Karate vs Karate

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Estaba practicando los movimientos que me enseñó el señor Miyagi, kata dijo que se llama. El único problema es que no tenía a nadie con quien entrenar, y luchar contra la sombra no era de mucha utilidad, pues siempre ganaría contra ella.

Finalmente Johnny y los cobras intentaron volver a molestarme, Johnny tenía un ojo morado, y en su mirada podía ver gran irá y odio hacia mi. Seguro no estaba muy feliz por no poder hacer lo que quería conmigo ese día.

Yo intenté ignorar su mirada, estaba igual de molesto, me concentre en mis clase, no quería si quiera pensar en él.

Las horas se hicieron años, los minutos siglos, parecía que el tiempo se había detenido frente a mí, por un lado estaba confiado en mi mismo y en los nuevos reflejos que había obtenido gracias al señor Miyagi, pero por el otro, el corazón me latía a mil por hora, sentía que se me salía del corazón, podía incluso escucharlo palpitar en mi interior con mucha fuerza. Las manos me temblaban y sentía sudor frío recorrer mi frente.

De alguna forma, sabía dentro de mi que no podía pelear con todos a la vez, si me atacaban en conjunto seguro acabaría follado por todos ellos.

La sola idea de que eso me volviera a pasar hacia arder mi sangre, y que mis ojos se cristalizarán.

Me vengaría uno por uno, usaría karate contra karate. Esta vez me voy a defender.

Espere al final de clases, y observé con impaciencia a mis abusadores, esperaba a que se separaran, pero no paraban de hablar juntos muy animados, los malditos. Yo por mi parte estaba bien escondido en unos arbustos.

Finalmente se fueron en sus motos juntos. «Maldita sea» pensé.

Luego de sentirme rendido una idea fugaz pasó por mi mente, y llegué a pensar que seguro estaban en ese lugar del infierno dónde les enseñaban a ser malnacidos.

Cobra kai.

Corrí hasta llegar al dojo de las cobras y en efecto, encontré las motos de esos imbéciles estacionadas en la entrada. Me escondí y espere a que terminarán sus clases de karate.

Finalmente luego de unas horas todos en el dojo salieron. Los últimos fueron los chicos cobras, que seguían charlando muy felices, cuando se subían a sus motocicletas yo rápidamente pedí un taxi y lo detuve con la mano.

-Siga a esos chicos en motos por favor- le dije al taxista señalando a Johnny y los cobras, el señor estaba por negarse hasta que le mostré una buena propina que tenía de mis ahorros.

-Claro joven.

Los seguimos, y al parecer estaban tan vacíos de la cabeza que ni siquiera se dieron cuenta que los estaban siguiendo.

Finalmente se detuvieron en un bar, yo espere a que entrarán para bajar del auto.

No entendía como diablos habían podido entrar a un bar siendo menores de edad, pero a este punto me daba igual.

Intenté entrar como si nada, y nadie me detuvo. Siempre creí que había hombres musculosos y gigantes vigilando las puertas de estos lugares. Me mezcle y escondí entre la gente y cuando encontré a los cobras me quedé a una buena distancia.

Ellos estaban en la barra pidiendo tragos y parece que la mujer en bikini que servía las órdenes no tenía interés en sus edades.

Durante un buen rato estuvieron bebiendo. Los cobras se besaban con hombres y mujeres con lascivia. Todo ellos.

Exepto Johnny; él solo se quedaba ahí parado, bebiendo su cerveza, mirando a sus amigos divertirse, y rechazaba a cualquiera que se le acercara. Hombres y mujeres se molestaban mucho cuando veían que Johnny ni siquiera los miraba y al recibir algunas palabras que yo desconocía por la distancia. Me preguntaba que les decía que los ponía tan de malas y hacia que se marcharán pisando fuerte, pues por lo que veía, cuando incistían demasiado les gritaba en la cara cosas que no alcanzaba a escuchar.

Finalmente los amigos de Johnny le hablaron al rubio. Parece que está vez en lugar de charlar muy animados, estaban discutiendo y podía ver a Johnny estar hablando enojado con ellos. La pelea se detuvo cuando Johnny les gritó algo que resonó por todo el bar con mucha fuerza, aún con la música a todo volumen, todos en ese antro alcanzaron a escuchar sus palabras.

-¡PORQUE YO LO AMO!- tras decir eso ocultó su cara agachado, dándole la espalda a sus compañeros.

Sus amigos no parecían muy felices con la respuesta, y en un solo segundo todos volvieron a divertirse olvidándose de la escena de Johnny.

Finalmente uno de los cobras se apartó, primero pensé que iba al baño, pero ví como se despedía de todos sus amigos, menos de Johnny que seguía sin verlos con su cerveza en la mano.

Está era mi oportunidad, el chico era Jimmy si no me equivoco. Pronto sentiría mi venganza.

Lo seguí hasta la salida, el caminaba desequilibrado por el efecto del alcohol.

En cuanto salimos era de noche y no había nadie al rededor. Estaba por subirse a su moto cuando lo llame.

-Hey- grité y él se volvió hacia mi.

-Oh, el niño de Johnny, ¿Que haces aquí LaRusso? ¿Viniste por esto?- dijo y se agarró su entrepierna -¿Qué pasa? ¿Johnny ya no te satisface y quieres que te dé verga?

-¡Maldito asqueroso!- le grité a lo que él solo rio borracho.

-Cuando me insultas así, me excitas.- intento acercarse a mí, pero yo le di un puñetazo en la cara que lo hizo dar dos pasos atrás. -Hijo de puta.- dijo tocándose la mejilla.

Intento darme con sus golpes de karate, y logré bloquearlos, aún con algo de dificultad, cuando intentaba atinarle otro golpe, el también lograba esquivar mis ataques. Finalmente me dió un golpe en el estómago con su rodilla que me saco el aire y me tiró al suelo.

-Ves abriendo esas piernas lindura.- me dijo el maldito de Jimmy.

Yo encontré en el suelo una tabla de madera, la sostuve con todas mis fuerzas y como pude, me reincorporé.

Cuando el imbécil trato de acercarse yo que tenía escondida la tabla detrás de mi, lo golpe con ella en la cara, él cayó al suelo y yo aproveché para darle con la tabla una y otra vez.

-¡Maldito, desgraciado, asqueroso, imbécil!- decía entre golpes, cada vez lo hacía con más fuerza y él se quejaba con unos gemidos ahogados.

Finalmente cuando logré desquitarme, tire la tabla al suelo y corrí tan rápido como pude. Cuando encontré una calla por Dende pasaban los autos, tome el primero que encontré y me llevo lo más cerca que pudo a mi departamento.

Finalmente cuando me acosté en mi cama, tenía una sonrisa en la cara y por primera vez en mucho tiempo, logré conciliar el sueño con mucha facilidad, y por fin dormí en paz.

Al día siguiente las miradas de los cobras fue lo primero que sentí al llegar a la escuela en mi bici.

Ahí estaba Jimmy hablando con los demás, por un momento pensé que me vería con miedo, pero en su lugar me vio con odio y mucha ira, seguro ya había ido de chismoso, porque los cobras se quedaron en silencio solo y me observaban.

Johnny se apartó de sus amigos, caminando hacia mi, e intento hablarme.

-Hola bebé...

-¡No me digas así!- le interrumpí.

-Daniel, ¿que te pasa? No puedes hablarme así.

-Si puedo, y quiero, no pienso tolerarte más.- le dije y lo dejé ahí plantado.

No Vales Más Que Yo (Daniel X Johnny)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora