Anais
La mañana después de mi cumpleaños me desperté, el sol hacía que mis ojos ardieran. —odié haber dejado la ventana de mi cuarto abierta— Me dí cuenta que estaba en el suelo, junto al chico pálido que era mi mejor amigo. Me burlé por un largo tiempo (o al menos me pareció que fue largo), este chico tenía mi minifalda negra puesta y la ropa interior corrida, además de que estaba descamisado. Estaba bocabajo y sus nalgas estaban revelándose. Decidí dejarlo quieto y me levanté, mi cabeza estaba a punto de estallar. Ví la computadora portátil encendida y eché un vistazo, el perfil de Elizabeth (de Chris) estaba abierto. Las fotos que estaban subidas eran mías con él usando mi ropa y las extensiones de cabello. —debí perder la conciencia por el alcohol ya que no recordaba haberme tomado esas fotos— Después de revisar las fotos, miré las solicitudes de amistad y me sorprendí al ver que eran muchísimas. Revisé a las personas que estaban ahí y en ese momento ví a César, me emocioné al instante y grité, fue cuando noté que Chris se levantó y me preguntó qué pasaba. Cuando le dije que echara un vistazo para que viera quién le había mandado la solicitud se pasmó. Lo noté sorprendido, su rostro estaba contraído y quise reírme envés de eso tomé acción y acepté la solicitud, no se percató de ello hasta después y luchamos por el mouse. Recibió un mensaje de César y nos detuvimos. El mensaje me parecía bastante cursi para un saludo. Christopher no quiso responderle y dejé que fuera él quien lo hiciera; no soy tan entrometida. Se fue a su casa luego de cambiarse la ropa.
Pasaron un par de horas y recorrí la casa buscando a mis padres, pero no habían llegado ninguno del trabajo. Debería darme igual ya que mis padres casi nunca estaban en casa y menos en mi cumpleaños, intentaban recompensarlo con cualquier regalo, y para mi cumpleaños 19 me dieron un vestido rojo muy bonito. Decidí llamar a Christopher y hablamos por mucho tiempo de cosas poco interesantes y estúpidas.
—¿Por fin le has respondido el mensaje? —le pregunté luego de una conversación trivial.
—Sí lo hice... Pero esto es una locura, siento que va a terminar mal.
—Para mí es como una película romántica —comenté luego de morder mi labio y comencé a jugar con el cable enrollándolo en mi dedo y haciendo movimientos circulanres—. Tal vez luego de esto se dé cuenta que eres su verdadero amor.
—Tal vez... —le escuché responder luego de un largo suspiro—. Ha dicho que le parezco linda —agregó haciendo un extraño énfasis en «linda»—. Me sentí muy raro.
—¿Y qué más te dijo? —indagué. Siempre tenía yo que sacarle las palabras.
—Que le gustaría conocerme... Me preguntó a qué colegio iba y no supe qué decirle así que le dije que tengo clases en casa con un profesor particular... Y me preguntó por tí, por las fotos que subimos ayer... Preguntó qué parentesco tenías conmigo.
—¿Y le dijiste que...?
—Que éramos primos... Digo primas —corrigió después con una pequeña exaltación—. Seguro ahora tal vez te haga preguntas sobre mí... La tal Elizabeth, cuando vayamos a la escuela el lunes.
—Amm... ¿Qué quieres que le diga y qué no quieres que diga?
—Realmente no lo sé, en eso tú serías mejor que yo... No lo arruines.
—En qué extraño círculo de amor me acabo de meter —me burlé. Todo esto era loco, pero debo admitir que me encanta el romance aunque eso solo lo sabe Chris. Por lo general tiendo a ser una chica tosca.
—Bueno, fuiste tú quien inició la idea.
—Sí, tienes razón.
—Oye... Cambiando de tema... —Chris vaciló por un momento y luego volvió a hablar—: ¿Ya llegaron tus padres?
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El Salón De Los Subordinados
Fiksi RemajaPuedes vivir un mundo lleno de mentiras y secretos sin darte cuenta. Estudiantes que creen vivir una vida cotidiana normal no se percatan que viven una vida loca fuera de la monotonía. Las mentiras unen al grupo y al mismo tiempo los separa. ¡Bien...