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Julián Solo:

Ven a mi casa, veamos documentales juntos

Leo el mensaje sin ninguna expresión en particular y bloqueo nuevamente la pantalla, continuando con mi siesta de la tarde.

Todo últimamente se estaba volviendo tan irrelevante para mí. 

Cierro mis ojos y suspiro antes de acomodarme justo cuando el móvil vuelve a vibrar. 

Julián Solo:

Te extraño. 

Todo es tan irrelevante. 

En el manto suave de mis sueños se tejía un escenario verde jade, grandes hojas de bananero y palmeras dispersas entre la inmensidad de árboles frondosos y sus trepadoras lianas habían surgido de repente. Mi atuendo era el mismo, sin embargo, claramente sabía que esto era solo mi imaginación. 

— Pudo haber sido un charco lleno de lagartos —suelto, caminando tranquilamente por aquella jungla—, o yo siendo un lagarto. Le pondré mas empeño mañana. 

Estaba dispuesto a seguir andando sin rumbo fijo hasta que despertase, pero mi plan se ve interrumpido al escuchar unos quejidos a una distancia corta. 

Frunzo el ceño y con mucho cuidado me acerco a un mediano estanque del que parecía provenir aquel sonido. 

— ¿Hay alguien ahi? —inquiero con cierta precaución— ¿Es acaso un lagarto que se queja? 

Unos arbustos de helechos crecían a las orillas y se sacudían anunciando la presencia de algo vivo tras de ello. Dudo un poco antes de apartarlos, no quería despertar de un salto en el sofá. 

— Oh, vamos, no hay nada que perder —me digo a mí mismo. 

Con un poco de pánico aparto de una sacudida las hojas del helecho y de golpe mi terror aumenta al doble al ver una gorda y larga pitón enroscada fuertemente en su presa, quien trágicamente era un niño de unos doce años totalmente inmovilizado que se quejaba con dificultad. 

— Ayúdame... 

La boca de aquel reptil se abrió con exageración, lista para devorar, cuando los ojos de aquel niño me miraron revelando aquel gris metálico que aceleró mi corazón con un terror abrumador. 

— ¡Julián! —grité, entrando al agua y extendiendo mi mano hacía él— ¡Soportalo, voy a sacarte de ahí! 

Era imposible, yo lo sabía perfectamente, pero no quería creerlo. 

Sus comisuras se estiraron levemente y me miró con cierta ternura. 

— Te dije que te extrañaba.

Un salto en el sofá fue poco ante la caída que me di al despertar de aquella pesadilla. Me sacudi cada extremidad con los nervios de punta y despeine mi cabello pensando todavía en aquella asquerosa serpiente. 

Mi respiración estaba agitada, limpie el sudor de mi frente con mi mano y traté de recuperar mi pulso normal antes de tomar mi móvil y ver nuevamente el mensaje de Julián, ahora de una manera diferente. 

Para Julián Solo: 

¿Aun está en pie la oferta? 

Rápidamente escribí un nuevo mensaje.

Para Julián Solo: 

Llevaré comida, asegúrate de que sea de cocodrilos. 

Vi ambos mensajes y su última conexión desde hace más de dos horas con cierto temor. Suspiro y veo que ha cambiado también su foto de perfil, ahora había colocado una en la que lucía excepcionalmente guapo en los jardines del campus, siendo lo que más me atrapó, junto a su sonrisa, sus majestuosos ojos azules.

Me llevo la mano al rostro con cierta vergüenza y tecleo otro mensaje.

Para Julián Solo: 

Yo también te-

Me exalto ante el azotar de la puerta, haciéndome cerrar el chat de golpe solo para ver que ya era de noche y quien entraba tan apresurada era Tetthys; agitada, con el maquillaje corrido por sus lágrimas y una expresión de desconsuelo me miró.

— ¡Kanon! —grita entre un sollozo— ¡Es Julián, una serpiente le ha mordido!

La noticia llego a mis oídos y mi cerebro trato de volverla poco creíble. ¿una serpiente? ¿cómo es eso posible? Él las cuida muy bien, él las guarda muy bien.

Los recuerdos de mi sueño cayeron como un balde de agua fría que me congeló hasta los huesos. 

Tetthys toma las llaves del auto y me pongo en pie rápidamente para acompañarla. Maneja con prisa mientras limpia sus lágrimas y no compartimos ninguna palabra, yo aún trataba de darle un sentido a todo esto.

— Todo estará bien —pronuncio a Tetthys, tratando de calmarle—. Él las mantiene encerradas, no dejaría una muy venenosa fuera. 

Asiente tratando de parar su llanto y me obligo a sonreír. 

— Ya verás que al llegar estará burlándose por habernos preocupado tanto; no debe ser muy grave. 

A pesar de soltar esas palabras para Tetthys, mi corazón también quería con todas sus fuerzas abrazarse a ellas, convencerse de que eran una verdad. 

Nuestra llegada al hospital fue rápida al igual que nuestra entrada, luego de las indicaciones de la enfermera en recepción corrimos hasta donde Saori miraba en silencio hacia dentro de una sala. 

— ¡Saori! —llamo Tetthys— ¡¿Qué sucedió?! 

Ambos seguimos su mirada, y fue ahí donde tuve que enfrentar la realidad a la que no me quería enfentrar. 

— Fue una Coral. 

Esa voz acompañó dolorosamente la triste visión de aquel joven y atractivo chico inmóvil en una cama de hospital; pálido, silencioso, sin intención de despertar. 

El ex de mi novia (Five Shot)☑️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora