La fragilidad de la memoria

Capítulo 8

"¡Ai'Wat!" escuchó que le llamaba una voz conocida a la vez que sentía su cuerpo siendo zarandeado. "¡Despierta, Sarawat!"

El susodicho lentamente abrió los ojos con pereza y algo de confusión. Levantó su cabeza del escritorio blanco en donde había quedado dormido mientras trabajaba, y la volteó hacia el dueño de la molesta voz.

"¡¿Qué?!" gruñó de malhumor y con una voz algo ronca, lanzando al hombre una mirada de esas que si las miradas mataran, sin duda, el mayor sería un cadáver tendido en el suelo en ese mismo instante.

Boss se estremeció ante tal mirada, retrocediendo un paso.

"V-voy a por algo para desayunar. Me preguntaba si te apetece venir y si no, si hay algo que quisieras que te traiga."

Sarawat chasqueó la lengua al tiempo que se frotaba los ojos y un momento después soltó un suspiro de cansancio, negando con la cabeza.

"No tengo hambre," dijo agriamente, el enojo aún persistente en su tono de voz.

Boss lo observó con expresión vacilante por unos segundos y después se atrevió a decir, "¿Seguro?"

Sarawat le lanzó una mirada hostil y Boss alzó los brazos en señal de resignación para después dar media vuelta y salir de la habitación. Optó que por el momento lo mejor era dejarle a solas para que se calmara.

"Nos vemos," Boss dijo antes de cerrar la puerta.

Una vez a solas Sarawat inhaló y exhaló un par de veces, tratando de tranquilizar su irritación. A continuación, se dejó caer hacia atrás, apoyando la espalda en el respaldo de la cómoda silla en la que estaba sentado. Masajeaba el puente de su nariz con la yema de los dedos mientras reflexionaba, con una profunda sensación de nostalgia, sobre el bonito sueño del que fue bruscamente despertado.

Un sueño como ningún otro que había tenido antes.

En primer lugar, se acordaba, en plena totalidad, de lo que había sucedido en ello. Esto era algo nada usual ya que normalmente al despertar solamente era capaz de recordar fragmentos de sus sueños además de que estas no solían tener muchos detalles. Pero rememoraba el de hoy con una extrema autenticidad y claridad que casi parecía tratarse de un recuerdo vívido. Eso no era lo único extraño del sueño: nunca antes había conversado con el personaje principal y mucho menos llamarlo por un nombre. Bueno, más bien dicho no recordaba haberlo hecho. El hecho de que el nombre fuera Tine era algo que en su opinión era inquietante. Casi parecía que su mente le estaba jugando malas pasadas; viendo y tomando la oportunidad de al fin poder asociar el rostro de un joven producto de su subconsciente con el nombre de una persona real y que además era físicamente similar al chico de sus sueños.

Aunque una parte de él también creía que los dos muchachos eran la misma persona. El parecido era insólito a pesar de la diferencia de edad. Es más, eso era lo único que les diferenciaba.

No solo era la semejanza de ambos muchachos lo que le hacía pensar así.

Por alguna razón y ahora que se lo planteaba, tenía la corazonada de que el joven lo conocía: la reacción de este los días anteriores en los que sus caminos se cruzaron se lo insinuaba. Sarawat era bastante bueno leyendo a las personas y el momento que sus ojos se posaron en las de Tine, el hombre fue como un libro abierto de par a par en el que pudo desentrañar un torrente de emociones nada usuales en una persona que solamente acababa de conocer a la otra. También cabe mencionar el remolino de sensaciones que de igual manera le causaba Tine cada vez que este se encontraba en su presencia de la misma forma que sabía que su misma presencia afectaba al hombre. Su lenguaje corporal se lo demostraba. Asimismo, había notado que desde que había llegado a Huan Mian, todo lo relacionado con el tema había empeorado, como si su estadía aquí fuera un detonante o más bien dicho la ciudad en sí. Todo lo mencionado anteriormente de algún modo le causaba la impresión de que había conocido al chico en el pasado durante el tiempo que estuvo de vacaciones en el lugar.