Capitulo 9

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El ser humano promedio gasta un tercio de su vida en cama.

Ocho mil trescientos treinta y tres días. Doscientas mil horas.

¿Por qué te estoy diciendo esto? Porque nunca deberías sentirte mal por gastar mucho dinero en ropa de cama decente. Una buena manta no tiene precio. Cuando eres joven, te protege contra el hombre del saco. Y cuando no eres tan joven, mantiene caliente tus viejos huesos.

Mi madre tira de mi edredón hasta mi barbilla, arropándome en mi cama de infancia, como una niña de seis años durante una tormenta.

Después de mi ataque en la sala de descanso, me llevó arriba al pequeño pero pintoresco apartamento de dos dormitorios encima de la cafetería donde me crié. Mi madre todavía vive aquí. La casa de mi juventud.

Ella limpia las lágrimas que caen por mis mejillas. Hipo y tartamudeo—. Yo- yo-yo soy... muy... es-s-estúpida.

Fui la mejor estudiante de mi clase en la escuela secundaria. Soy egresada de la escuela de derecho de Harvard.

La ignorancia no es algo que conozco. Así que no puedo evitar sentir que debería haberlo sabido — debería haberlo visto venir.

Después de todo, viví con Byul durante dos años. ¿Cuánto tiempo se tarda para que un leopardo cambie sus manchas?

Oh, es verdad, no lo hacen.

Mi madre cepilla mi cabello lejos de mi cara—. Silencio, Sunie.

Mis ojos están hinchados y mi nariz está moqueando, haciendo que mi voz suene nasal e infantil—. ¿Q-q-qué... soy yo... v-v-voy a hacer, mamá?

Ella sonríe con calma, como si tuviera todas las respuestas. Como si tuviera el poder para tomar cualquier daño —éste— tan fácilmente como ella solía besar lejos el dolor de mis lastimadas canillas y rodillas raspadas.

—Vas a dormir ahora. Estás tan cansada.

Continúa corriendo sus dedos por mi cabello. Es calmante. Relajante—. Duerme ahora.... 

Duérmete mi dulce, dulce chica

Mi padre me enseñó a tocar la guitarra, pero tengo la voz de mi madre. Acostada en la cama, cierro mis pesados ojos cuando ella canta. Es una canción de Melissa Etheridge acerca de los ángeles sabiendo que todo irá bien. Es la misma canción que cantó para mí la noche que mi padre murió —la noche que durmió en esta cama conmigo. Porque no soportaba dormir en su cama sola.

Con la voz de mi madre en mis oídos, finalmente me dejó ir.

Y duermo.

¿Sabes cuándo tienes fiebre? ¿Y yaces en la cama, dando vueltas, rodando, girando con las sabanas alrededor de tus piernas? Realmente no estás durmiendo, pero tampoco estás muy despierto

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¿Sabes cuándo tienes fiebre? ¿Y yaces en la cama, dando vueltas, rodando, girando con las sabanas alrededor de tus piernas? Realmente no estás durmiendo, pero tampoco estás muy despierto. Hay momentos de conciencia, al abrir los ojos y notar con asombrado desconcierto que está oscuro afuera. Pero en su mayor parte es sólo un nebuloso borrón.

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