Casa nueva...¿Vida nueva?

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~POV Jungkook~

-Oh, venga Kookie, !Lo pasaremos bien!

-Te he dicho ya que no me parece buena idea, Tae, no tenemos edad suficiente, nos meteremos en problemas.-Tae se limita a hacer un característico puchero, intentando como siempre persuadirme, y lo peor es que sabe de sobra que lo conseguirá.

-Solo será una noche, te lo prometo, además, es tu cumpleaños, no todos los días se cumplen 16.-Sonríe cogiéndome del brazo.

-¿Y si nos piden el carnet?

-Jeon Jeongguk...-Frunzo el ceño en señal de desagrado, el sabe que no me gusta que me llamen por mi nombre completo.-¿Te has mirado?, aparentas como 19, o yo que sé, ¿que portero se resistiría a tus encantos?

Suspiro, ese maldito alien sabe que no puedo resistirme a sus cumplidos, y en el fondo tiene razón, nunca he aparentado mi verdadera edad.-Bueno, pero si algo pasa, será únicamente responsabilidad tuya.

Se limita a sonreírme complacido, con aquella extraña sonrisa que hace entrever todos sus dientes, es bastante raro y gracioso.

Lo conozco desde que eramos pequeños, pero nuestra amistad es de apenas tres años, aún así el ahora es como un hermano, de hecho de pasa más tiempo en mi casa que en la suya, menos mal que su madre no es muy estricta, supongo que es por su trabajo, apenas pasa por casa, lo que le deja muy poco tiempo libre para pasar con TaeHyung. El es dos años mayor que yo, está por cumplir los 18, pero su carácter le hace parecer bastante más pequeño, en ocasiones pienso que está realmente loco, sin mencionar que desde que llegué a estado dándome la lata con un chico mayor que nosotros, parece un maldito acosador, si no fuese mi mejor amigo, habría huido de el hace mucho tiempo.

~Fin POV Jungkook~

3 años atrás

Jungkook salió del coche de su padre con una mochila negra colgada del hombro. Apenas eran las 9 de la mañana. No es que al menor de apenas 13 años no le gustase madrugar, pero las mudanzas nunca fueron su fuerte. Efectivamente, despúes de tantos años viviendo en la misma casa, ahora su padre y el se estaban mudando a aquél pueblo en el que de pequeños veraneaban. El joven creía recordar vagamente haber jugado con algunos niños de la zona, pero seguramente le costaría integrarse y el lo sabía, aquello de socializar no era su fuerte, se llevaba mejor con los libros, que no le insultaban ni juzgaban por su aspecto o preferencia por los videojuegos. Pero sabía de sobra que aquella mudanza no era por antojo de su padre, hace poco le habían despedido del trabajo, y solo allí había encontrada uno nuevo medianamente estable. Su madre murió cuando el apenas era un niño de 2 años por alguna enfermedad que desconocía, a su padre no le gustaba hablar de eso, pero aún así, él fue el que ayudó a Jeon Jeongguk a salir adelante, y el joven estaba bastante orgulloso.

-Bueno hijo, será mejor que entres y veas tu nueva habitación, yo iré enseguida con algunas cajas.-Sonrió el padre del menor, y este solo sonrió asintiendo con la cabeza y cogiendo las llaves que este le tendía en la mano.

Entró, observando el interior del edificio. No era ni bonito ni limpio, pero al menos parecía que podía mantenerse en pie, aquello era suficiente. La casa constaba de un pequeño salón, un cuarto de baño, una cocina minimamente equipada y dos pequeñas habitaciones. Jungkook, que era así como a el le gustaba que le llamasen, se dirigió a la habitación del final del pasillo, ya que su padre la había indicado que esa sería la suya, era ligeramente más grande que la otra. Soltó la mochila, y se asomó a la ventana que había en la pared del frente, observando como otro edificio más alto se alzaba. Justo en frente se encontraba otra ventana que parecía dar a la habitación de otro chico, que ahora al parecer se encontraba centrado en algún juego de ordenador. Aquello hizo sonreír a Jungkook, al menos ya no era el único al que le gustaban los videojuegos en el barrio, además, el chico no parecía mucho mayor que el.

El pelinegro salió de su nuevo cuarto, observando a su padre entrar con una caja al parecer bastante pesada, y en seguida se acercó para sujetarla.

-Lo siento papá, ahora mismo te ayudo con todo esto.-Dijo cogiendo el peso por completo para llevarlo a la habitación.-Por cierto,¿Sabías que en la casa de al lado hay otro chico al que le gustan los juegos de ordenador?.-Preguntó intentando no parecer muy emocionado, lo cual fue en balde, al fin y al cabo no dejaba de ser un niño. Su padre solo sonrió, lo cual al menor le hizo fruncir el ceño sin comprender el porqué de aquello.

-Hijo, ¿quieres que cuando tengamos todas las cajas en casa, nos acerquemos a saludar?, no hacerlo sería de mala educación.-Dijo aparentemente serio, aunque el chico sabía que a su padre le encantaba que conociese nuevos amigos, ya que aquello no era muy común.

Transcurridas 4 o 5 horas, las cajas estaban dentro del edificio, cada una en la sala correspondiente, y ya habían comenzado a vaciar algunas de ellas, cuando el estómago de Jungkook rugió por el hambre, lo que hizo reír a su padre y sonrojar al menor.

-Vaya, ya son casi las 2 y no tenemos nada para comer, el tiempo pasó volando.-Dijo el mayor de la habitación quejándose por su fallo.-¿Si pedimos pizza me perdonas?

Al pequeño se le iluminaron los ojos, amaba la pizza, así que su padre, sin esperar respuesta, fue a por su teléfono, y pasada una media hora estaban disfrutando aquel que para el era un manjar.

Al terminar, recogieron lo poco que habían ensuciado de la comida, y siguieron colocando cosas hasta las 5 de la tarde, cuando su padre sugirió que era buen momento para acercarse a la casa de al lado. La cocina estaba hecha un desastre, por lo que pensaron en ofrecer a sus nuevos vecinos algunos pasteles de arroz, por simple cortesía.

Tocaron el timbre de la casa de al lado, Jungkook notaba como los nervios se apoderaban de el, ¿Y si le caía mal al chico?¿Y si era otro matón como los que le empujaban en su antigua ciudad a la hora del recreo?, su padre notó aquella reacción, y tocó el hombro del chico, susurrándole ''Todo irá bien'', acompañado de una confortable sonrisa. No pasó mucho tiempo hasta que una encantadora mujer de pelo corto abrió la puerta, dándole un abrazo a su padre como si se conociesen de toda la vida, a lo que Jungkook reaccionó con una mueca de sorpresa. Tras el abrazo, la mujer se giró al menor, con una sonrisa que dejaba entrever todos sus dientes, a lo que pensó que era bastante raro, aunque aquella mujer rebosaba felicidad, era muy agradable.

-!Oh!, El pequeño Jeongguk, si no me equivoco, ¿Verdad?.-Dijo sin mover aquella sonrisa de sus labios.

-Eh...Si, soy yo.-Dijo aún más confuso. ¿Conocía a esa mujer?

-Bueno, pequeño es una forma de hablar, como has crecido, ya eres casi más alto que yo.-Estrechó al chico entre sus brazos como si lo hubiese hecho más veces antes, lo que al pelinegro le resultó bastante familiar, pero seguía sin atar cabos.-Espera aquí, iré a llamar a mi niño, entrad en casa y sentaos, por favor.-Dijo con dulzura. Aquella casa olía a canela, lo cual también le resultaba terriblemente familiar. Su cabeza iba a estallar en cualquier momento de tanta confusión, y su padre no hacía más que reír en un tono bajo que no pasó desapercibido para el menor.

No pasaron más de un par de minutos, hasta que aquella mujer volvió a bajar, seguido por un chico, al parecer de la misma altura que el menor.

-bueno, aquí está.-Dijo aquella mujer al niño que le seguía, señalándome. Este le miró por unos segundos, como si de un espectro se tratase, cambiando aquella expresión por una amplia sonrisa, calcada a la de su madre, comenzando a correr hasta el lugar en el que se encontraba el menor.

-!Jungkook!.-¿Jungkook?, vale, eso era raro, solo las personas que lo conocían bien lo llamaban así.-Kookie, cuanto tiempo, pensé que ya no volverías.-Aquello terminó de rebasar la paciencia del chico, no solo le había llamado por su mote, si no que había hecho uno a partir del primero.

Se separó unos centímetros de aquel chico tan extraño y miró a su padre.

-¿Qué está pasando aquí?

Counting Stars. (JinKook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora