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Aquella noche, mientras el alcohol se le metía en la sangre y las botellas vacías iban en aumento, Hawks había tomado el valor de expresar una de las tantas cosas que había estado ocultando de Enji Todoroki.

Jugaba con el vaso entre sus dedos, balanceando su contenido y evitando la mirada ajena que de pronto se había vuelto penetrante e intimidante. El color se le acumulaba en las mejillas y, con torpeza, había empezado a hablar, riendo cada tanto.

—Yo... Realmente admiro a Endeavor— admitió, sus ojos brillaban— Estoy feliz de que ahora seas el héroe número uno, te has ganado ese lugar.

Apretó los labios, no sabía cómo continuar aquella confesión, ni siquiera sabía la forma en que Endeavor iba a reaccionar.

Endeavor me gusta...— la voz se le apagó por un instante, se sentía asustado de tener al pelirrojo mirándolo con tanta atención, pero se atrevió a alzar el rostro con esa sonrisa pícara que lo caracterizaba, fingiendo valor— Yo creo que me he enamorado, es gracioso ¿no lo crees?

Una risa nerviosa se le escapó al ver la mirada de Enji, ¿la noticia le había caído tan mal como para parecer tan desorientado?

—Oye, de verdad no sé cómo pasó, quiero decir, debe ser extraño que un tipo de mi edad te diga algo así y...

Hasta ahí había quedado su torpe declaración, pues ya tenía al héroe pelirrojo sosteniéndole el rostro y besándole con una brusquedad que desconocía. Hawks no se lo pensó por la ebriedad y concluyó que eso debía ser una respuesta afirmativa, respuesta que le era suficiente para besarle de vuelta, con el estómago ardiendo y sintiendo el vello de su nuca erizarse.

• • •

Enji Todoroki se mantenía tirado sobre su cama, observando el techo con detenimiento aunque no le prestará ni un poco de atención al lienzo blanco frente a sus ojos. Los hechos seguían algo revueltos y distorsionados en su cabeza, probablemente aquello era culpa del alcohol que había ingerido aquel día, pero sí que recordaba algo, lo mismo que no le había dejado conciliar el sueño con tranquilidad: los labios de Hawks.

A su edad, la bebida no era algo que pudiese soportar con la facilidad que hacía un joven, no. Ya entrado en años había empezado a beber cada vez menos con la simple esperanza de evitar la resaca que unos pocos tragos traían consigo al día siguiente, claro que comparado con él, Hawks no escarmentaba en la cantidad que bebía, seguro de su supuesto límite con el alcohol. Esa tarde no habían tomado el suficiente cuidado para detenerse aún cuando sus sentidos se adormecían.

Enji no recordaba del todo bien como habían llegado a aquello, no más allá del muchacho hablando algo que parecía haber pasado desapercibido a oídos del número uno y luego... Luego todo razonamiento existente en su cabeza había ido directo a lo más profundo del subsuelo.

En ese tiempo había sido muy consciente de Hawks, quizás demasiado. Pero esa tarde, con la bebida encima y el muchacho frente a él, el cosquilleo en su estómago había empeorado. ¿Quién podía culparlo? Tenía frente a él al héroe número dos, aquel que a pesar de su desaliño y su boca floja le llamaba tanto la atención como no le había pasado desde hace ya un tiempo. Ni siquiera se había llegado a sentir de esa forma con Rei, al menos no así, no, con Hawks había sido diferente. Pero Enji no deseaba admitirlo por que la culpa lo tragaría entero.

Tenía frente suya a un sujeto sonrosado por la bebida y riendo torpemente mientras se inclinaba sobre la mesa, observándolo con fijeza, como depredador. Hawks era atractivo y joven, también le revolvía el estómago de la emoción y le hacía sentir el corazón cálido por más que se esforzara en negarlo. Eso lo hacía sentir estúpido.

Antes de pensar el alcohol se le había subido a la cabeza y le había nublado la conciencia, entonces había actuado como solo haría un animal. Liberado de la inhibición y presa de la impulsividad, Enji había tomado bruscamente el rostro de Hawks entre sus grandes manos y había estampado con brusquedad pasional sus labios contra los ajenos, necesitando aquel contacto como nunca.

Era húmedo, ruidoso, de repente sentía que sus manos podrían quemar al joven héroe.

Los labios de Hawks habían resultado ser más suaves de lo que esperaba, pero no tenían ni una pizca de la torpeza que tanto veía en el héroe. Hawks ni siquiera había contemplado alejarse de él tras la unión de sus bocas, en su lugar se había aferrado al cuello de su cazadora y se había dispuesto a cumplir aquella fantasía que tanto lo había atormentado los últimos días, apretándose contra el otro a pesar de la mesa que los separaba.

Para Enji la situación era distinta.

El alcohol se le había bajado tan rápido como lo había intoxicado y el recuerdo de su esposa lo devoró. Entonces se sintió atemorizado, aterrado de sí mismo, de lo que aquello podría provocar en su ya destruída familia, ¿qué pensarían Natsuo y Fuyumi? ¿Qué pensaría Shoto? Hasta ese momento ya había arruinado lo suficiente, ya no veía soluciones, pero estaba haciendo algo que podía destrozar cualquier oportunidad de mejorar, de redimirse.

Se había quedado pálido del miedo, escuchando las voces acusadoras de su familia, de Rei. Recordó lo que le había hecho, el estado en el que la había dejado, lo abandonada que había quedado en ese hospital debido a él. No tenía el derecho de hacer algo así, no cuando ya los había dañado tanto. Entonces se había levantado de golpe, empujando sin cuidado a Hawks con el rostro pintado de repulsión por sí mismo. No había dicho nada, ni siquiera se había atrevido a mirarlo por más tiempo, simplemente había huído de ahí, dejando solo a un joven confundido y tan asustado como él.

No había pasado mucho después de eso, nada que Enji pudiese recordar con claridad, simplemente había llegado a su hogar y el resto era historia. Desde entonces no había vuelto a conversar con el joven héroe y no tenía ni siquiera la intención de intentarlo, al menos no aún.

Fuyumi había notado su estado, pero había supuesto que se debía a lo sucedido con sus hermanos la noche que llegó o quizás a los hechos que dieron lugar a la cicatriz que ahora marcaba su rostro de forma espantosa, pero no sé imaginaba ni un poco lo sucedido con el héroe alado. 

 

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