El cantar de las cigarras resonaba en el bosque tropical en esa calurosa tarde de verano junto con el suave ruido que emitía los pasos de las dos personas que se encontraban en el lugar. La escasa luz del atardecer atravesaba las copas de los árboles, se filtraba de entre sus troncos y, dado a su mortecina intensidad, otorgaba un ambiente algo sombrío al bosque. A pesar de esto, los dos adolescentes que recorrían un estrecho sendero no parecían estar ni tan siquiera un poco temerosos o preocupados por el hecho de que estaba oscureciendo en un lugar bastante peligroso como el bosque.
Los muchachos caminaban despacio y en un tranquilo silencio. Uno de ellos mantenía la mirada baja, su vista absorta en los pasos de sus pies que avanzaban alternadamente por el suelo cubierto de una alfombra de hojas y ramas secas caídas que crujían con cada pisada que daba. Entonces, enfocó su atención en la mano de tez clara del individuo que iba delante suyo y, además, había estado sosteniendo su muñeca durante todo el trayecto, guiándolo a lo largo del mismo. Sus ojos recorrieron la extensión de la mano, subieron por el brazo desnudo y se detuvieron en la parte posterior de una cabellera azabache. El dueño de esta al notar la mirada del mayor en su ser, volteó la cabeza todo lo que pudo y le dirigió una sonrisa tan contagiosa que el otro muchacho se vio obligado a devolvérsela.
"Ya casi estamos ahí," el más joven informó en una voz suave para después regresar su mirada al frente.
Momentos después llegaron a una pequeña cascada que en su pie, mediante un riachuelo, desembocaba en una laguna de aguas cristalinas. En el lugar reinaba una relajante serenidad ya que no parecía haber otro ser vivo más que ellos dos en él.
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La fragilidad de la memoria
RomanceSarawat sufrió un horrible accidente de motocicleta en la cual quedó mal herido, esta casi llegando a tomar su vida. Afortunadamente los médicos pudieron salvarlo y evitar que hubiera secuelas físicas, pero desafortunadamente perdió la memoria. Nuev...