Epílogo

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Epílogo

Harry logró salir inmune de miles de cosas desde que era un bebé, hablando de la forma más literal posible. Su vida había pasado tanto que tenía bastante experiencia en algunos temas.

Había logrado que Voldemort dejara de tener poderes gracias a Lily y su amor, una historia que a su pequeña amaba oír.

Vivir un tormento con los Durley durante once largos y tormentosos años, lleno de desprecios, odios, enojos, golpes, señalamientos y más que nada, provocando a Harry sentirse mal, alejarse de las personas a su al rededor (eso más que nada por Dudley) antes de que su salvador llegase como un semigigante y fuese él quien le sacase de ese tormento.

Otra ocasión fue con el profesor Quirrell que tenía a Voldemort en su cabeza, por muy descabellada que ahora sonaba dentro de su cabeza, ¡era real! Y temer por su bien creyendo que fue Severus Snape la persona que quería robar la piedra filosofal, un grave error suyo.

Año tras año, tras año, había sobrevivido a miles de cosas.

Infinidad de veces lucho contra Voldemort, dragones, sirenas, bluggers locas, dementores, mortifagos, maleficios asesinos, maldiciones imperdonables, muertes en sus hombros...

Cualquier situación que se te pasará por la cabeza, había un ochenta por ciento de probabilidad que Harry James Potter Evans - Malfoy ya la haya pasado.

También, para su terror y muy grande error, había pasado de herir al amor de su vida por sus pésimas acciones, de ver crecer a sus hijos, de no saber aconsejar, de ver a hijo siendo el mejor amigo del hombre que amaba.

Citas de sus hijos, ojitos brillosos cuando le hablaban de alguien antes de que rodará los ojos por oír la misma historia tantas veces, peleas, gritos, patadas y berrinches.

Pero no estaba preparado para esto.

Definitivamente, no lo estaba.

- ¿Qué?

Otra cosa que Harry había pasado y que sentía que era de las cosas buenas que tienen mucho sentido en su vida, fue encontrar amigos y una familia la cual lo querían y recibían con los brazos abiertos.

Un esposo excelente que le mimaba, que le besaba y siempre dejaba en claro cuanto lo amaba.

Un suegro exageradamente loco con nuevos ideales y estúpidas ideas que seguía antes de acabar riendo (la única buena idea fue, hacer que le propusiera matrimonio a su actual esposo y la peor conseguir un dragón que Charlie les cuidaba en Rumanía y visitaban cada verano). Una suegra dulce que lo aleja de las locuras de su amante, abrazos cálidos y sonrisas tranquilizantes.

Amigos locos (Ron) que no entendía como era gay al principio, pero que estaba ahí y se burlaba de su relación teniendo una igual. Amigas que le apoyaban en todo (Hermione, Pansy, Ginny y Luna), insitandole a ser mejor e impulsarle a lograrlo.

Celos enfermizos la mayoría de veces en su adolescencia (cuando Voldemort exigía a Draco).

Celos casuales que su esposo provocaba al ser tan maravillosamente guapo y espectacular.

- Papá...

- No.

Y de nuevo, el destino se burlaba de ellos (o mejor dicho, de él) de forma poca grata que le causaba una jaqueca horrible con su sola presencia por simplemente con verlo.

Harry había vivido a mucho, sí. Pero nunca había tenido tanta frustración como el que ahora tenía. Y eso por una sola persona.

Ni siquiera con Voldemort logró tenerle tanto coraje y vaya que él quería matarlo.

Don't Let Me Go [Libro 2, Drarry/Harco] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora