Varios días han pasado desde el regreso de Zeus al Olimpo, y las cosas se han vuelto tensas. La deidad esta más irritada que nunca, respondiendo con agresividad ante el menor estimulo negativo.
Ante esta situación, sus compañeros de panteón han decidido darle su espacio, la gran mayoría tomando un tiempo para vagar entre los mortales y conocer su mundo. Eso al menos quienes habitan el Olimpo, pues dioses como Poseidon o Hades simplemente se mantienen en sus respectivos reinos, uno indiferente de la situación de su hermano mientras el otro lo toma con humor.
Solo Hera, Artemisa, Apolo, Hermes y Efesto se han quedado en el monte, pero ninguno intenta hablar con su rey. La única alma que le hace compañía al dios y trata de brindarle apoyo es su fiel águila Jupiter, quien permanece a su lado sin decir nada, simplemente otorgándole su compañía.
Tras un largo tiempo, la soledad y el aburrimiento golpean al dios, quien cae dormido por primera vez en varias semanas, permaneciendo sentado en su trono.
Así pasan las horas, o los días, quien sabe, hasta que los incesantes chillidos de su mascota lo despiertan.
- ¡Jupiter! ¿A qué se deben tus gritos?- pregunta claramente molesto. Pero en respuesta, un estruendo, proveniente de un poderoso impacto resuena. Zeus se apresura a levantarse y salir de su salón privado, sorprendiéndose al ver a su esposa y a tres de sus hijos en el suelo. El único que permanece en pie es Efesto, quien aun sostiene un gran martillo pero respira con dificultad.
- Padre- susurra débilmente el dios antes de caer. A la velocidad del sonido, Zeus se mueve para atrapar a su hijo, recostándolo con suavidad en el suelo - Padre, lo, lo intente- dice débilmente, con sangre saliendo de su boca.
- Hijo ¿Quien se atrevió a hacerte esto?- pregunta el soberano. Efesto trata de responder, pero es incapaz al empezar a toser con violencia, lanzando sangre de su boca mientras se convulsiona -¡¡¿Quien se atrevió?!!-
- Esa fui yo- responde una voz serena, proveniente de un cuerpo recargado en una gran columna, oculta en parte por las sombras. Electricidad recorre el cuerpo de la furiosa deidad, pero es Jupiter quien se abalanza primero. Más en un movimiento imperceptible para el ojo humano, una especie de cuchilla rasga de manera superficial el pecho del ave, sin infligir daño letal. Pero esto es suficiente para que caiga al suelo, retorciéndose de la misma forma que Efesto. Sin pensarlo, Zeus concentra energía en su puño derecho y salta contra la invasora, destrozando el pilar donde se recargaba de forma inmediata, más sin lograr acertar en su objetivo, quien se mueve velozmente para evitar el ataque. Zeus no pierde el tiempo, lanzando rayos de sus manos a la posición donde ella se encuentra, pero sin lograr atinar un solo ataque debido a su gran velocidad.
Y otra vez, aquella cuchilla se mueve a una velocidad asombrosa, con intensión de apuñalar al dios. Pero este atrapa el filo con sus dedos, sin que estos reciban daño, deteniendo el ataque y sujetando al objetivo el tiempo suficiente para acertarle un rayo en el pecho, impacto que la manda a estrellarse contra uno de los muros, el cual por poco atraviesa.
Entre quejidos trata de reincorporarse, pero antes de que sus pies alcancen el suelo Zeus la aprisiona contra la pared, reteniendola al colocar su antebrazo izquierdo en su cuello, mientras mantiene la palma derecha abierta, emanando electricidad de esta. Allí por fin pudo observar a la invasora, una hermosa mujer de dos metros diez de altura, una cabellera no muy larga y cubierta de extraños tatuajes y vestimentas. Pero lo más resaltante, eran dos cuchillas provenientes de sus brazos y una gran cola acabada en un aguijón dorado. Al tenerla tan cerca, pudo notar un aura divina proveniente de ella.
- Tu falsa diosa ¡¿Por que has atacado a mi familia?!-
- Lamento lo de ellos, necesitaba llegar a ti- responde de forma entrecortada al tener el cuello presionado, pero sin mostrar mucha preocupación por su situación.
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Zeus: Desafiando a los dioses.
Science FictionDespués de los eventos de Hércules vs Thor, Zeus decide que es hora de demostrar que es el más poderoso de los dioses.