4. Siempre fuiste tú.

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Freya...

Generalmente no miento, mentir no es una de mis virtudes o cualidades si se le puede llamar así. Mamá siempre desde pequeña decía: Freya, las mentiras nunca llevan a algo bueno, las mentiras por lo general dañan a otros, o incluso, a ti mismo, y la verdad, mamá tenía razón, pero no sé por qué ahora me convertí en la reina—y siendo franca— la peor de las mentirosas.

Mantengo los ojos cerrados mientras Ross le grita al tal Max que llame a la ambulancia, tras fingir haberme desmayado luego que ese mentiroso dijera que yo era su novia.

¿Qué más podía hacer para escapar de esa incómoda situación?

La única opción que quedaba—o que yo imaginé— era lanzarme al piso de espaldas fingiendo un desmayo. 

Ross envía a la ama de llaves por un trapo húmedo y luego me lo dejan tras el cuello.

— Dios mío Max, supongo que no has embarazado a Freya ¿no? ¡Mírala, la pobre está pálida y es tan flacucha!

¿La idea de un embarazo por segunda vez en este día? Pequeños y lindos óvulos, no se entusiasmen, que aún no es mi hora.

— No está embarazada abuela, es solo que es buena actuando y también bailando...

Ese idiota me las pagará por el lío en el que me está metiendo.

Ross me acaricia la frente con demasiada ternura y luego añade:— debemos llamar a una ambulancia, ella lleva mucho tiempo así... — lo que me hace entrar en razón, así que abro los ojos fingiendo estar desorientada.

—Auuuuuuu...—grito y abro los ojos lentamente.

— ¡Despertó, virgen santísima muchas gracias!— grita la señora Ross— Freya cariño, ¿te encuentras bien?

Me siento lentamente en el piso con la ayuda de Ross mientras el tal Max me observa desde su lugar divertido.

— te has desmayado, cariño— musita el tal Max aguantando las ganas de reír. Es que yo lo mataré luego de esto, ¿cariño?

— Lo sé cielo, es evidente. Señora Ross...digo, Ross, creo que no me siento del todo bien, ¿le molestaría si regreso a bañar a Chéster mañana?

— Oh, claro... le pediré a mi chofer que te lleve hasta casa o mi nieto te puede llevar, me tomó por sorpresa la noticia, pero eres encantadora creo que ya se por qué este bizcochito puso sus ojos en ti.

¿Bizcochito? Si no fuera porque acababa de fingir estar desmayada estallaría en risas.

— Abuela, no creo que sea lo mejor para Freya irse tan pronto, puede descansar en la habitación de visitas y quedarse a cenar, estoy seguro de que por dentro muere por conocerte...

Agh... quítalo de mi camino señor, porque si no me acrimino...

Ross asiente y por la emoción reflejada en su rostro me veo en la obligación de aceptar la sucia propuesta de este charlatán. Me levanto y Ross me indica la habitación en la segunda planta que corresponde a la de visitas, así que antes que el mentiroso de Max me siga me encierro rápidamente en la habitación.

A los dos minutos tocan.

Cariño... solo me quiero asegurar de que te encuentras bien—era su voz, con extremada y falsa ternura.

— Vete, le he puesto seguro a la puerta, no te dejaré entrar. Después de cenar me iré.

— Frida, ábreme, es una orden.

¿Una orden?

— No me interesan tus órdenes, créeme que no se me da muy bien seguirlas.

—Frida... he dicho que abras.

El beso que NO debimos darnos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora