Zeus: Desafiando a los dioses.

Capítulo 6: Zeus vs Yahvé.

El paraíso, el reino blanco donde las almas de aquellos que adoran a Yahvé, y han seguido sus mandamientos, van a pasar la eternidad. Lugar que, aunque se nieguen a admitirlo, la gran mayoría de los dioses envidian, debido a su belleza, opacando incluso al imponente Olimpo.

Aquí, Yahvé permanece casi todo su tiempo sentado en su trono, vigilando a los mortales bajo su cuidado, dando una vuelta de ves en cuando por su preciado reino. Mientras, las almas disfrutan del gozo eterno junto a los ángeles y Arcángeles,  algunos de los cuales conviven con los mortales, otros solo se mezclan con los de su tipo y un numero muy reducido se encargan únicamente de resguardar la seguridad del lugar.

Tiempo atrás, no habría sido necesario contar con seguridad angelical, puesto que nadie se había atrevido a atacar tan sagrado lugar. Pero esto cambio cuando uno de los hijos de dios, Lucifer, se manifestó contra su padre, argumentando que era un falso y patético al no cumplir con castigar el alma de los pecadores. Su padre intento hacerlo entrar en razón, puesto que en su corazón no había lugar para castigar, no toleraba ver a las almas sufriendo tras la muerte. Pero el ángel no atendió a razones, exigiendo poder castigar a aquellos que lo merecieran, cosa que su padre denegó. 

Con esta respuesta, decidió que tomaría el lugar de Yahvé, reinando para decidir quien merecía el descanso y quien el castigo. Pero era evidente que Dios, a pesar de no ser violento, no aceptaría perder su trono y en aquellos momentos el poder del ángel era muy inferior al de su padre, razón por la cual empezó a buscar formas de aumentar su poder, llegando a rincones muy oscuros. Descubrió las fuerzas demoníacas vagando por el universo, aprendiendo a dominarlas en poco tiempo para después hacerse de aliados, convenciendo a otros ángeles de unirse a su causa. 

Pero todo esto no paso inadvertido frente a los ojos del creador, quien en un acto de buena fe, envió al arcángel Miguel a dialogar con su hermano, darle una ultima oportunidad de dejar todo atrás. Pero Lucifer no hizo otra cosa que atacarlo, para después marchar junto a sus compañeros para derrocar a su padre.

Los ángeles que aun se mantenían junto a dios se prepararon para la batalla, pero Yahvé intervino, apartando a todo ángel, de ambos ejércitos, para pelear solo contra su creación. Tras su victoria, con todo el dolor de su corazón, decidió que las acciones de su hijo no quedarían impunes, exiliandolo a el y a sus aliados del paraíso para morar en el infierno, arrebatandoles sus cuerpos angelicales para que la fuerza demoníaca los consumiera, transformándolos en eso, demonios. 

Pero aún con todo, Lucifer gano algo, pues su padre le dio un reino entero para gobernar y la disposición de las almas pecadoras para ejercer sobre ellas el justo castigo. 

Desde su exilio, ningún demonio ha puesto pie en el paraíso ni ha intentado invadir, pero las precauciones se han mantenido por ordenes del señor. 

Y ahora, el primer intruso en mucho tiempo se hace presente, pero no es un demonio. Un destello eléctrico, seguido por una encegecedora luz, se presenta frente a las puertas del cielo, provocando que San Pedro deba apartar la mirada. Una vez puede volver a ver, su sorpresa no se hace esperar.

- ¿Cómo has llegado hasta aquí con tu cuerpo mortal?- pregunta el hombre.

- Ja, mi cuerpo no es de mortal portero. Soy el poderoso Zeus, rey del Olimpo y me encuentro aquí para ver a Yahvé- 

- Este es su reino, debe dirigirse a el con respeto- afirma firme el santo.

- Tal ves sus inferiores, pero yo soy superior a el- esta afirmación indigna a Pedro- Ahora déjame entrar- 

- Solos los creyentes libres de pecado pueden pasar al paraíso-

- Escucha mortal, o me dejas pasar o arrancare esas puertas-