Capítulo 5

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Sarawat y Boss llegaron a la playa Kukrant alrededor de las once de la mañana. El día era muy soleado por lo que la temperatura alta. A pesar de esto, una refrescante brisa veraniega que recorría la extensión del lugar se encargaba de hacer el calor más llevadero al igual que dispersaba aquella ligera aroma característico del mar por esta.

La playa Kukrant se trataba de una bonita playa de arena fina y blanca rodeada de un mar de aguas cristalinas. Las olas producidas por el viento emitían un suave al igual que relajante murmullo al azotar, de una manera casi imperceptible, la orilla. No había muchas personas en la playa a pesar de que el día era ideal para pasar una estancia ahí.

"Este lugar es hermoso!" Boss comentó viajando su vista por el paisaje, fascinado por la belleza de esta.

Sarawat asintió con la cabeza en acuerdo, aunque algo sorprendido por la tranquilidad del nuevo sitio en la que se encontraban. De haber sido esta Bangkok, la playa habría estado repleta de personas. Momentos después arqueó una ceja inquisitoria al ver a su amigo quitarse las zapatillas que traía puesto, también quitándose los calcetines, y seguido hundir sus pies en la arena. Segundos más tarde este comenzó a dar pequeños quejidos de dolor al igual que saltaba. La sensación de las plantas de sus pies siendo quemadas por la arena no era muy agradable.

"¡Mierda! ¡Esta jodidamente caliente!" Boss vociferó para después salir corriendo hacia el mar. "Ahhhh, esto es mejor," gimió de alivio una vez la fría agua salada hizo contacto con sus pies, apaciguando el ardor que anteriormente le causó la arena.

Sarawat observó la escena con incredulidad al igual que gracia. La actitud infantil de su amigo lo tomó desprevenido.

Boss, repentinamente, se zambulló en el mar. Completamente vestido. Sarawat pestañeó un par de veces, asombrado por tal acción, pero decidió ir a ver qué le había sucedido.

"¡Maldita sea!" Boss exclamó levantándose de inmediato y frotándose los ojos, intentando evitar que el agua salada que mojó su cabello y cara en general, llegara a estas.

"¿Qué pasó?" Sarawat cuestionó una vez cerca, pero no lo suficientemente cerca como para que las olas lo alcanzaran.

"Tropecé." Boss contestó malhumorado. "¡Mierda, mi cartera!"

Sarawat frunció el ceño, intentando reprimir la risa que amenazaba en salir. "¿Cómo? ¿Con qué?"

"Una maldita roca." Boss dijo entre dientes mientras salía del agua, totalmente empapado, y comenzó a caminar hacia un puesto situado en la playa. Ahora demasiado enojado como para notar la ardiente arena caliente en sus plantas desnudas.

Sarawat simplemente curveó sus labios en una media sonrisa, divertido, y lo siguió. Llegaron al puesto y Boss se sentó en una reposera de madera blanca.

"Aquí tienes." Dijo Sarawat dejando los zapatos de su amigo a la vista de este. "¿Está bien tu teléfono?"
"Sí, es resistente al agua." Boss contestó mientras sacaba todo lo que había en los bolsillos de sus pantalones, cerciorándose de que nada había sido gravemente dañado.

Sarawat lo observó estando de pie con los brazos cruzados sobre su pecho, negando con la cabeza. Una discreta mueca burlesca estaba dibujada en su rostro, aunque procuraba no reír.

"No da gracia." Boss comentó al notar la expresión de su amigo.

"¿Acaso me estaba riendo?"

"Te estás muriendo por hacerlo, puedo verlo en tus ojos." Boss refutó con un tono de voz algo más subido de lo normal, indicando su enfado.

Sarawat frunció el ceño, molesto. "Oye, yo no fui quien te mandó a zambullirte en el mar. Así que no te desquites conmigo."

Boss resopló sin decir más, sabía que su amigo tenía la razón. Se quitó la camiseta, ahora empapada, que llevaba puesta y seguido comenzó a exprimirla, intentando quitar toda el agua que esta contenía.

La fragilidad de la memoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora