Capítulo 1. De vuelta a las añoradas montañas.

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Extendida en la hierba del prado, respiraba el aire puro que vagaba en las montañas. Con los ojos mirando al cielo, los brazos doblados bajo la cabeza a modo de almohada. Una pequeña brisa le acarició el rostro. Cerró los ojos y recordó una canción que su madre solía cantarle de pequeña. Echaba de menos las mañanas en las que su madre preparaba el desayuno y la llamaba para desayunar junto a su hermana Verónica, su hermana mayor, la cual ayudaba siempre a su madre en las tareas del hogar y en los estudios de Carol. Ella era la pequeña de la casa, por lo cual solo se dedicaba a jugar y balancearse en el columpio que su madre le había construido con un neumático y un par de cuerdas atadas a un gran árbol junto a la casa.
Su casa estaba un poco alejada del pequeño pueblo, situada en las montañas, solía correr y bajar rodando por la hierba de ese mismo prado en el que ahora estaba extendida recordando su infancia.
Su madre murió cuando ella apenas tenía trece años. Su vida cambió por completo cuando se tuvo que marchar a Sallen con su hermana y comenzar una nueva vida en la gran ciudad. Verónica empezó a trabajar de camarera en un pub nocturno. Aquello fue duro para ellas, ya que no estaban acostumbradas al bullicio de gente, el gran tráfico y las numerosas calles y avenidas de Sallen en las que se perdieron numerosas veces. Aunque poco a poco fue acostumbradose y aprendiendo a vivir allí. Conoció a mucha gente con la que empezó a trabar amistad, en especial con Sheila.

Dio un enorme suspiro, el olor a la hierba mojada, los pájaros brincando a su alrededor y las flores de la primavera le transmitían una tranquilidad absoluta que extrañaba demasiado. En Sallen la contaminación es elevada, además el ruido del tráfico no deja escuchar el canto de los pájaros. Estar de nuevo en las montañas es como volver al paraíso.

Casi cinco años se dicen poco, pero para ella había sido mucho tiempo, tiempo en el que su vida había cambiado absolutamente. Tomar la decisión de viajar sola durante cuatro horas y media de avión y una hora de autobús había sido difícil. Su hermana le aconsejó que esperase a que a ella le dieran las vacaciones de verano para viajar juntas, pero ella no podía esperar ni un minuto más y decidió viajar sola.

Me encantaría sonreírte todos los días de mi vida. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora