Madrugar era algo que odiaba con todo su ser, sobre todo cuando se había acostado tarde, pero estaba dispuesta a hacer un pequeño sacrifico por ver a Pablo, especialmente cuando había notado su entusiasmo cuando le había comentado por WhatsApp que iría al estudio con Mia.
—Estos coros quedarían mejor si no los hicieras tú, Mia —le decía el productor a su amiga—. Creo que en la grabación es demasiado evidente que es la misma persona, ¿no conoces a nadie que te los pudiera hacer?
—Manu o alguno de sus amigos, van a llegar en nada, y todos cantan bien a decir verdad, pero el vocalista principal es Pablo.
El productor no pareció contento con la respuesta.
—Es que quedaría mejor si fuera una chica.
La cabeza de Mia se giró a toda velocidad hacia Marizza, que estaba sentada en el pequeño sofá, prestando atención a la conversación.
—Ah no. No, no, no. No, Mia —negaba con la cabeza mientras lo decía.
Ésta le puso ojitos de cachorrito y le cogió de las manos al arrodillarse delante de ella.
—Porfa, que ya estás aquí y te sabes la canción perfectamente — Marizza siguió negando con la cabeza—, y ni que fuera la primera vez que haces coros. ¡Si lo has hecho en directo!
—Pero fue distinto —se soltó las manos para reafirmar su respuesta, pero fue con delicadeza—, era el concierto de mi prima, en Pamplona, yo estaba al fondo del escenario y fue sólo porque la que le hace los coros estaba afónica.
—¡Lo hiciste genial!
—¡Pero si no estabas!
—Tu padre me enseñó vídeos.
Marizza miró hacia el techo maldiciendo a su padre.
—Por favor — Mia seguía de rodillas—. Te hago tarta de tres chocolates este finde, o la semana que viene, cuando tú quieras.
Era un intercambio interesante, total estaba sólo con Mia y el productor, no había público para que se pusiera nerviosa.
—Vale —se puso de pie—, pero una tarta grande.
Mia asintió, sonreía feliz. Le explicó lo que tenía que hacer y Marizza pasó a la zona del micrófono.
—¿Me puedes poner la canción? —se colocó los casos para poder escucharla.
Una vez estuvo segura de lo qué tenía que cantar exactamente, cerró los ojos y empezó. Eran cuatro cosas y no iba a tardar mucho, pero llevaba tiempo sin cantar, así que lo repitieron varias veces. Cuando abrió los ojos se puso pálida. Del otro lado del cristal Mia aplaudía sonriendo, a su lado estaban su novio y sus amigos. No sabía donde meterse.
Todos estaban impresionados, habían llegado justo cuando Marizza estaba empezando. Manuel ya la había oído cantar en la ducha y le había sonado bien, pero no se había parado a escucharla con atención. Marcos y Rocco estaban atónitos, no se podían creer que en unos pocos versos se pudiera poner tanta sensibilidad. Y Pablo, Pablo estaba sin habla, sonriendo como un tonto hechizado, si ya antes sentía que Marizza le gustaba cada minuto un poco más, aquello había hecho que le gustara mucho más a cada segundo.
Dejando los cascos apoyados cruzó la puerta muy despacio para unirse a los demás. Deseaba que la tierra la tragara para el resto de su existencia.
—¡Pequeña! Lo has hecho genial — Marcos y ella habían cogido confianza relativamente rápido para el poco tiempo que habían pasado juntos, pero es que era difícil que no fuera así, Marcos se hacía querer. Le pasó una mano por los hombros, moviéndola para animarla.

ESTÁS LEYENDO
dos segundos | Pablizza
RomantikCuando se conocen la conexión es automática y no enamorarse resulta imposible. ¿Podrán superar todo lo que se les ponga por delante.