De espía a víctima

5 0 0
                                    

Se que esta mal espiar a las personas pero en este caso no puedo evitarlo. Nuevamente voy detrás de él, sé que oculta algo extraño pero no he podido descubrir qué es.

Este chico es como cualquier otro pero algo me grita que está ocultando una historia detrás de esa bella sonrisa.

Siempre lo seguía, lo veía en una cafetería y me quedaba solo para ver que hacía, ya parecía psicópata, hasta me asustaba conmigo misma.

Ahora está saliendo de su casa, casualmente resultó ser mi casi vecino, vive a tres casas de la mía desde hace años y yo no lo sabía.

Voy detrás de él trotando lentamente con mis audífonos puestos sin música, como si nada. Frena de repente y no me queda otra que seguir y esperarlo en la esquina. Me apoyo en la pared como si estuviera muy cansada esperando verlo pasar y cuando lo hace me dice:

-¿Te cansas muy rápido he?

Nunca antes me había hablado, levanto la mirada a su rostro y tampoco lo había visto tan de cerca. Parece intimidante y es muy lindo, nunca lo había notado.

-¡Oye! ¿Te sientes bien?

Agita su mano frente a mi rostro y luego la acerca para tocar mi mejilla, me alejo bruscamente de su contacto, está frio, ¿por qué tiene las manos tan heladas? ¿Por qué me habló? ¿Se habrá dado cuenta de que lo he estado siguiendo?

Caigo en cuenta de que aún estoy observándolo, no le he respondido nada y él aún sigue parado en frente de mí con una postura muy correcta.

-Amm si si

Le respondo tímida y coloco mi cabello detrás de mi oreja, bajo mi rostro y sigo caminando. ¿Qué carajos acaba de pasarme?

-¡Espera!

Dice detrás de mí, sigo caminando pero lo escucho acercarse. Llevo la cabeza agachada aun y noto que mis cordones están desatados. Me agacho para amarrarlos pero no lo alcanzo a hacer, el chico que venía detrás de mí, posa sus manos en mis hombros y me empuja, caigo al suelo y el rie en frente de mí por lo que acaba de pasar. Sin observarlo ni prestarle atención a su risa me amarro las zapatillas y me paro de inmediato.

Trato de seguir caminando pero no me lo permite, pareciera como si bailáramos, se me cruza cada vez que me muevo.

-Te he visto antes.-Dice de forma segura.

-No, no lo creo. Ni si quiera estas estudiando en la misma universidad que yo, estás trabajando en... -Me quedo callada, que bocona.

-¿Dónde?

-No lo sé.

-Si lo sabes. –Dice de forma superficial. Lo miro directo a los ojos y noto que estos son muy oscuros.

-No, no lo sé. Ya déjame en paz.

Paso por su lado y me pongo a trotar.

Luego de un rato miro hacia atrás y ahí viene.

-Deja de seguirme. –Le digo enfadada.

-Si tú no me dejaste de seguir por un buen tiempo, ¿por qué debo de hacerlo ahora?

¡Carajo, sabía que lo seguía!

Paro en seco, me giro y lo miro sorprendida.

-¿Creías que no me daba cuenta? –Maldición, su sonrisa es muy linda. Se acerca lentamente, tengo que levantar mi rostro para seguir viendo el de él. -¿Por qué lo hacías? ¿Crees que escondo algo?

No lo respondo, debería responderle pero no lo hago.

-¡Maldita sea, respóndeme! –Sus manos van a mi cuello pero no aprieta lo suficiente. Le sonrío y pongo mi mano en su muñeca. Su rostro luce desconcertado.

-Vamos, si vas a apretar hazlo.-Es muy ridículo lo que digo pero mi tono para seducir no me falla.

-¿Intentas decirme algo?

-¿Cómo qué?

Se hace un silencio y su rostro se acerca poco a poco. Cierro mis ojos esperando un beso que nunca llega. Los abro y está sonriendo muy cerca de mi rostro, puedo sentir su aliento. No le muestro emoción alguna, solo lo observo. Siento un impulso, no sé si seguirlo o quedarme quieta.

Se acerca otro poco pero aún no llega, saco mi lengua para mojar mis labios y roso los suyos. Decido seguir mi loco impulso una vez en mi vida y arriesgarme. Lo beso suavemente esperando que lo siga y efectivamente lo hace. Un beso suave se vuelve uno agresivo y apasionado.

Se separa de mí repentinamente y lo observo con los labios entre abiertos. No sé cuánto tiempo ha pasado pero sus labios están colorados y un poco más hinchados.

-¿Vamos a otro lado? –Pregunta con una sonrisa. Es obvio a lo que vamos.

-Bueno.

Me lleva a su casa, nos montamos en su auto y me lleva una cabaña lejana. Esta está en las afueras de la ciudad, es muy solitaria. A pesar de seguirlo por mucho tiempo no sabía que tuviera una cabaña por estos lados.

En ningún momento decimos alguna palabra, entramos a la cabaña en completo silencio. Una vez adentro comenzamos a besarnos y obviamente una cosa llevó a la otra y ya estaba sobre un mueble de la cocina en ropa interior al igual que él.

Sus manos y labios abandonan mi cuerpo y siento que me hace falta. Saca una soga de una cajonera y se me acerca con una sonrisa tétrica en su rostro, me resulta extremadamente atractivo. Dejo que me guíe al dormitorio, ya estando dentro me amarra a la cama, sale y me deja ahí sola.

Espero ansiosa un rato y entra con una llave en la mano, se dirige al armario pero una vez que lo abre noto que no es uno, son solo puertas que guían a otra habitación, enciende la luz y al percatarme de lo que hay grito.

No puede ser, no, no, no. ¿En qué momento? Siempre lo vigilé de bien cerca. ¿Cómo sucedió esto? ¿Me hará lo mismo o solo quiere mostrármelo? Sería ridículo que solo quisiera mostrarme tal brutalidad.

-¿Qué, nunca has visto mujeres muertas?

-¿Qué clase de pregunta es esa? Como si fuera normal ver todos los días a mujeres semi desnudas colgadas como si fuera una carnicería.

Carnicería, él trabaja en restaurant, ay no, ¡qué asco!

-Estas en lo correcto.-Dice como si me hubiera leído la mente.- Puedes saber muchas cosas de mi al seguirme, pero nunca supiste lo que ocultaba, ahora lo sabes y el secreto te lo llevaras a la tumba.-Sonríe y se acerca a la cama. Se agacha y saca una caja de abajo.- O a esa misma habitación junto a ellas.

Comienzo a llorar, no puede estarme sucediendo esto.

-No, por favor, no tienes que hacerlo.-Revisa la caja y saca un cuchillo.-Mira, no le diré a nadie. ¡Déjame ir!

No me pone atención. Estoy perdida, cierro mis ojos y espero mi final. Pasa suavemente el cuchillo desde mi cuello hasta mi estómago, esta frio y la piel se me pone como las de las gallinas.

Y de repente siento un fuerte dolor en mi hombro. No abro mis ojos pero grito como nunca. Me está torturando, es un dolor terrible. Este es mi fin.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 27, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Te cuento mis historiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora