Pesadillas

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Pesadillas.


Aquel día, yo llegaba de la fiesta de mi amiga Denisse, iba de camino a casa por una calle prácticamente llena de árboles que cubrían la gran casa. Mientras caminaba, sentía como era observada por alguien, sentía sus pasos detrás de mí. Seguí caminando cada vez más rápido, era extraño, mis padres me castigaron, una semana sin mi carro y otra sin salir de casa, y yo simplemente, me fui escondida por el jardín de atrás, fue extraño que no me fueran a buscar porque la casa estaba repleta de cámaras por todas partes.

Al fin llegué a casa y la vi desde afuera con todo su esplendor, con cada una de las luces del jardín encendidas y la fuente también, era una de las casas más lujosas del lugar y al contrario de las otras no estaba escondida entre los árboles, sino que dejaba ver todo su esplendor. Saqué la llave desesperadamente del bolso, con las manos aun temblorosas de mi imaginaria persecución.

Abrí la puerta y allí estaban mis padres sentados en el sofá observándome.

Mi padre una persona de tez blanca, ojos azules y un tanto tonificado y también estaba allí mi madre de tez blanca al igual que papa, ojos color verdes, una buena figura a pesar de acabar de dar a luz a mi hermanito, largo pelo cobrizo que llegaba hasta el inicio de su cintura.

Y allí estaba yo, una muchacha llamada Keishla Natalia de tez bastante clara de ojos verdosos y si se preguntan de dónde salió mi nombre, obviamente, fue de mis padres: Kelvin Handley e Ishla Minetti... Keishla Natalia Handley Minetti.

Creo que mi abuelo era Italiano o algo así, por eso el apellido.

—Ya son las 2 de la mañana—Escuché decir a papá.

—Estábamos preocupados por ti Keishla.— Dijo mamá con su voz calmada.

—Solo fui a una fiesta.

— ¿Y a quién le dijiste de esa fiesta?—escuche a papá reclamarme.—¿No se supone que ibas a estar castigada toda la semana, por la misma razón?

—Sí, sé que lo hice mal, discúlpame, solo quería salir, ya me estaba volviendo loca aquí dentro— Contesté. Se suponía que hoy me levantaban el castigo, pero ya veo que no.

—Te quitaremos el castigo por el simple hecho de que te disculpaste— Escuché que me decía mamá.

— ¿Por qué no te trajeron ningunos de tus amigos?—preguntó papá—

—Porque todos están ebrios.

—Ah. —Fue la única respuesta que me dio papá.

— ¿Y por qué vienes tan sofocada?— Me preguntó mamá.

—Son las 2 de la mañana —Dije como si fuera lo más obvio del mundo— y además, me sentía observada y que caminaban detrás de mí.

Después de un largo en incómodo momento de silencio les deseé las buenas noches y subí a mi habitación.

Tomé un baño, me puse el Pijama y me acosté.

Esa noche tuve un sueño, lo cual no es normal en mí. Todo estaba en completa oscuridad, de la nada aparecieron 3 hombres y los 3 me observaban mientras que yo empezaba a correr, no valía la pena correr, porque mientras más rápido corría más me iban alcanzando, trate de ver sus rostros, pero tenían máscaras, al final , lograron atraparme. Grité y grité, hasta que logré abrir los ojos, ya era de día y estaba toda sudada.

Eran las 6:30 de la mañana, me levanté, tomé un baño, y salí a las 7:30 y me quedé en mi habitación leyendo hasta las 9.

Bajé a desayunar, ayudé a mamé a hacer las compras de la semana y el servicio se encargaba de lo demás. Llegamos a las 3 de la tarde y Denisse me había enviado un WhatsApp preguntando si quería beber un café con ella. Le dije que sí total, no tenía nada que hacer en casa ese día.

CicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora