Romance Prohibido

Cambios

Y seguíamos ahí, sentados en silencio en pleno restaurante observándonos unos a otros como si fuéramos desconocidos. Chris mantenía su mirada interrogativa sobre nosotras, exigía respuestas. Ni Aurora, ni yo sabíamos que decir ante todo el alboroto que minutos antes habíamos vivido por culpa de esa mujer lunática. Nadie tocaba sus platos, ni sus bebidas, era como estar viviendo en una fotografía sin ninguna reacción ni movimiento.

— Alguien tiene que decirme que está sucediendo aquí —nos dijo —No quiero terminar enterándome por terceros como lo acabo de hacer hace un momento, creí realmente que éramos amigos y nos teníamos la confianza suficiente como para contarnos cosas así —su rostro denotaba una mezcla entre tristeza y enojo.

—Lo siento Chris, Aurora no tiene la culpa, ella no lo sabía hasta que se enteró de la misma forma que tú. Realmente creí que esto sería algo pasajero y sin trascendencia, pero me equivoqué —contesté de tal forma de poder ir excusando todo mi actuar.

—Bueno, ¿Qué es exactamente eso de lo que no querías que nos enteráramos? ¿Que te estás entrometiendo en un matrimonio, y que además es el matrimonio de uno de tus profesores de universidad? —cuestionó

—Eso no es lo que sucede, al parecer le crees más a esa mujer que acaba de aparecer que a mí —sonaba triste al decir cada palabra.

—Amelia no trates de victimizarte ahora, necesito que me digas la verdad para poder tener toda la historia completa y hacerme la verdadera imagen de todo  —Chris estaba verdaderamente molesto, ya no se esforzaba por disimularlo. —Necesito que me digas la verdad porque esto no sólo te va a traer problemas a nivel personal, si no que también a nivel académico. ¿Acaso no sabes quién es ella?

Negué con la cabeza.

—Ella es Susan Downey, una de las más famosas y más respetadas oncólogas a nivel nacional, es una mujer de mucha influencia y te hará la vida imposible si sigues metiéndote en su matrimonio.

—¡No me estoy entrometiendo en su matrimonio, Carajo! hasta cuando tengo que decirte que es él el que me ha estado buscando. Y por si no recuerdas tu tienes parte de culpa en esto. — Chris frunció el ceño, ¿Sería capaz de echarle toda la culpa del problema a él cuando fui yo la que no supo detener la situación desde un principio?

—¿Qué? —Estaba impresionado con mi descaro. — Realmente tienes la cara de venir a culparme a mí, cuando la que sigue con esos encuentros casuales eres tú. Si no estabas interesada en interferir en su relación, debiste dejarlo en claro desde que empezó todo esto.

—Tu me obligaste a ir a esa fiesta que yo no quería, él se acercó. Ese día estaba bebido y después de bailar me besó. —Recordé  — Para empezar yo nunca debí haber estado ahí, si no hubieses insistido en que tenía que estar ahí con ustedes.

—Te estás excediendo. Yo no te puse un arma en el pecho para que fueras o para que después siguieras tu relación prohibida con ese...hombre.  —Chris estaba rojo de furia, la pelea se estaba saliendo de control.

—Pues desde que te conocí no he tenido más que problemas Christopher  —Cubrí mi boca al instante, no estaba pensando correctamente las palabras al momento de decirlas. Sabía que más adelante me arrepentiría.  —Chris yo lo....

—No Amelia, dejaste más que claro que sólo he sido un problema. Pues perdóname por ser el problema que siempre ha querido lo mejor para ti.  —Tomó su chaqueta y se marchó, sin siquiera decir adiós.

Aurora que se encontraba sentada en silencio escuchando nuestra discusión me miró asombrada, nunca me había visto enojada y creo que jamás pensó que reaccionaría así. Tomó sus cosas para marcharse tras Chris, pero antes de hacerlo me dijo  —Esta vez superaste todos los límites Amelia — dejándome completamente sola, sentada en ese restaurante.