Ikemen Sengoku EN ESPAÑOL 『Ruta Mitsuhide』

Capítulo 2 (1-5)

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(...B-buenos días...siglo XVI Japón...)

Acababa de terminar de vestirme y peinarme, esta vez en un moño, cuando se abrió mi puerta.

Mitsuhide: "Buenos días. Veo que estás lista."

MC: "Apenas. Y... buenos días."

Estaba rígida por el nerviosismo, Mitsuhide me sonreía, lo que podía significar cualquier cosa.

Mitsuhide: "Vaya, MC, si sigues actuando tan asustada me provocarás un ataque de nervios también."

MC: "Eso me gustaría verlo."

A partir de hoy, Mitsuhide será mi instructor en el arte de "ser útil" en el período Sengoku.

Pero, tal y como me había revelado, en realidad estaba monitoreando un riesgo potencial.

.....

Mitsuhide: "Habrá dolor y habrá miedo mientras sirvas a Lord Nobunaga. Desmayarse está bien... huir no lo es."

Mitsuhide: "Para evitarte lo que sería una corta e infeliz persecución, he decidido vigilarte de cerca. Muy de cerca".

Mitsuhide: "De manera oficial, voy a ser tu mentor. No debemos molestar a Lord Nobunaga con el temor de tu potencial traición."

Mitsuhide: "Táctica, política, equitación, defensa personal y armas de fuego parece un buen comienzo."

.....

(Esto es lo que obtengo por fantasear con huir delante del lector de mentes durante mis primeros días. ¡Pero no voy a huir!)

(Aunque está bien. De hecho, ¡aprecio la oportunidad de aprender nuevas habilidades! ¡Especialmente de un buen profesor!)

Pero hay dos problemas. Uno: ese profesor es Mitsuhide. Dos: no quiero aprender a disparar un arma.

(Ojalá pudiera cambiar este curso por su extraña telepatía. Tal vez entonces podría finalmente averiguar lo que está pensando.)

Mitsuhide me obligó a verlo matar a un hombre. Fue una visión que nunca olvidaré.

Pero cuando traté de agradecerle por salvar mi vida, me dijo que nunca le agradeciera a un asesino.

Mitsuhide: "¿Has terminado con tu extensa conversación interna? Si es así, entonces toma asiento."

MC: "¿Está bien aquí?"

Mitsuhide: "Sí. Hoy empezaremos con la política, centrándonos en los asuntos más actuales."

Me senté en mi escritorio. Mitsuhide me dio una hoja de papel en la que estaban escritas varias líneas con una bella y compleja caligrafía.