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Narra Evan :

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Narra Evan :

Era ya la hora del té, pasaron todo el almuerzo haciendo mil preguntas sobre la televisión y no me quedó remedio que responder todas las cosas. Janice, la hermana menor de Chris pasó aferrada a mi brazo todo el almuerzo, aquello era un poco agotador. No entendía por qué la madre de mi amigo odiaba a Astrid, apenas le dirigía la palabra y cuando lo hacía la miraba feo, como si ella jamás fuera a formar parte de los Wallace.

Llegó la empleada con las tazas de té y los rollos de canela que Astrid había preparado, se veían lindos, dulces y esponjosos, yo amaba las cosas dulces  en general y no podía esperar para probar uno, me generaba una curiosidad especial el saber que ella los había preparado.

Todos estábamos en la mesa, estábamos pendiente de la conversación de Dakota, que hablaba sobre su embarazo y lo lindo del proceso. No me interesaba escucharla, no quería tener hijos, pero bien por ellos. Todos en la mesa teníamos un rollo de canela en el plato, todo estaba perfectamente estructurado, me hacía sentir casi fuera de lugar, hasta el aroma de esa casa era extraño, pero perfecto, tan así que daba miedo. Noté cómo la madre de mi amigo se llevó el pan a la boca e hizo un gesto de desagrado.

— Están malísimos— soltó de la nada y miró molesta a Astrid— Estos rollos de canela están asquerosos.

Todos en la mesa quedaron mirando a la señora y después a la novia de mi amigo.

— Disculpe señora Wallace... — habló bajo Astrid, me sentí horrible por ella, sus ojos se humedecieron. A pesar de considerarme un hombre frío, debo reconocer que sólo quise abrazarla y que ella pudiera llorar tranquila en mi pecho, podía sentir esas lágrimas retenidas, sus ojos estaban por explotar.

Sólo esperaba que Christopher defendiera a su chica.

— Bueno, es verdad Astrid, no están muy buenos. Creo que demasiado dulces para mí — Puso una risita inocente, pero para mí fue un completo idiota.

— Chris... —Astrid miró con dolor a su novio.

— Acá nadie tolera el dulce — habló la madre de Christopher en medio de la mesa. Nadie en la familia fue capaz de defender a Astrid, todos callaron ante las palabras de la mujer. Lentamente arrastré más el plato hacia mí y enterré el tenedor en el pan, podía sentir la esponjosidad de aquella preparación, todos me veían en la mesa, hasta que llevé el tenedor a mi boca.

Cuando probé los rollos de canela, supe que esa familia no era buena, porque era lógico que la madre de chris sólo lo decía para dejar en ridículo a Astrid, que cuando estaba con Chris su personalidad era absorbida por él.

— Están muy ricos Astrid, a mí me han encantado. Adoro las cosas dulces— Sonreí a todos en la mesa, pero por lejos, la sonrisa que me interesaba, era la de ella. Ella me dedicó su hilera de dientes, y yo me sentí feliz.

Christopher me miró sin comprender por qué hacía eso.

Astrid no dijo algo, pero sabía que estaba agradecida, o feliz. Sabía que ella confiaba en lo que podía decirle, y eso me generaba paz, porque no podía hacerme amigo de una chica a la cual le mentía, pero hacerla sentir bien significaba mucho para mí.

Before you go (Evan Peters) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora