❝Extra❞ | El primer toque

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Para Yoongi era un verdadero sueño cumplir ocho meses de noviazgo con la persona a la que consideraba el amor de su vida. Después de tantos meses tratando de perseguir su corazón, su Jimin había correspondido a sus sentimientos y resultó abrumador. Tenía los vivos recuerdos de la euforia dentro de sí luego de que Jimin se lanzara una y otra vez a sus brazos para besarlo sin parar durante toda una noche; nunca había sido tan feliz antes. Lo marcó en su calendario especial como el mejor día de su vida.

Y lo cierto era que ambos se consideraban tímidos en ese aspecto, vergonzosos con los toques. Su relación se basaba en manos juntas y brazos entrelazados al caminar, en permanecer pegados como pingüinos y darse besos en la mejilla o frente. Lo más duradero que habían compartido fue esa primera sesión de besitos donde pasaron horas sin separarse, se mimaron y se dijeron muchas palabras tiernas bajo la luz de la luna. Fue alucinante, un gratificante recuerdo, pero los siguientes días y semanas estuvieron bien con esos toques simples y pequeños, seguían siendo significativos.

Sin embargo, ese asunto cambió un día. Yoongi no lo entendió al principio, el primer rato estuvieron viendo el fuego de la chimenea, abrazados en el sofá con los pies cubiertos y una manta encima para mantenerse calentitos. Jimin acariciaba su torso, la situación era dulce y tranquila como acostumbraban. Hasta que de repente sintió un beso en su cuello que le hizo abrir los ojos. Sus mejillas se colorearon poco a poco y observó a su novio.

No debatió mucho y besó aquel par de labios rechonchos. Besar a Jimin era el paraíso, lo adoraba tanto, era la luz de sus mañanas, la única estrella de su cielo nocturno, el suspiro de su viento. Estaba enamorado. A veces se preguntaba qué sentía ese precioso chico que en esos instantes subía de tono sus besos al abrir un poco más la boca mientras movía para recostarse encima de su pecho. Acarició su cabello sedoso, Jimin olía a flores, a petunias, entonces decidió tocar más allá de sus brazos para posicionar sus manos en su cintura y cuando sintió la piel caliente recobró la compostura.

Parpadeó desorientado. Se dio cuenta de que ambos respiraban con pesadez, y aunque la textura suave y húmeda que dejaba marcas en la piel de su cuello le agradaba, la extraña presión que sentía bajo sus pantalones era para entrar en pánico.

Por lo tanto, empujó a Jimin cuidadosamente y se apartó de él, yéndose a la esquina del sofá y colocando con nervios un cojín sobre su entrepierna para cubrir el bulto que estaba ahí.

—Mi amor —rió entre dientes—. C-Creo que dejé algo en el microondas... —mintió en un balbuceo para huir; sin embargo, Jimin gateando despacio para aproximarse y subírsele encima hizo que no tuviera escapatoria. Gimió al ser atacado por un beso apasionado. Adoraba tanto que Jimin tomara la iniciativa para adueñarse de su boca pero esa ocasión estaba tomando otro rumbo así que debía hacer algo—. Jimin —trató de hacerle entrar en razón—. D-Dulzura —volvió a gemir cuando su novio apartó el cojín y se sentó en su regazo de un salto, el contacto no era directo pero ya estaba expuesto. Su corazón latió nervioso y al mismo tiempo avergonzado—. Cielo —lloriqueó en protesta.

Jimin se detuvo, sus labios estaban hinchados y rojos, su cabello era un desastre y su semblante solo expresaba una cosa para Yoongi. Era un gesto que no había mirado antes en él, le pareció dulce... y sexy. Tragó saliva por milésima vez.

—Yo... —se quedó sin palabras, no sabía cómo hablar teniéndolo encima con aquel rostro que reflejaba puro deseo—. Wow, eres un Dios griego —soltó tontamente, a lo que Jimin sonrió entre divertido y enternecido. Intentó besarlo otra vez, pero Yoongi lo detuvo, aunque no logró mucho porque Jimin se había inclinado para besar su mandíbula y oído, su respiración caliente no ayudaba a que su problema abajo disminuyera. Provocaba todo lo contrario, y le pareció increíble que Jimin tomara su barbilla para demandar un beso más ardiente—. Mi amor, solo dime si... —se separó para hablar, pero su novio seguía sin permitirlo—. Por favor —beso—, dame una señal —otro beso—... de que estás bien con esto, porque yo lo estoy, Dios, claro que sí, pero necesito...

—Sí quiero.

—Estoy a tus órdenes —se dejó llevar finalmente.

Y bueno, ocurrió. Fue placentero de inicio a fin, el cuerpo de Jimin estaba creado para encajar con el suyo, era tan caliente, blando, sensual y pequeño. Todo suyo, y él también le pertenecía a Jimin. Lo disfrutó, los dos lo disfrutaron, se sintió completo cuando vio en carne propia la manera en la que su querido amor alcanzó su punto, sus ojos brillantes y pupilas dilatadas, cristalizados debido al placer y tensión sexual. Lo amasó delicado, amándolo y adorándolo como una pieza de cristal. Jimin era su pieza frágil.

Sujetó sus adorables piernas mientras invadía su interior de las maneras en las que Jimin esperaba y deseaba ser tomado. Se encargó de acariciarlo entero, de besarlo y apachurrarlo, de observarlo a los ojos antes de finalizar el acto juntos, de perderse en ellos y murmurar sobre sus labios lo mucho que lo amaba. Porque era su tesoro más preciado.

—También te amo, Yoongi —susurró Jimin en respuesta, para finalmente recibir con anhelo la sensación de liberación. Aquel que compartieron, pues curiosamente habían acabado al mismo tiempo.

Ahora la sonrisa nadie podía quitársela del rostro, una amplia sonrisa, su pareja descansaba en su pecho, satisfecho. El calor de la chimenea, la luz de la luna reflejándose a través de la ventana, ellos continuaban en el sofá. Había hecho el amor en el sofá, ese lugar sería su preciado recuerdo. Todavía sentía sus mejillas sonrojadas, y dolían debido a que no podía dejar de sonreír. Giró un poco la cabeza para observarlo, para mirar el rostro apacible de Jimin.

Quería retratarlo, quería hacer de él una máxima obra de arte, aunque ya lo era, su sola existencia era artística. Acarició su espalda desnuda y dejó un beso en su frente igualmente sonrojada. ¿Cómo podía existir alguien tan puro?

—Hagámoslo otra vez —susurró Jimin sin abrir los ojos mientras sonreía tímido. La coquetería desbordaba de él, parecía hacerlo sin intención, la verdad es que simplemente eso era parte de su personalidad, un lado que demostraría en ciertos momentos pero que lo hacía especial y único.

Quizás Yoongi explotaría en cualquier momento, su cara estaba tan roja como una cereza. Jimin era ingenuamente atrevido.

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N/A: un borrador que tenía por ahí, no coloqué muchos detalles del sexo porque la esencia de la historia es meramente fluff u.u lo narré más o menos desde la perspectiva de yoongi jeje disculpen los errores o la mala narración, es algo viejito que quise compartirles en medio de mi hiatus

los quiero mucho, gracias por leer<3

-Niny







❝열정적으로❞; Passionately |Yoonmin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora