₡∆PÍTULO N°2

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A decir verdad, la habitación de Harry ahora se veía distinta.

No lo había visitado hace algunos días, las prácticas de Tourney y las tareas excesivas fueron las causas que evitaron los encuentros que tanto querían llevar a cabo, pero podían al menos complacerse cuando se veían en la hora del almuerzo y entre los coquetos pasillos que guardaban el secreto.

—¿Te gusta, belleza?

Algunos pósters negros de bandas musicales cubrían las paredes, los edredones eran oscuros, almohadas de colores metálicos y una alfombra escarlata dándoles la bienvenida al centro de la habitación.

—¿Cómo conseguiste todo esto? —Jay dejó su casco sobre la mesa marrón junto a las estanterías.

El catre de Gil tenía unos colores más verdes, esmeraldas oscuras extendiéndose de esquina a esquina.

—El hada madrina me tiene mucho aprecio —dijo sonriente, avanzando y siguiendo los pasos del sorprendido asiático —igual que su hija.

—Dime que no coqueteaste con ambas para obtener esto.

Hook soltó una risotada mientras se quitaba la chaqueta.

—No lo llamaría coquetear —lanzó la prenda sobre el perchero —Es más bien seducir.

—Eso es un alivio —dijo sarcástico.

Jay le echó un último vistazo a la remodelación inoportuna y quizás ahora el lugar sí reflejaba al pirata entre su paleta de colores.

La música resonante se oía desde el primer piso, definitivamente la sala principal del castillo era la sede de una celebración noble en base al triunfo deportivo de hoy.

—Detesto esa canción —el pirata masculló, acercándose a la radio portátil en su escritorio y encendiéndola para conectarla al nuevo móvil que le habían brindado cuando entró a la preparatoria.

Si bien el lidiar con asuntos extracurriculares eran una peste en su mayoría de veces, estar en Auradon traía beneficios inigualables.

—Así que ahora eres un experto —los ágiles dedos de Harry se movieron sobre la pantalla táctil y pronto un festín de guitarras y baterías invadió la habitación.

—Nací para esto.

Jay conocía la canción, movió la cabeza al ritmo de “Should I Stay Or Should I Go” y se dejó llevar por un alegre Harry Hook golpeteando los objetos.

Tenía unas baquetas robadas del taller de música entre las manos, siguiendo el ritmo de los sonidos graves mientras avanzaba por su habitación y buscaba un objeto que causara un estruendo parecido.

Sus ojos cerrados y el cuello descubierto mostrándose en cada pausa.

Sería un espectacular y atractivo baterista.

—¿Te darás una ducha o piensas quedarte mirándome, bonito?

Era una pregunta extraordinaria.
El hijo de Jafar sonrió plenamente.

—Sabes que te miraría todo el día si lo tuviera libre —pronto consideró que estaba olvidando el meollo principal de estar aquí y se deshizo de la pesada sudadera al fin.

Ojos se observaron sedientos.

Pasar más tiempo con el castaño era algo que estaba deseando con ansias.

—Podría decir lo mismo —el pecho de Jay estaba al descubierto y, a pesar de ser una magnífica obra de arte que el pirata quisiera corromper, postergar el pensamiento era algo ideal para la serenidad de ambos.

Carita hermosa: Una aventura en AuradonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora