¿Dónde se había metido el pirata?
¡Había cazado un pez plano y plateado para él! ¿Por qué no lo estaba llamando? Se cuestionaba el muchacho de agua nadando con su presa en las manos de un lado a otro sin señal de respuesta.
De acuerdo, el tritón tenía que admitir que se había pasado al mostrarse tan increíble diciendo cosas como: "me pertenecerás", y luego sonreírle al hombre al que le había ofrecido su nombre para decirle algo como: "bueno, digamos que mucha magia para cumplir tu deseo de morir, no tengo".
Se merecía a pulso el golpe seco que el pirata había atinado sobre su cabeza con el largo de su lanza, pero ¿era para tanto?
Él no se había enfadado por el golpe, ni por el dolor o la forma en la que la zona dañada se había hinchado, es más, había ido, metafóricamente, volando a contarles a todos sus hermanos y hermanas la gran hazaña que era tener de mascota al hombre eterno.
Claramente, nadie le creía.
Llevaba apenas dos años siendo miembro de la magnificencia de la sociedad acuatica y ya sabía que encajar y sobresalir no sería nada fácil.
El problema era que, en general, las criaturas mitológicas que aún sobrevivían tras cortinas mágicas que protegían lo legendaria de su existencia de la horrible corrupción de la humanidad, eran tan selectas, soberbias, imponentes y perfectas, que no cualquier ser naciente podía pertenecer a ellas aunque compartieran especie.
Para ser considerado un verdadero ser importante, con una meta relevante para la naturaleza en la que vivían y una función única, se tenía que hacer una labor que fuera tan estruendosa que trajera la gloria.
Mas, con las pocas cosas que había que hacer en el extenso mar, esa tarea se volvía casi un imposible y los tritones y sirenas podían pasar siglos enteros buscando alcanzar un reconocimiento que nunca llegaba hasta convertirse en simples burbujas traviesas.
Por eso la vida se volvía aburrida si no conseguías ser especial y Fluke, a su corta edad, ya sabía que lo que más odiaba, era la monotonía.
Él no quería sentarse entre corales o dormir entre algas como los demás, quería algo más que eso. Poder vivir una aventura nueva cada día, una nueva misión o una nueva forma de ver las cosas, quería descubrir mundos, amaneceres y lunas diferentes si era posible y, si no, crearlas él mismo.
Y con eso en mente se había aventurado a buscar al inmortal que rondaba los mares cuando su amigo Afros le había hablado de él incluso si ponía su corta vida en peligro.
El hombre le parecía interesante como ningún otro, ¿cómo no? ¡Había vivido más años de los que se imaginaba seguramente! Conocería el mar como a la palma de su mano y a todas las criaturas que habitaban la tierra, el cielo y el agua. La sola idea de escuchar todo lo que pudiera contarle y aprender todo lo que pudiera enseñarle le resultaba fascinante.
Tal era su deseo de andanzas increíbles a su lado, que hasta le había soltado su nombre con el fin de que lo llevara a todos lados conducido por la ambición de tener tan gran posesión como lo era él pues, al final, eterno o no, era un pirata y el muy joven tritón creyó que su codicia debía ser como la de ningún otro...,mas ahí estaba él, la criatura mitológica con el plan perfecto para hacer de su mascota a un humano, divagando entre sales porque el desgraciado no le había llamado ni una sola vez.
De dueño a esclavo. Así se sentía la realidad.
Le había cedido su nombre a un vulgar ladronzuelo para nada.
Estaba tan ofendido que casi había soltado al pez que había cazado para él, pero esa mañana decidió que se sentía una buena mascota y que alimentaría a su estúpido dueño cuando lo encontrara.
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Salvando al pirata [OhmFluke]
FanficOhm es un pirata que fue maldecido hace más años de los que cualquier mortal podría vivir por una criatura de las profundidades a la que le robó su tesoro: lágrimas de sirena para la inmortalidad, haciendo que las beba y, ahora, vive en completa so...