Parte 3 Reuniendo Pistas

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Sonidos de golpes y cosas rompiéndose se escuchaba del otro lado de la habitación. El joven noble no mostró preocupación en su bello rostro, en cambio miró a Shi Qing Xuan.

— ¿Tiene algo que decir, joven maestro Shi?

—A mí no me mires, yo no lo traje— Shi Qing Xuan desplegó su abanico de papel ocultándose detrás de él. 

Las puertas se rompieron de repente y unos de los guardias que antes custodiaban la entrada terminó en el piso a pocos pasos del joven noble. El propietario de la mansión levantó sus pestañas y vio ingresar a la sala a un hombre vestido de negro.

— ¿Se le ofrece algo?

He Xuan lo ignoro en cambio sus ojos se detuvieron en Shi Qing Xuan quien estaba siendo atendido con suma cortesía por los sirvientes de la casa.

—Ming-Xiong ¿Qué haces aquí?—Shi Qing Xuan bajo la taza de té y sonrió — Pensé que te había ido.

No estaba a punto de morir, no estaba siendo amenazado, tampoco siendo intimidado o torturado. Estaba completo de pies a cabeza con una sonrisa que molestó a He Xuan.

Había recorrido media ciudad intentando localizar el carruaje que lo llevó teniendo solo como pista la dirección que los criados de la mansión Shi le comentaron. Rastreo la huella de los caballos y la línea que las ruedas que dejó el transporte hasta que localizo esta mansión. Pensó que realmente se había mentido en un asunto problemático, no podía explicar el sentimiento que aplastó su pecho al imaginar que algo horrible le estaba sucediendo.

— ¿Qué pasa Ming-Xiong? —Shi Qing Xuan se acercó sin saber cómo era el estado de ánimo del General del campamento negro.

Ming Xiong lo tomó de  un brazo y comenzó a tirarlo fuera del salón ignorando las miradas incrédulas de aquel joven noble y las pocas personas que aún estaban conscientes en el lugar.

— ¡Espera Ming-Xiong!

— ¿A dónde vamos?

— ¡Todavía tengo que hablar algo con el Señor Hua!

Cuando los dos hombres salieron del pabellón, Shi Qing Xuan fue empujado y acorralado contra una pared cercana por Ming Yi. Este último lo observó de forma fría.

Esa poderosa mirada hizo que el Maestro Shi se encogiera en su lugar. 

— ¿Qué estabas haciendo aquí?

—Viene a preguntarle algo al señor Hua — Dijo Shi Qing Xuan buscando algo entre sus ropas cuando lo halló se lo enseño a Ming Yi.

Se trataba de un trozo pequeño de seda de alta calidad, no era de color llamativo y no parecía aportar ninguna información útil para resolver el caso de la muerte del Duque Wen.

Ming Yi encontraría su hallazgo irrelevante, pero Shi Qing Xuan no pensaba lo mismo.

—El Duque Wen murió en el horario del perro (1). Su estudio estaba muy limpio y ordenado lo que significa dos cosas.Primero,  la persona que lo atacó era un conocido y lo tomó por completo.

—Segundo..

—Qué el lugar haya sido limpiado y acomodado de tal forma que no pudiera encontrar pistas y el caso se cierra—Respondió Ming Yi. Shi Qing Xuan amplió su sonrisa.

—¡Exacto! Pero sin importar que haya borrados las pistas, todavía no podían cambiar el horario de muerte de Duque ni ocultar esto—Mostró la tela.

— ¿Cómo sabes que murió en ese tiempo? 

—Rigor mortis (2) cuando toque su cuerpo lo note duro y pero había parte que estaba blandas lo que significa que pronto comenzará el proceso de descomposición, lo que me asegura que debía estar muerto desde hace ya varias horas. La noticia de su muerte llegó a la prefectura esta mañana, según el informe, una criada lo encontró y avisó a la señora de la casa, nadie tocó o lo movió según afirmó la Duquesa.

Todo Por Ti (Tian Guan Ci Fu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora