Capítulo 4

93 17 3
                                    


Corrió hasta llegar al edificio donde vivía y subió por las escaleras con las ultimas fuerzas que le quedaban. Entró rápido, cerró y lanzó su mochila sobre el sillón en L de la pequeña sala para luego dirigirse al baño. Al entrar se quedó parada frente al espejo mientras que la imagen de Sesshomaru Taisho aparecía en el.

Su corazón latía frenético. Su reiki empezó a elevarse, estaba descontrolado, jamás había pasado algo así.

¡Basta! ¡Basta ya! —Gritó llevándose las manos a la cabeza y dejándose caer de rodillas mientras todas las cosas que tenía en el estante caían y el espejo terminaba en pedazos.

Se recostó en una de las paredes con los ojos cerrados y tras varios minutos logró retraerlo.

Cuando sintió que estaba más tranquila abrió los ojos y vio todo el desastre que había dejado. Había vidrio por todas partes, pero, vaya, ¿ahora podía crear barreras?

¿Qué es lo que estaba pasando con ella?

¿Y si el señor Taisho era un Youkai que leía la mente? Quizá había leído la suya. Sus pensamientos sobre la relación que ella pensaba, tenía con alguna chica del edificio y le había lanzado una maldición.

Tenía que ver al señor Taisho.

Haruko le había dicho que su reiki era muy fuerte, que podría combatir y purificar cualquier demonio si lo quisiera.

¿Pero en qué estaba pensando? Podría matarla.

La barrera empezó a desaparecer y luego se puso en pie.

Y si ella, ¿Era alguna especie de demonio? O al menos alguien de su familia tuvo algo con un Yōkai. ¿Y si ella y el señor Taisho eran parientes?

«Pero que cosas piensas —se dijo—»

Bueno, su hermano no tenía la luna, ni su madre, ni abuelo. Quizá era por parte de su padre.

Estaba empezando a dolerle la cabeza, necesitaba respuestas. Lo primero sería llamar a Haruko, ella sabía acerca de cosas espirituales y Yokais, ella sabría qué hacer.

Golpes en la puerta la sacaron de sus pensamientos. Estaba lista para luchar de ser necesario.

—Kagome —era la voz de Haruko— ¿Kagome? ¿Estás bien?

La azabache abrió aliviada. Aunque era una locura pensar que Sesshomaru estuviera ahí.

—Pasa —la invitó con una pequeña sonrisa— aún es temprano, no estoy lista.

—Está bien. No es por eso que vine antes. —se sentó en el sillón en L que tenía Kagome.

—¿No? —inquirió— ¿Pasó algo? —dijo mientras cerraba la puerta—No me digas que tu padre se enteró de lo que hiciste. —se sentó junto a su amiga.

—Te fuiste corriendo —soltó preocupada— Tu reiki estaba elevándose y estaba afectándome.

—Lo lamento—la interrumpió— no era mi intención.

—Kag, no es eso. Sé que no querías lastimarme Estaba preocupada. ¿Pasó algo? Dime, quizá pueda ayudarte.

—Haruko... yo... no sé qué pasó —tapó su cara con las manos y las lágrimas empezaron a salir.

—Kag, tranquila. Dime que ocurre —La abrazó dejando la cabeza de su amiga sobre su pecho mientras con una mano daba pequeños masajes en la espalda.

—Es una locura. —dijo entre sollozos— es él, el señor Taisho.

—¿Qué ocurre con él?

—Yo... ayer lo vi. —Haruko detuvo su mano unos segundo y luego siguió con los pequeños masajes en la espalda de su amiga— él estuvo frente al edificio.

—¿Ya lo conocías?

—No, bueno, verás —se separó de su amiga— Ame y yo salimos a cenar. Había alguien al otro lado de la calle. Cuando llegó hoy, reconocí su cabello. Y cuando lo ví. Yo... sentí su yoki, el reiki empezó a salir, pero no sentí miedo. Y luego está la luna en su frente. —apuntó su cuello— es extraño ¿No crees?

—Kagome, ¿eso es todo? —la miró extrañada.

—¿Todo? —alzó una ceja.

—Kag, me refiero a que si no sentiste algo cuando pasó cerca de ti.

—¿Qué se supone que debía sentir?

—Bueno, no sé.

—Lo vi en el espejo del baño. Y tenías razón —dijo en un tono un poco molesto— te mostraré algo— la tomó de la mano y la llevó al baño. —Mira —Haruko abrió sus ojos asustada—ahora si crees que algo raro está pasando.

GamanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora