Epílogo

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7 años después :

'Siempre habrá un después para Adrien y Marinnete'

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Mas real no podia ser.
Ahora tenían dos pequeños llamados Emma y Hugo.

Marinnete había querido a Louis pero aún no tenía fuerzas. Para hacerlo, con gusto, pero para tenerlo no, gracias.

Adrien despertó sus brazos estaban amarrados a la pequeña cintura de Marinnete. Dejaría que hoy durmiera todo lo que quisiera. Hoy era su cumpleaños. Y quería sorprenderla.

Se levantó. Se dio una pequeña ducha. Se vistió con solo su sudadera dejando su abdomen al aire. Salió para avisarle a Alya su plan, Ya lo habían hablado; Y era, que ella se llevaría a los niños para que Adrien pudiera tener una velada con su esposa.

El desayuno sería gigante. El no era mucho de cocina, así que esperaba hacerlo bien. Comenzó por algo sencillo como unos huevos con salchicha.

<No lo malpienses... Mierda>

Sonrió y alejo esos pervertidos pensamientos. Pero tenía derecho, ya que Marinnete  había estado tan cansada esos días, ya que ni podía caminar.

Las últimas semanas solo unos besos y caricias pero nada más alla de lo sexual. Sólo amor y cariño. Y era mejor de lo que esperaba, solo que extrañaba a Marinnete.

Demasiado.

Siguió con su cocina, mientras hacía la masa de unos pancakes. No sabía cómo hacer pancakes.

Un bostezo lo hizo saltar. Dejando ver a la pequeña de 7 años, sobando sus ojos verdes, mientras terminaba de levantarse.

–Hey. Estas despierta.

–Olía a quemado.

Adrien abrió. Los ojos y recordó el bizcocho que había dejado en el horno.

Emma rió y se sentó en una de las sillas enfrente del counter, mientras comía unas uvas.

–Es para mamá? - Adrien asintió viendo como el intento fallido de desayuno.

–Tienes que dejarlo poco tiempo o si no se quemará. Harina, leche y azúcar para los pancakes. Y a los huevos les falta sal. - le dijo la niña al probar la comida del plato.

Adrien sonrió al ver que ella había sacado los dones de su madre al cocinar.

–Me ayudarías?

La niña sonrió y dejó que Adrien la cargara para empezarlo a ayudar.

Era mágico todo esto.

Por otro lado, después de casi una hora salio un dormilón Hugo, descalzo y con su cara adormilada.

Emma ya estaba vestida y arreglada. Hugo gruñó, y se sentó en el sofá con su hermana.

–Quiwes - murmuró ella mientras le. Ofrecía unos pancakes con Nutella sobre ellos.

El pequeño lo recibió gustoso.

–Mami.

Dijo el pequeño y Adrien salió de la cocina para mirar al pelinegro quien llamaba por su madre.

–Hugo - llamó su padre mientras que lo cargaba y besaba su frente –Mamá aún está dormida ¿bien? Hoy es un día especial y quiero dejarla dormír hasta tarde.¿Quieres ayudarme?

El pequeño asintió, Adrien sonrió ante la ternura de sus ojos, eran azules iguales a los de Marinnete y su cabello negro. Hermoso.

Adrien miró la hora y vio que ya era momento de despertar a Marinnete.

【Lᴀ Hɪsᴛᴏʀɪᴀ Cᴏɴᴛɪɴᴜ́ᴀ】 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora