Dulce Sabor Inmortal

Capítulo 12: Ojos Océanicos

Vaiolet

El azul de sus ojos te redirige a esos momentos oscuros que tratas de olvidar en lo más recóndito de tu mente. Todo por lo que había luchado por eliminar de mi pasado, ella lo trae al presente sin permiso alguna, incluso sin siquiera saberlo.

No puedo evitar recordar cuando mi madre insistía en jugar conmigo, pero yo no quería que perdiera el tiempo en mí. Amaba la soledad, pero no quería estar al cien por ciento dentro de ella, podía estar en el vacío de mi habitación, pero sé que, si necesitaba algo, ahí estarían los amorosos brazos de Maia para darme su mejor protección.

Todo el tiempo que perdí al alejarme de ella...

Ver a esta mujer como emana esa calidez en su rostro, el perfecto parecido, pero con una estética totalmente diferente a lo que sería mi madre, se siente como una abofeteada de la realidad en mi rostro.

Quisiera llamarla por su nombre, correr a sus brazos y llorar hasta que la sequedad adorne mis globos oculares, pero ella no existe más en la tierra.

Solo soy yo en medio de todos viendo fijamente a esta mujer, petrificada sin decir ni una sola palabra, adentrándome en los recuerdos que no creí que fuese a rememorar nunca más.

Evan se posa frente a mí para traerme de vuelta cortando cualquier vista de esa mujer, la cual me regalaba una sonrisa angelical.

─ ¡Vaiolet! ─ escucho mi nombre salir de los labios de mi padre el cual me observa bastante nervioso.

─ Ah sí, si un gusto soy Vaiolet Black─ le extiendo la mano a la mujer para presentarme y ella lo responde tomándome por sorpresa al sentir su tacto cálido en su mano. Quito mi mano de inmediato mientras que Nicolás se presenta ante ella.

─ Candela se quedará con nosotros por algunos días en lo que resolvemos los pendientes

─ Bien, que sea la última mujer que traigas a casa por favor, que no quiero tener que mudarme a Roma─ digo de manera sarcástica, mi padre abre los ojos de sorpresa y la mujer no entiende a lo que me refiero.

─ ¿A qué te refieres con mudarte a Roma?

─Evan, ¿no le explicaste a Candela la razón del por qué regresamos al pueblo─ me observa algo retador, pero no me importa en estos momentos siendo que mi lengua es una daga mortal.

─No es el momento Vaiolet─ dice de manera autoritaria.

─Creo que es el momento perfecto papá. Verás Candela estamos aquí debido a que mi padre asesinó a una de sus amantes y lo están buscando para liquidarnos a todos así que bienvenida a la familia.

─ ¡Vaiolet, que carajos dices? ─ dice Evan exaltado, la rabia se apodera de mi ser y sólo quiero descargarlo en alguien sin importarme el daño que pueda ocasionar.

─Me parece una puta falta de respeto que te busques mujerzuelas parecidas a Maia y aun no conforme las traigas a vivir a nuestra casa mientras yo tengo que estar alejada de mi pareja por tus estupideces, ¡Ya no quiero estar aquí! ─le empujo para después subir las escaleras rumbo a mi habitación.

Siento que alguien viene tras de mi pero no me importa, no voy a disculparme por lo antes dicho, sólo quiero que esto acabe lo antes posible para regresar al regazo de mi amado.

Evan

Mi hija tiene razón, no entiendo en qué momento me pareció buena idea en traer a Candela a casa. Pero es que si no está ella a mi lado me vuelvo loco.

Desde que la conocí aquella noche en ese bar, no he podido alejarme de ella, no sé si es por el parecido a Maia, porque me atrae lo que hace o por el simple hecho de que su compañía me trasmite la misma paz mental en la que lo hacía...

Lo último que quiero es dañar más a la gente que amo

Por un lado, está Candela quien ha sufrido un mundo en este pueblo de mierda sufriendo diversos abusos y siendo un objeto sexual para conseguir mantenerse a salvo y por el otro lado se encuentra mi hija la cual accedió a ocultarse a causa mía y de nadie más.

Creí que el traer a Nicolás y el sentirse más cerca de sus raíces le ayudaría a no pasarla mal y tal vez superar la muerte de su madre, pero a veces las cosas no salen como uno quiere.

Y todo es por mi culpa...

¡Asesine a su madre!

Sé que nunca me lo perdonará, pero no puedo perderla... a ella no.

Siento unos brazos que rodean por mi espalda. Es el consuelo y la calidez de la compañía de Candela la que me hace sentir que sigo vivo y por muy lejano que suene es probable que aun tenga una oportunidad de mejorar, aunque tenga que vivir con la muerte de Maia en mi conciencia.

─ No estés tenso Evan, es normal que tu hija se haya sorprendido al verme pues soy una prostituta que tiene parecido a su madre muerta ─ me volteo rápidamente hacia ella mirándola desafiante pues tiene prohibido mencionarla, es la única persona en el mundo que sabe la verdad.

─Reformulo, la reacción de Vaiolet es normal debido a que es una joven que creció con la falta de su madre a la vez que de su padre─ la miro fijamente, pero sé que es verdad, fui un completo imbécil al dejarla en aquel internado para que tuviera la mejor educación del país, alejándola de su familia, de sus raíces y del amor de su madre.

Tan sólo he regresado a su vida para traerle dolo y tristeza. Lo hice cuando vine por Maia y lo hago ahora que ella tiene una vida a lado de su pareja criminal.

Pero soy tan egoísta que por tal de cubrir mis pecados soy capaz de traer infelicidad a mi propia sangre para alejarla de lo que sé que no es bueno para ella.

Noah no es bueno para ella y se lo voy a demostrar.

Nicolás

La estadía en este lugar se está saliendo de control. Evan se ha estado comportando de manera muy extraña, dejándome a solas con Vaiolet por largos periodos mientras que ella cada vez que sale regresa envuelta en lágrimas. Todo esto me parece muy extraño y no me imagine el verme envuelto de problemas familiares de asesinos en serie.

Lo que comenzó en la búsqueda de la chica de mis sueños, terminó en la cacería de un asesino en la cual estamos involucrados todo el que lo conoce.

De pasar de ser la compañía protectora de Vaiolet ahora sólo soy esa persona que estará para ella cuando sienta que no pueda con el dolor. Llegué a América sin saber a ciencia cierta cuál era el objetivo de mi búsqueda y aunque sigo sin saber qué rol tengo en esta narrativa, no puedo cegarme ante el sufrimiento de Vaiolet, tengo una necesidad de consolarla y hacerle ver que hay esperanza en la vida.

Desde que vio a la que parece ser la nueva pareja de Evan no ha dejado de llorar hasta quedarse dormida. Se ve tan hermosa cuando no está sufriendo, cuando sonríe por qué se siente querida e importante para los demás.

No sé qué es lo que la hizo llorar cuando llegó a casa, pero me siento tan afortunado en ser yo en que la pueda hacer sentirse mejor.

Sobo su larga melena oscura la cual hace contraste con su pálida piel de porcelana. Sé que ella es la indicada pero no será fácil hacerle ver que conmigo puede tener la vida que merece, lejos de los problemas, las pérdidas, soledad, tristeza y dolor.

Quiero darle lo mejor de mí, quiero ser su protector, la cura a todas sus enfermedades, ser la mejor anestesia, ser su calor en sus noches frías y sobre todo ser la mejor compañía para ella.

Nunca he dejado de amarla y nunca lo haré...

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