Little Secret | draco malfoy

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La Srta. Greenmore abrió la puerta de su habitación con la esperanza de que las bisagras no chirriaran. El toque de queda ya había empezado y la noche en Hogwarts estaba silenciosa y tranquila. ¡Una buena señal!

A la Srta. Greenmore no la dejaba dormir una voz en la cabeza que le hablaba en un idioma desconocido. Como ya eran varias noches en vela, no pudo aguantar ni siquiera un minuto cuando la voz comenzó a sonar en su cabeza de nuevo. Tomó sus cosas, se pasó la capa con la insignia de su casa por los hombros y salió. Para encubrir su fuga, amontonó ropa debajo de las sábanas de su cama, y para asegurarse de sus compañeras de cuarto, las hechizó con el encantamiento más inofensivo de los somnum.

«Bueno.... Nadie tenía que enterarse de esto, ¿no?»

Luego de rebasar la sala de estar de su casa a oscuras, salió por la puerta hacia las escaleras. Bajó un par a toda velocidad, y cuando estuvo a punto de llegar a la primera planta, la escalera inició un repentino deslizamiento hacia la izquierda. Greenmore se detuvo de golpe, agitando los brazos para mantener el balance. Se agarró de la barandilla izquierda mientras miraba a su alrededor y se daba cuenta del nuevo paradero al que la escalera la estaba guiando.

«No, no, no... No puede ser. ¡No puede ser!»

La escalera se detuvo frente al corredor que abría el camino hacia la casa Slytherin.

La Srta. Greenmore esperó a que se tratara de una broma o que la escalera se devolviera a su antigua posición, pero no. La escalera quedó tan intacta como su mirada frente al emblema de la casa.

—Maldición...—masculló Greenmore. Se puso de pie, y como ella se sabía la contraseña de la casa, se adentró.

Mientras rebasaba el corredor de territorio Slytherin, Greenmore sacó su varita del interior de la capa y nombró un hechizo de luz para alumbrarse el camino y, de paso, asegurarse que ningún payaso de esta casa viniera a gastarle una broma pesada.

Pero fue eso exactamente lo que sucedió.

—Y a esto es lo que yo le llamo "una atrevida chica Hufflepuff fuera de su habitación a media noche".

La voz se escuchó a espaldas de Greenmore, así que esta se detuvo en seco y apretó los puños. No tuvo que perder mucho tiempo en asociar lo que acababa de escuchar con un posible rostro, pues en los últimos días no había parado de coincidir con el chico Slytherin más aborrecible de todos.

—¿Qué estás haciendo aquí? —le preguntó por encima del hombro.

—¿Qué estás haciendo tú aquí? —remató el rubio. Cuando Greenmore se volteó por completo, este la recibió con una altanera sonrisa.

—Eso no te compete.

—Entonces a ti tampoco te compete qué hago caminando por mi propia casa. —le respondió con naturalidad. El rubio se metió las manos en el interior de su capa y comenzó a darse la vuelta cuando le dijo—: Sígueme.

—¡No!

Greenmore respondió con tanto espanto que hizo que el joven Slytherin soltara una pequeña risa. Pero bueno... Una risa de engreimiento, más bien.

—¿No? —le dijo mirándola por encima del hombro—. ¿Y eso por qué, Srta. Greenmore? —añadió dándose la vuelta e iniciando una lenta y sosegada caminata en su dirección.

Greenmore titubeó.

—Porque tengo algo que hacer.

«¿De verdad no puedes mentir mejor? ¡Piensa como uno de ellos!»

—Tienes algo que hacer... a media noche... mientras rompes un montón de reglas tontas... —decía el rubio a medida que iba acercándose. Cuando se detuvo frente a ella, le susurró con una sugestiva sonrisa—: Me pregunto qué podrá ser.