𝐇𝐚𝐩𝐩𝐢𝐧𝐞𝐬𝐬 | ❝ 𝗜 𝘄𝗮𝘀 𝘀𝗰𝗮𝗿𝗲𝗱 𝘁𝗼 𝗮𝗱𝗺𝗶𝘁 𝘁𝗵𝗶𝘀, 𝗯𝘂𝘁 𝗻𝗲𝘅𝘁 𝘁𝗼 𝘆𝗼𝘂 𝘄𝗵𝗮𝘁 𝗰𝗼𝘂𝗹𝗱 𝗴𝗼 𝘄𝗿𝗼𝗻𝗴?❞
𝖤𝖭 𝖣𝖮𝖭𝖣𝖤 | Luego de ser separada de su madre el mismo día de su nacimiento, Hope Natalia, cae en manos...
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ACTO CERO | CAPITULO CERO ❝todo superhero necesita una historia de origen ❞
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RUSIA. Tan helado de día y de noche, de ese frío que se te cala por los huesos y comienzas a titilar como si estuvieras espantado de miedo. La luna llena, la noche oscura caía sobre aquel instituto en medio de la mismísima nada, alejado de toda la ciudad, del bullicio de las personas y de la perfecta arquitectura que el lugar poseía.
Dentro de instituto los gritos, los disparos y el esfuerzo de cada muchacha se notaba. El instituto de Viudas Negras no hacía más que entrenar a diversas mujeres para ser de las mejores espías de la KGB. Dentro de la clase una sola cabellera rojiza se divisaba entre las otras mujeres, una de las mejores estudiantes allí dentro.
Natasha Romanoff era consciente de cuán buena se había vuelto allí dentro, de cuanto se esforzaban las otras estudiantes para poder llegar a su posición. Había una sola persona que quizá podía llegar a superarla, Yelena Belova, su mejor amiga, la única persona que podía llegar asemejarse como su familia.
La clase finalizó a altas horas de la madrugada, y otra vez Natasha había deslumbrado con su excelente puntería. Tanto ella como Yelena se miraron cómplices y se escabulleron hasta llegar a su pequeño escondite dentro de la edificación. Al llegar se sentaron en el suelo y comenzaron a charlar todo lo que no habían podido durante el día, y es que la charla entre compañeras en clase no era lo que se tenía permitido.
━¿Sabes Nat? He oído hoy temprano que la suprema ha dicho que dentro de poco estaremos listas para ir a la habitación roja. ━Murmuró Yelena con la vista puesta en el suelo.
La pelirroja la miró inexpresiva, ambas eran conscientes de que cuanto más mejoraran más cerca estarían de aquel día. ━¿Todas?
━Solo nosotras, no es por alardear pero somos las mejores aquí dentro. ━Exclamó con una sonrisa orgullosa pegada en el rostro. Yelena había pasado años de su vida perfeccionando sus tecnicas, su puntería, su patrón de combate, estaba tan cerca su día.
