—¿Te pusiste ropa interior o cosiste tu boca, lindo?
Jay sonrió al sentir los largos dedos palmeando inquisitivamente su muslo.
Se encontraban sentados en las grandes escaleras centrales de ese salón principal, muy cerca de los pasillos hacia las oficinas de administración. Era un buen lugar entre las sombras, porque las chillantes luces no molestaban sus pupilas y las miradas despectivas llegaban a ser invisibles.
Claro que era más divertido estar solos si ambos charlaban o se besaban sin que el otro se encontrará en un extraño divague inoportuno.
—Piensas mucho en tu respuesta.
—Quisiera no hacerlo.
La verdad era que Jay se sentía en una esfera rodeándolo muchas veces, una que intentaba someterlo a la duda, a la desconfianza y a la inseguridad, porque ver la perfección de Harry pavoneándose por los alrededores era suficiente excusa.
Pensar en que quizás no era el único que encontró algo especial en el pirata, o que muchos podrían verlo como él lo hacia maravillado, no le gustaba en lo absoluto, no le gustaba para nada y precisamente por ello Harry evitó el restregárselo en la cara esa tarde, por muy claro que fueran aquellos celos plasmados en sus gestos.
Ambos respiraron con leve temblor.
—¿Puedo desnudarte justo aquí?
—¿Hay alguna razón cuerda para el espectáculo?
—Tengo dos, en realidad —el asiático rió, sintiéndose levemente aliviado por esa dulce y maliciosa compañía intentando distraerlo —Primero, porque estoy realmente excitado por solo pensar en hacerlo aquí mientras todos nos ven —una mueca de asco hizo que el pirata riera esta vez —Segundo, porque me siento jodidamente celoso cada que alguna estúpida chica te ve coquetamente... —Jay lo observó cuidadosamente ante la insinuación —y me gustaría mostrarles lo bueno que soy debajo de ti y a quién le perteneces.
Un pequeño silencio los hizo entrar en un cálido ambiente.
Era obvio que no sólo uno de ellos sufría por aquellas observaciones de reojo.
Aunque esto parecía más un consuelo indirecto por parte de Harry y la filantropía hacia su pareja.
El de pelo largo negó suavemente al notarlo, sonriendo por lo bajo y manteniéndose a un margen sereno mientras evitaba el besar apasionado a ese lindo chico que lo comprendía al instante.
—Eso sonó muy posesivo —los oscuros ojos de Harry rodaron con gracia.
—Te gusta que sea posesivo, bonito —Jay ya tenía a su mano derecha acariciando ese brazo cubierto de cuero y asintiendo con diversión —A mí también me gusta que lo seas —miradas dulces intercambiando sus más indescifrables sentimientos, esto era superior a cualquier charla —Aunque los celos no son lo mejor en una relación, se ven muy atractivos en ti —la última frase salió con un ronroneo travieso, uno que tenía la función de distraer la acusación que probablemente enfurecería al orgulloso Jay.
—No estoy celoso.
La mirada apartada hizo que Harry mordiera sus labios para evitar el soltar una carcajada por tal mentira.
—Me gustaría besar a alguien celoso.
—No será hoy.
El de pelo corto ya tenía sus labios sobre los del necio deportista, acariciándolos suavemente y con un lento movimiento.
—Los rubios no son mi tipo —el susurro llegó con un beso fugaz después —Eres la segunda persona a la que se lo digo.
Jay frunció el ceño por ello, pero pronto olvidó la duda causada gracias a una boca sedienta y sedosa.
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Carita hermosa: Una aventura en Auradon
FanfictionDespués de haber sobrepasado algunas odiseas malignas que intervenían en su relación, Harry y Jay se encontraban sonrientes uno al lado del otro, muy dispuestos a disfrutar de una historia juntos, esta vez, en el grandioso y luminoso reino de Aurado...