Capítulo 4

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Las luces azules iluminaron los ojos aún más azules del muchacho que asomó la naricita por la ventana para ver la patrulla que estaba aparcando al frente de su casa.

Por Dios, que tenía mala suerte, pensó. Todo le salía mal, todo!! Lo único que había tenido de afortunado en la vida era el haber nacido increíblemente guapo, pero nada más... Y Federico dudaba que ese don lo sacaría de aquel embrollo. Estaba en problemas, en GRAVES PROBLEMAS!!

Si su papá se enteraba, iba a matarlo... Ok, tal vez no a él, pero estaba seguro que su trasero no sobreviviría a la paliza que éste le daría.

Rayos!!! En qué momento se había dejado convencer por sus amigos?! O bueno, más que ser el convencido, él había sido el ideólogo de aquella mega fiesta que, si no hacía algo ahora mismo, llegaría a un fin abrupto y bochornoso.

A los pocos segundos, alguien tocó el timbre y Fede supo que debía abrir o sino los problemas aumentarían. Pero estaba muy nervioso y también bastante tomado.... Igual que todos los jóvenes que estaban allí.

Sin embargo, ante el nuevo llamado, el muchacho no tuvo más remedio que suspirar para armarse de valor y poco a poco fue abriendo la puerta.

Del otro lado, se encontró con un hombre alto, fornido y con el rostro serio, al que parecía que el uniforme de policía se lo hubiesen pintado sobre la piel. El niño simplemente no pudo evitar pensar cómo se había puesto esos pantalones? Sin embargo, no pudo siquiera detenerse a especular, pues la voz autoritaria del hombre pidió completa atención.

-Buenas noches, jovencito. Estoy aquí por una denuncia por ruidos molestos y quisiera hablar con un may.... - Comenzó el policía, pero apenas dio un paso hacia el niño, tuvo que hacerse hacia atrás para esquivar un portazo que seguramente le hubiera quebrado la nariz, pues lo único que atinó a hacer el muchacho cuando sintió que su cuerpo respondía a sus órdenes, fue cerrar la puerta en las narices del oficial para luego darse un tope contra esta.

-Grrr!!! Me denunciaron, me denunciaron!! Maldición! Seguro que fue la vieja del frente. - Murmuró, mientras apoyaba la frentecita contra la puerta. - Ella siempre está pendiente de lo que hacemos con mi hermano y le cuenta todo a papá. Pero qué metiche que es! Si papá se entera, me va a... - Siguió, pero afortunadamente pudo callar a tiempo cuando vio a una de las participantes del jolgorio que se le acercaba melosamente. Era Luciana. La chica más linda y sexy que hubiera visto jamás.

-Cariño, verdad que puedes hacer que se vayan? La fiesta está buenísima y no quiero que termine aún. Tú y yo todavía tenemos algo pendiente, recuerdas?! - Dijo Luciana, dándole un beso en la boca que prácticamente terminó de nublar las neuronas de Federico.

El chico sintió que le revoloteaban mariposas en el estómago, por no decir que cierta parte de su cuerpo comenzaba a reaccionar sin que él pudiera controlarla, y la sonrisita que emitió le hizo ver tierno pero a la vez infantil.

-Jijijiji. - Soltó sin poder controlarse, dándose de topes mentalmente por dejarse ver como un tonto. - Ehmm, digo, claro, claro. No te preocupes que esto es sólo un error. Ahora mismo saldré y les diré que no tienen nada que hacer aquí. - Aseguró con su sonrisa del millón de dólares adornando su carita. Después de todo, él era famoso y conocido en el ambiente mediático.... Era importante... O al menos eso creía él.

Sin embargo, para el oficial de policía que dirigía el operativo, aquél jovencito atrevido que osó cerrarle la puerta en la cara era un mocoso que estaba en SERIOS PROBLEMAS!!!

Sacando su radio del bolsillo, el hombre solicitó refuerzos que llegarían a los pocos minutos. Dictó un par de órdenes por ése móvil y luego volvió a tocar la puerta.

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