Gritos efusivos sonaban entre la multitud.
Los cascos azules corrían dominando esa pequeña pelota trasladándose por los aires.
Algunas corridas veloces, golpes con los palos de torneo por lo alto y pronto unas olas llenas de alegría encendieron ese peculiar inicio del partido.
Harry rió suavemente al ver cómo Jay se abalanzaba sobre el pequeño escudero Carlos en busca de la celebración.
La primera anotación por parte del asiático había sido espectacular, porque esa red hundiéndose por una ráfaga del hábil movimiento consiguió el puntaje esperado.
Una sutil canción de la banda y las voces en coro de las porristas acompañaron casi todo los tiempos.
El pirata agradecía el haberse trasladado al lado izquierdo de la trinchera alocada para evitar escucharlas.
Tal sitio era más que perfecto, pues tenía una buena entrada hacia la parte trasera de la tribuna, un lugar que se había convertido en su taller de tranquilidad y meditación con cigarrillos de compañía, además de poder observar a su lindo chico sin que las miradas filosas de los residentes lograrán meterlo en severos problemas a los que no se resistía en participar.
Gruñó al recordar la primera vez que acompañó al hijo de Jafar en sus victoriosos encuentros deportivos.
Esa tarde era tan cálida como sus propias manos acariciando el cuello del ferviente jugador estrella.
—No trajiste pompones —el pirata rió.
—Traje mi cuerpo para animarte.
Jay hizo una mueca de desagrado más que fingida y Harry la besó casto por unos segundos, con leve fastidio por su desplante mal actuado.
Un partido amistoso de apertura era el evento programado para ese entonces. El Tourney era ese deporte cliché que tanta emoción causaba en los estudiantes.
La pareja yacía muy cerca del campo deportivo blanquirrojo, además de tener al grupo de príncipes observándolos con sorpresa y desagrado a unos metros.
Harry ni se inmutó de aquellos murmullos y cotilleos difamándolo mientras tomaba un lugar en lo alto de la tribuna.
Su espalda descansó en la madera dorada y un gemido salió de sus labios por ello.
Ese día había estado más que cansado por todas las actividades y demás jodidos eventos de bienvenida que le correspondía como nuevo alumno.Lo único que le alegraba de tales situaciones era que Uma las disfrutaba placenteramente, porque Harry solo pensaba en entrar a su habitación cuando anocheciera y trepar a escondidas sobre ese cuerpo macizo que en ese momento se encontraba en la “Zona de riesgo” del juego.
—Eres Harry Hook ¿No es así? —una voz, que parecía una mala imitación de un acento británico, le hizo girar la cabeza y perder las cómodas alucinaciones.
—Eso creo —un rubio con el pelo rizado le sonrió, tenía unos tiesos labios y unos ojos que no parecían amistosos.
Su rostro le era familiar.
—Soy el príncipe Chad, un gran amigo de tu soberano, el rey Ben.
—¿Mi qué? —el contrario hizo ademán de hablar, pero algunos llamados desesperados tras él se escucharon, y muy claramente a decir verdad, ellos tenían miedo de un sucio pirata. Harry mordió su labio inferior por ello —Lo siento, ya sé quién eres, príncipe.
El nombrado empujó al tembloroso castaño que lo miraba con desaprobación a sus espaldas y continuó dirigiéndose al villano invasor cuando lo escuchó.

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Carita hermosa: Una aventura en Auradon
FanfictionDespués de haber sobrepasado algunas odiseas malignas que intervenían en su relación, Harry y Jay se encontraban sonrientes uno al lado del otro, muy dispuestos a disfrutar de una historia juntos, esta vez, en el grandioso y luminoso reino de Aurado...