Little Secret | draco malfoy

5

—Asumo que todos nos están mirando. —dijo Draco mientras bailaba con Phylomenia en la pista del Gran Salón al ritmo del resto de las parejas.

Phylomenia solo tuvo que encontrarse con la vista de Anica, a quien se le cayó la bebida de las manos cuando notó con quién estaba bailando su compañera de cuarto, para confirmarlo.

—Así es —respondió y tragó un duro puñado de saliva. Se separó de Draco para dar una vuelta de su mano y regresó a su torso, resguardada por la otra mano de Draco plantada en su cintura—. ¿Podemos sentarnos un rato?

—¿Qué? ¿Y perdernos de este maravilloso momento de fama? Estás brillando —susurró el rubio sobre la oreja de Phylomenia de un rápido acercamiento. Luego la encaró con una de esas sonrisas gatunas particulares de él—. Mira como las chicas Ravenclaw te están petrificando con la mirada.

Phylomenia ni siquiera se atrevió a mirar por encima del hombro de Draco.

—¿Qué me dices de las Slytherin? —le dijo—. Hay una en la esquina de las mesas de atrás que no deja de apuñalarme con esos ojos negros.

Malfoy, al ritmo de los pasos del baile y sin perder la elegancia ni la coordinación, llevó la vista hasta el lugar de la presunta bruja de los ojos negros.

Y sonrió con sugestión cuando le preguntó a Phylomenia:

—¿Wimberblack? Supongo que es porque te reconoce.

—¿Me reconoce? ¿De dónde?

—De aquella noche cuando saliste de mi habitación, Greenmore. —ronroneó Draco antes de agarrar a Phylomenia de la cintura y levantarla del suelo.

Phylomenia cerró los ojos con vergüenza y frustración, y cuando volvió a aterrizar sobre sus pies, se limitó a seguir con la coreografía del baile.

—Lo que me faltaba, Malfoy... —masculló sin mirarlo.

—¿Qué quieres decir?

—Me imagino que estás disfrutando de todo esto. ¿Qué crees que estén pensando todos en este momento?

—¿Qué pensarías tú si vieras a una chica salir del pasillo hacia las habitaciones de los chicos? —preguntó Draco, pero como Phylomenia no contestó de inmediato, la miró y enarcó una ceja.

—Que se perdió.

Malfoy rodó los ojos esbozando una sonrisa.

—Claro. Se me olvidaba que los pasillos no están identificados con rótulos más grandes que tu ingenio. —ironizó el rubio.

Phylomenia resopló y negó con la cabeza, cambiando las posiciones de sus manos sobre las de Draco.

—No debiste... encontrarte conmigo esa noche.

—¿Cómo dices? —preguntó Malfoy, fingiendo no haber entendido e inclinándose sobre Greenmore—. ¿Y dejar que una Hufflepuff vagabundeara por el castillo sin, por lo menos, acercarme para ver quién era? Vamos, Greenmore. Dumbledore hubiese estado encantado de tomar la decisión más rápida de su vida: expulsarte de Hogwarts por haberte emborrachado en una barra de Hogsmeade.

—Bueno, no necesito que me lo recuerdes —masculló Phylomenia—. Además, era el momento perfecto para delatarme, ¿por qué no lo hiciste?

—Porque eso es lo que estabas esperando. —dijo Draco con orgullo—. La gente cree que por ser magos y comportarnos como uno la mayoría del tiempo, significa que no nos interesa el estilo de vida de los muggles. Y bueno, mi chica atrevida Hufflepuff, eres el vivo ejemplo.