo algo que te dará mucho poder, más de lo que te imaginas, suficiente como para derrotar a todo aquel se interponga en tu camino, incluso al mismísimo Guerrero Dragón.-

Mientras se paraba frente a ella sacó una pequeña caja de su traje, después de abrirla le enseñó una gema de un color negro como el carbón aunque muy brillante. Viendo la curiosidad en la cara de Tigresa este continuó hablando.

-Está es la “gema negra” y se caracteriza por que aquel que sea portador de ella se verá consumido su  oscuridad, dentro se su alma no quedará nada de luz, se fusionaran ambas oscuridades la de la gema y la de tu corazón. Serás la guerrera más fuerte y despiadada que toda China haya visto jamás.

Conservando su expresión desinteresada Tigresa tomó la gema con su pata, la examinó unos breves momentos antes de arrojarla al suelo. – Ya te lo dije, no me interesa.

Levantando la gema del suelo dijo.- Estas desperdiciando una gran oportunidad, China será nuestra, podrás tener un título mejor del que tienes ahora. Serás una diosa.

-Creo que no me estás escuchando, ahora, fuera de mi camino y del Palacio.- Dijo mientras lo empujaba y seguía caminando, quizá ahora después de una aburrida conversación pueda ir a dormir.

Sokka ya enojado le tira un golpe que Tigresa logra sostener con su pata mientras que la otra le daba un golpe al leopardo, quien solo retrocede unos pasos.

Con un seño fruncido y una pequeña sonrisa, se limpiaba un hilo de sangre-. Disfruta de tus últimos días de tranquilidad Maestra Tigresa, están todos condenados.- tras decir esas palabras el leopardo de las nieves sale corriendo.
Tigresa no se molesta en seguirlo, sabe que no es un peligro.
Mientras caminaba por los jardines de regresó a su habitación seguía pensando en lo que pasó. De verdad ese leopardo pensaba que aceptaría su propuesta, que le hacía pensar que cambiaría a sus amigos, que son como la familia que nunca tuvo, por conquistar China y portar una maldición.

<< Estúpido gato >>pensó

Estaba tan sumida en sus pensamientos que ni se dio cuenta de que frente a ella se encontraba el Maestro Shifu con su personal y una pequeña lámpara.

-¿Tigresa? ¿Qué haces despierta a estas horas?.-Decía tranquilamente ya que no era nada nuevo ver a su estudiante a altas horas de la noche practicando.

-Disculpe Maestro Shifu, pero no podía dormir y creí que un poco de entrenamiento me ayudaría.- decía mientras se inclinaba ligeramente en señal de saludo y disculpa.

-Mmm ya veo, bueno será mejor que vayas a dormir para que tengas energía para el entrenamiento de mañana.- dijo con una pequeña sonrisa dibujada en su cara.

-Si maestro, hasta mañana.-respondió Tigresa mientras seguía caminando. No quería que la bombardearan de preguntas, no después de lo que había ocurrido.

Viendo caminar a Tigresa recordó cuando la conoció y llegó al palacio. Nunca tuvo la sutileza de pasar tiempo con ella o explicarle el por qué de su comportamiento tan distante y estricto. Definitivamente tenía que hablar con ella y pedirle disculpas por todo, pero ¿cuando sería el momento indicado para eso?.

Quizá……

-Tigresa…-

-Si maestro?.

-Buenas noches, descansa.-

Con una ligera sonrisa Tigresa respondió.-Gracias maestro.

Con un suspiró Shifu se regaño mentalmente, tenía que hacerlo, eso era obvio, pero tal vez necesitaba planear bien lo que iba a decir.

Resignado el también se dirigió a su habitación, sin poner atención a aquella sombra que lo observaba desde la sombra de unos árboles.

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Una nueva mañana era recibida en el valle de la Paz y en el palacio de Jade, donde los cinco furiosos saludaban a sus dos maestros, Po y Shifu.

Después del saludo y un rico desayuno de fideos de Po, todos se dirigían al salón de entretenimiento. Antes de siquiera pudieran entrar, el sonido de una campana llamó la atención de todos.

-El valle está bajo ataque.-dijo Mono

Tras esto salieron corriendo a defender el valle. Un mal presentimiento pasó por la cabeza del Maestro Shifu, no sabía por qué, sólo lo sintió.

Al llegar fueron recibidos por bandidos, desde cocodrilos, lobos, distintos tipos de felinos, hasta gorilas. Todos estaban haciendo un caos destruyendo casas y atacando a los habitantes.

-Rápido, Mono, Grulla y Mantis pongan a salvo a los habitantes, los demás capturen a todos los bandidos.
Puñetazos y patadas se intercambiaban en el valle.

Mientras Tigresa atacaba a un lobo, de reojo pudo ver a un rostro que le desagradaba, era Sokka, que portaba un arco listo para dispararle.
Derrotando su oponente y evitando la flecha comenzó una persecución.

Ella te escucho y sabe lo que quieres hacer. Aquí viene el juez y sabe lo que hiciste. Aunque hoy será diferente, el juicio será en contra ella, donde se definirá para siempre a que lado pertenecerá. Y donde su pasado volverá a la vida de una forma horrible y más retorcida.

Sokka deja de correr cuando están en un callejón solo.- Ven aquí gatita o es que tienes miedo.- dice con una sonrisa retadora en su rostro.

Derribándolo en  el piso Tigresa le da una golpiza, este gato tonto la tiene harta, y debe capturarlo antes de que haga una locura.

Antes de que le de el último golpe una mano grande y fuerte la sostiene del rostro y la lanza contra una pared. Un gorila es su nuevo oponente.
Si importar el tamaño de su adversario está lo ataca.

En un descuido de Tigresa, el gorila le propina un de rechazo que la deja aturdida.

Sokka ya incorporado se dirige a ella para clavarle la gema en el pecho. Sin embargo ella no se rinde y forcejear para evitarlo. Aunque ya está cansada y herida.

-Vamos no me digas que te vas a quedar dormida justo ahora, ser la sombra de ese panda panzón de ha vuelto débil, realmente esperaba más de ti Tigresa.

Cansada de sus palabras Tigresa le entierra sus garras en su cara y se lo quita de encima.

Al ponerse de pie aquel gorila la ataca. Estando tan concentrada en su pelea no se percata de Jia que le clava un cuchillo en el hombro. Distraída por el dolor, el gorila la toma de los brazos para que no pueda escapar.

-Jajaja ya no tienes escapatoria gatita, llegó la hora de que obedezca.-tras decir eso le entierra la gema en el pecho, mientras recita un conjuro en una lengua extraña. Un grito  fuerte de dolor sale de su boca y la sangre no tarda en brotar de su pecho, manchando su traje amarillo.

La sensación que recorre su cuerpo es horrible, como un líquido caliente le quemara las venas y el corazón. Como si algo dentro de su ser cambiará a algo horrible.

Con la vista borrosa y los párpados apunto de cerrarse, Tigresa cae al suelo y  ve como sus oponentes siendo atacados y los rostros de Po, Shifu y Víbora. Voces distantes y distorsionadas es lo único que alcanza a oír antes de que todo se vuelva silencioso y negro.

The dark monster (kung Fu Panda) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora