Demasiado dulce

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Cuando el idiota teñido de naranja se ofreció a hacer "cualquier cosa" para hacerme sentir mejor nunca imaginé pasar tanta vergüenza en toda mi vida y tan seguido, cualquier cosa desde traerme golosinas y películas rentadas para ver se transformaba en dramáticas demostraciones de afecto en cuanto abría la puerta, debo admitirlo, las primeras 3 veces me dio mucha gracia ver al enano cargando todo tipo de cosas dulces para mi y con los ojos iluminados y una gran sonrisa a pesar del peso de todo lo que cargaba, al menos una vez por semana era muy entretenido pasar tiempo con el, manteniendo sus visitas en secreto y advirtiendo a sus padres de no contarle a su grupo de amigos, faltar a la escuela no fue un gran problema pues convenció a su madre de mandar una excusa al director para faltar por lo menos un mes y ya faltando una semana el enano comenzó a molestarme debido a mi ausencia en la escuela.

-Bobe, no es como si alguien fuera a extrañar ser lanzado por las escaleras o tener tachuelas en las sillas y creo que el viejo no ha visitado tanto la oficina de detención desde que no estoy, a nadie le importa.
Le espetó a Darwin esperando que lo dejara así.

-Eso es horrible Julius, todavía no entiendo como no te han expulsado.
-Pff, no es como si tuvieran otra opción, remarcó con burla-No es más que una escuela mediocre que cada año se va quedando sin alumnos y nadie cuerdo quiere meter a sus hijos ahí.

Darwin enmarcó la ceja disgustado,¿qué estas insinuando Julius?
-Ya deja en paz ese tema, vuelvo la semana que viene.
-¿Cuál es la definición de cordura según nuestro querido bravucón?
-Déjame en paz Bobe, yo mismo soy tan raro y molesto en algunas ocasiones;pero no tanto como tú y tu hermano, o el tipo colorido pidiendo a gritos una novia.
Darwin se rió con algo de culpa y finalmente lo dejó así, pero como era el Darwin que conocía desde hace ya tres años insistía en invadir todo su espacio personal, a veces tomándolo por sorpresa y haciéndole cosquillas sobre el sofá de la sala mientras veían películas, pero nada como los besos en la mejilla que solía darle cuando ya estaban en la puerta de su casa, y no es como si a él le gustara ser besado por el mocoso, sino que siempre encontraba una manera de distraerlo  para besar su mejilla y salir corriendo.
Lidiar con la exasperación ya era algo más fácil para el desde que conoció al pez cuando este tenía 13 y el 16,pero no es como si fuera muy común ver a un chico gótico con problemas judiciales ahora de 19 años ser besado por uno de 16 completamente adorable con tanto amor sabiendo que no eran familiares, mis buenos vecinos comenzaron a chismosear y especular sobre la relación que teníamos.
-¿Lo estará extorsionando? Decía preocupado un anciano
-Que lindos, decían algunas señoras
-¿Esto no es ilegal?, que pensaran los padres de ese niño.
-Pará el amor no hay edad, esos y otros comentarios estúpidos que no pasaban desapercibido por el peligris, el morbo llegó a tanto que algunas niñitas molestas tocaban su puerta para preguntar cosas extrañas relacionadas a bidujitos homosexuales.
Y para colmo,las pocas veces en su última semana de descanso no podía salir a cometer sus fechorías a gusto porque algunos que ya habían oído los chismes se reían a sus espaldas sin el menor miedo a que les partiera los dientes de un golpe,cosa que hizo hasta que dejaron de hablar estupideces.


Creo que no tengo más inspiración por el día de hoy, este capítulo está incompleto, espero que lo disfruten, y probablemente suba la continuación ésta semana dependiendo de mi humor, los quiero.

Dame otra razón para odiarte(Bombwin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora