Los momentos más dolorosos de su vida los habían causado otras personas: se iban, lo lastimaban, lo rechazaban. Y él se hartó de sufrir. El niño que había sido tomó toda la fuerza que le quedaba para ponerse una armadura y esta resultó ser de la medida perfecta.
Y, vaya, él pensaba que su armadura era irrompible. Hasta que llegó Ezra.
Pero Ezra no la rompió, lo que hizo fue más cuidadoso, más gentil, más gradual: fue retirándola, pieza por pieza, de su corazón. Bastian intentó resistirse, intentó defenderla a capa y espada. Ezra logró que bajara la espada y estas eran las consecuencias.
Sin espada y sin armadura, le habían sacado el corazón del pecho.
O por lo menos eso sintió cuando su hermana se llevó a Ezra. Pero no tenía tanta suerte. Si en verdad le hubiera arrancado el corazón, no dolería tanto. No había llorado. Al parecer había perdido la capacidad de hacerlo, pero no recordaba la última vez que había sentido tantas ganas.Bastian, pág 291
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Frases de "La ladrona de la luna"- Claudia Ramírez Lomelí
FantasyFrases y diálogos de "La ladrona de la luna" ⚠CONTIENE SPOILERS⚠