XI/II: Lo que fuimos

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Sam sonrió tan pronto como los cálidos dedos trazaron por su muñeca suavemente. La delicadeza con la que viajaban de un lado a otro en su piel solo hizo que su corazón latiera cada vez a un ritmo más acelerado. Una sonrisa se escapó de sus labios casi involuntariamente.

Los ojos que la recibieron cuando alzó la mirada estaban cargados de emociones y Sam supo que el amor siempre estuvo reflejado en esos orbes cariñosos que tanto amaba.

¿Ese amor era para ella?

La idea jamás se le había ocurrido...

Se besaron unos segundos después y todo siguió.
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Era un día nublado y triste, como si una horrible desgracia hubiera ocurrido.

Sam pudo haber estado más de siete horas siguiendo a Luna de un lado a otro, desesperada.
Quería ayudarla, quería estar allí para ella, pero el no recibir ni una respuesta por parte de su novia no había hecho nada más que convertirla en una molestia.

Insistió una vez, luego otra y otra más. Luna se dió por vencida en el séptimo intento desesperado.

Sam recuerda perfectamente el momento en el que Luna rompió en llanto frente a ella, y se sintió como una mierda cuando solo pudo ofrecer un abrazo en consuelo.

No pudo hacer nada más por ella, pero no sé alejó de ella hasta que la última lágrima cayó.

"Luan casi muere por mí culpa"

No pudo ofrecer nada más que una negación dudosa...
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Luna cada vez estaba más distante, rara vez compartía esa mirada de amor que tanto le había regalado en el pasado.

Sus ojos ya no tenían el mismo brillo ni el mismo afecto que conocía cuando sus miradas se encontraban.

¿Por qué la sonrisa en su rostro ahora era incómoda y vacía?

Sam quiso entenderla, quiso creer que se trataba de la tristeza por tener a una hermana al borde de... morir.
Todas las malditas desgracias de ese mundo parecían tocar la puerta de la casa Loud, una tras otra y no parecía que iba a detenerse en algún punto.
Tendría que estar allí para ella, para Luna, ser el apoyo que mantendría de pie a la morena.

¿Cuántas veces más tendría que seguir intentando?

Se sintió torpe por no estar al tanto de lo que ocurría, pero Luna no había dicho una palabra sin que ella le insistiera.
Quiso creer que estaba haciendo lo correcto y para cuando invitó a Luna a una salida ese día, el silencio que siguió durante toda la noche dejo un gran vacío en ella.
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¿Estoy haciendo algo mal?

Sam le preguntó a su reflejo una vez más esa mañana, triste y desconcertada, apenada y temiendo por estar haciendo las cosas mal para su novia y la relación casi rota con la que estaban remando en ese mar de incertidumbre y penas.

No quiso recibir una respuesta, sabía que no lo haría, pero cuando el rostro en el espejo le devolvió una sonrisa herida, supo que las cosas ya no podían ser reparadas.
Las últimas esperanzas de salir adelante con su novia se esfumaban a cada segundo.

No quiso seguir. Regresó a la cama y no se apartó de ella en lo que restaba de la mañana.

Ese día no recibió ni siquiera una llamada preocupada de Luna por su falta a la práctica.
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-¿Luna? No estuvo por aquí, empezábamos a preocuparnos pero suponíamos que tan solo habían acordado faltar-

La voz de Sully llegó desde el otro lado de la llamada, preocupado y confundido por el aparente mal entendido.

"ERES MI MAYOR CONSUELO''-[Luan x Luna]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora