Black Reaper en DXD

Capítulo 3

A la mañana siguiente me desperté, me hice un café y lo tomé leyendo un libro. Issei bajó y se sorprendió al verme.

-Buenos días, hermano.

-Mmm.

-¿Qué ocurre? ¿No puedes dormir?

-No es eso.

-¿Entonces?

-¿Qué pasó con Reynare?

-...

-¿Aún no te decides?

-Yo...no.

-¿La chica pelirroja te dijo algo?

-¿Eh? ¿Hablas de Rias-sempai?

-Probablemente.

-...Hermano, ¿crees en los demonios?

-Si.

-¿En serio?

-Para los humanos probablemente Reynare sea una demonio.

-Pero ella es un ángel caído.

-¿Quién te lo dijo?

-Rias-sempai.

-Hmm.

-Hermano.

-¿Ahora qué?

-Si yo me convirtiera en demonio, ¿qué pensarías?

-¿Por qué me preguntas?

-Solo es una suposición.

-...Haz lo que quieras. Si quieres vivir tu vida como demonio adelante, si prefieres vivir como humano, perfecto. Es tu decisión.

-¿No te gustaría ser un demonio hermano?

-¿Y perder la poca humanidad que me queda? No. Además, no me gusta seguir las órdenes de nadie.

-¿Entonces cómo hacías para trabajar?

-Hacía lo que sabía era adecuado. Nunca me ordenaron hacer nada porque mi rendimiento era el esperado, solo me llamaban para las reuniones y sabía que tenía que asistir.

-Oooh. Espera, yo nunca mensione que tendrías que seguir ordenes.

-Eres más listo de lo que aparentas.

-¡¿Qué?!

-Si te conviertes en demonio debes servir a alguien, lo mismo si te conviertes en ángel o algún otra especie. Es la ley natural. ¿Por qué crees que los humanos siguen a un gobernador?

-...Eso es verdad.

-Como dije, haz lo que quieras.

-De acuerdo.

Issei se fue a la escuela, yo decidí quedarme en casa un rato para luego salir y buscar algo interesante qué hacer.

-Si no mal recuerdo hoy no pasa nada interesante, solo atacan a Issei. Mañana es cuando viene Asia. ¿Qué haré?

-¿Qué te parece si comemos?-escuché una voz familiar.

-¿Eto?-dije sorprendido, aunque no lo demostré.

-Hola, Kaneki-kun.

Nota: El apellido del protagonista de Tokyo Ghoul es Kaneki y el nombre es Ken, como yo soy algo así como su reencarnación en ese mundo es normal que me llamen Kaneki.

-¿Cómo...?

-Igual que tú. Nunca pensé que de verdad pudiéramos reencarnar. Te debo una comida.

-Veo que recuerdas nuestra apuesta.