Capítulo 7: Zeus vs Quetzalcoalt.

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El poderoso rey del Olimpo vuelve a sus dominios tras ese inusual encuentro con Yahvé, notando como al instante de salir del paraíso, todas las heridas causadas por aquel dios desaparecieron, es más, malestares y heridas leves permanentes de batallas anteriores también han sanado, dándole al dios una sensación de bienestar que no tenía desde antes de enfrentar a Odín. 

Al llegar a la cima del monte, Hermes no tarda en bombardearlo con preguntas.

- ¿Cómo te fue? ¿Era fuerte o débil? ¿Tenía algo que pareciese valioso?- 

- Es cobarde pero inteligente, se negó a enfrentarme, admitió que mi poder y mi habilidad era superior a la suya. Y respondiendo a tu otra pregunta, no, dudo que encuentres algo de valor en su reino, no parece que le atraiga mucho lo material- 

- No pierdo nada con ir a ver- y en un parpadeo, el dios de los ladrones desapareció.

- ¿No crees que intentar robarle desate su furia sobre nosotros?- le pregunta Hera a su esposo, notando como este ni siquiera intento detener a su hijo.

- Ya lo dije, se acobardo ante mi. Y solo es un dios, no tendría oportunidad en una guerra contra el Olimpo- menciona sin mucho interés pasando a lado de ella.

- Eso mismo dijiste sobre los nórdicos- susurra para si misma la diosa, provocando que Zeus pare en seco.

- ¿Tienes algo que decirme mujer?- pregunta en tono autoritario.

- No cariño- le responde en tono dulce, claramente fingido.

- Eso pensé. Ahora, si me disculpas, mi labor aun no termina- sus ojos desprenden chispas ante esa afirmación. 

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Lejos del Olimpo, en tierras cálidas y húmedas, un dios de piel azul observa el cielo, apoyando sus manos sobre su enorme hacha. De manera repentina, una enorme figura se hace presente a sus espaldas, pero la deidad no se molesta en girar la vista, sabe muy bien de quien se trata.

- No sabía que traerías una tormenta hoy Tlaloc- menciona la figura, referente a como las grises nubes cubren el cielo, iluminando este de vez en cuando con impresionantes rayos y ensordeciendo los ruidos de la selva con poderosos truenos. 

- No soy yo quien esta haciendo esto hermano- responde con tranquilidad.

- En ese caso, parece que llego nuestro turno- 

- No, su turno- la gran figura levanta la vista, observando el negro cielo sin parpadear. Un rayo ilumina el ambiente y una vez su luz se pierde, el poderoso Zeus yace flotando varios metros arriba de ambas deidades. 

- Busco al más poderoso de su panteón-

- ¿Por que supones que no lo estas mirando?- dice una de las deidades, de cinco metros de alto y con apariencia de jaguar.

- ¿Crees que soy un tonto?- el dios gruñe ante la respuesta- Se que no eres tu, ninguno de ustedes dos. Escuche que es una imponente serpiente, cuyas escamas son impenetrables y que respira fuego cual dragón- 

- Así es, nuestro hermano Quetzalcoalt, el señor de los vientos-

- Quetzalcoalt, ¿con que así se llama? Espero que haga honor a su reputación- 

- No te decepcionare Zeus- responde una imponente voz a sus espaldas. El dios del rayo no se percato cuando la deidad mexicana llego a su encuentro- Te puedo asegurar, que nuestra batalla sera legendaria- 

- Es lo mínimo que espero- afirmo el dios del rayo con una sonrisa. Sin dar tiempo lanzo una poderosa descarga desde sus manos, pero no espero que su enemigo reaccionara a tiempo, lanzando una llamarada desde su boca. Ambas fuerzas chocaron, generando una poderosa explosión que aparto a ambas deidades. Al recuperarse, Quetzalcoalt arremetió contra su enemigo, tratando de atraparlo entre sus fauces, pero Zeus lo evito, embistiendo su enorme cabeza para así ambos colisionar contra el suelo, generando un gran cráter. 

Zeus: Desafiando a los dioses.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora