II: Torneo De Quidditch.

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II: Torneo de Quidditch.

No entendía si era ya algo normal, si se debía acostumbrar o simplemente debía dejarlo pasar nuevamente como cada cosa fuera de lugar que pasaba en su casa. Aunque mayormente prefería preguntar, esta vez, no sería la excepción. Pero estaba tan confuso que de sus labios no salía nada.

Su pequeña Lily acababa de salir de su primer año escolar en Hogwarts, Scorpius y Albus se preparaban ansiosos para su cuarto año mientras que James esperaba el sexto, y Teddy había salido con honores de la academia de aurores por lo que no trado tanto en tener lugar en el ministerio gracias a Harry.

Pero que los niños salieran de vacaciones o Teddy fuera ahora auror no era lo que le sorprendía. Tampoco no le sorprendía tener a Scorpius en su casa, de alguna forma tenerlo ahí durante el lapso de vacaciones ya sean de invierno o de verano era de lo más normal del mundo o tener a Draco a punto de irse junto a Scorpius o que llegara antes de la cena y que se quedarán hasta muy tarde cuando los menores se iban a dormir e iniciaba el coqueteo descarado de ambas partes donde no llegaba más que a una frustración sexual. Pues después del divorcio entre Astoria y Draco, el rubio tuvo más facilidad que él en sacarle sonrojos.

Maldito Malfoy con sensualidad hasta para hablar.

Pero a lo que esta vez no estaba acostumbrado era ver a no solo uno, sino dos Draco Malfoy en la sala.

- ¡Padrino! - Exclamó uno haciéndolo abrir sus ojos por la sorpresa. La voz de Teddy le hizo sonreír al entender que sucedía al mismo tiempo que Teddy volvía a la normalidad. - Llegaste por fin, tío Draco hoy trajo la cena.

- ¿En serio?

- No te sorprendas tanto, Potter. La tuya tiene veneno. - Sonrió con burla haciendo a Harry arquea una ceja al tiempo que negaba con la cabeza algunas cosas no cambiaban. - Es solo que por Scorp y yo pasamos mucho tiempo aquí.

- Sabes que no importa. - Se alzo de hombros. - Esta excelente, gracias.

- Espero sea buena, es muggle. Según Astoria sabe rica y Scorpius lo comprueba.

- Fantástico, Draco.

El rubio volteo su vista para verlo a él. Harry sonrió sabiendo que el decirle su nombre siempre ponía de nervios al rubio aunque no lo diera a notar frente a los demás. Lo descubrió en una salida a un bar muggle donde el rubio un poco ebrio le contó aquello.

- Vamos a comer o se enfriara.

Los menores salieron en dirección a el comedor dejándoles solos, Draco y él habían empezado una costumbre cada que el rubio estaba en su casa. Malfoy siempre lo esperaba, veía con atención como Harry se quitaba la túnica de su trabajo para colgarla en un perchero y era cuando hablaban por unos segundos antes de reunirse con los menores.

Y ese día no sería la excepción.

Vio a Harry quitarse su túnica con cuidado antes de colgarla. Veía con detalle cada movimiento, como si quisiera guardarlo y atesorarlo.

- ¿Cómo te fue hoy?

Harry sintió su pecho llenarse de una calidez. Hace años nadie lo preguntaba como ahora lo hacia Draco, como si de verdad quisiera saber acerca de su día, como si le interesara.

Teddy había dejado de preguntarle apenas tuvo un hueco en el Departamento de Seguridad Mágica porque veía si estaba frustrado o no con el trabajo y sería estúpido preguntar cuando llegara a casa, mientras que los menores lo hacían por costumbre y curiosidad, aunque habían dejado de hacerlo cada que Draco lo hacía, mayormente en las cenas. Y era cuando Potter se quejaba o contaba su grandioso día y el rubio siempre le veía con una enormes sonrisa en sus labios.

Don't Let Me Go [Libro 2, Drarry/Harco] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora