Estoy confundido

No me la quitará

Después de hacer el amor con Mía, me sentía muy bien, era una sensación indescriptible, al despertar, nos duchamos juntos e hicimos el amor nuevamente, y de allí fuimos a una cafetería a desayunar para ir a estudiar, llegamos a clase y todo parecía ir bien, hasta que unos minutos después llegó una chica nueva al salón, “soy Audry, tengo 16 y me gusta leer”, fue lo único que recuerdo que dijo, Mía y ella se miraron por mucho tiempo y sentí que ella me la quitaría, y no lo quería, ella era mía, ¡Mía!, Saliendo de clases Audry se le acercó a Mía, y empezaron a hablar, hablaron mucho rato y después Mía la invitó a su casa, está demasiado preocupado, ya que no sabía que pasaría, las seguí hasta la casa de Mía, y allí me escondí detrás de la cochera y empecé a vigilarlas, no quería que ella me quitará a la luz de mis ojos, ví como Audry besaba a mía, mi Mía, la sangre me hervía y solo pensaba en entrar y matar a Audry, ví como Audry le quitaba la ropa a Mía y besaba todo su cuerpo, enloquecí por unos minutos, ya que Mía no hacía nada al respecto y sólo dejaba que esa otra se la cogiera.

Vi como la besaba, lamía sus pezones y más que eso, le introdujo su sucia mano en su paraíso, mi paraíso, sólo veía como apreciaba su hermoso cuerpo, su gran trasero y su hermosa cara, y yo yo solo estaba ahí sin hacer nada y muriéndome de celos, deje mi escondite y fui a la entrada, pero toque y toque y no hubo una maldita respuesta y los malditos gemidos habían parado, me cansé y fui a casa, a buscar la maldita forma de asesinar a Audry, no quería que sus sucias manos volvieran a tocar a Mia, busque la forma de encontrar su casa y fui, estaba equipado con dos cuchillos y otras cosas poco relevantes, pero decidí no ir ese día, iría el día que sus padres salgan y en ese momento la voy a asesinar, pasaron los días y por fin sus padres salieron, fui a su casa y toqué, sólo escuchaba sus pasos y su voz diciendo ¡Ya voy!, Cuando bajo estaba en toalla, acababa de salir de la ducha, cuando me vio me dijo “¡Ey! Entre Exteban, el chico con el que estudio, ¿Quieres pasar?”, le dije ¡si, claro!, Entramos y fue a la cocina, la seguí muy sigilosamente y cuando tuve la oportunidad le tape la boca, la amarre y lentamente pase una navaja por sus piernas y su estómago, con uno de los cuchillos que llevaba, le corté los brazos, las piernas y la cabeza, le saque los ojos y  suspiré aliviado, ya que no habrá otra persona que quiera quitarme a Mía.