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R e n n a n

A lo largo de nuestra vida nos encontramos enfrentando un nuevo día, algunos son tan insignificantes que se borran de tu memoria, otros contienen momentos especiales que se mantienen por un tiempo; pero, existen aquellos que te marcaron de una forma inigualable. Ese día fue así para mí. La sensación es indescriptible, lo más similar podría ser acelerar al ir en el auto, bajar en picada en la montaña rusa o salir a la superficie después de unos largos minutos bajo el agua, fue todo eso junto.

No puedo borrarlo de mi memoria. Es como ese tatuaje invisible que llevo en el cuerpo; lo es porque permanece ahí pero nadie además de mí puede verlo. Me gustaría decir fue cosa de un día, pero no. Simplemente nuestro circulo vicioso se había convertido en un agujero negro, y salir de ahí resultaría complicado, para ese entonces estábamos demasiado heridos, demasiado rotos para abrir los ojos.

Considero he tenido días malos; a veces la tarea del instituto me tenía repleto o quizá ensayos de la academia, por las noches me atacaba mi propia mente y tenía que retenerme a mí mismo para no ir a llenarme la boca de alimentos para después vaciar todo en el escusado. Ese día viví todo al mismo tiempo y simplemente no pude con eso; necesitaba olvidarlo, quería cerrar los ojos y olvidarme de quien soy, dejar de pensar en mis problemas. Lo pedía a gritos, lo necesitaba; y él también.

Las semanas habían pasado desde la fiesta; las clases en la academia se retomaron y para aumentar la presión debíamos presentar un número de nuestra especialidad a nuestro maestro el cual era crucial para nuestra estancia ahí. Con no solo el estrés del ballet, en mi instituto debía competir en nado para obtener una medalla y estaba por rendir exámenes así mis últimos días estuve trabajando con un itinerario de tareas para prepararme en todas las áreas.

Poco habíamos hablado Arian y yo entre semana; él había sido despedido de la tienda tras equivocarse en el cambio un par de veces así que pasaba sus tardes buscando un empleo nuevo, de igual forma se preparaba para recuperar un par de materias en las cuales se encontraba bajo y para terminar debía preparar su presentación. Cada uno tenía sus propios problemas.

Por mi parte me encontraba exhausto, durante la tarde debía entrenar con papá largas horas para prepararme para mi competencia de nado y al terminar usaba la sala de música para ensayar mi pieza de ballet. Las noches las usaba para estudiar así que prácticamente me estaba matando tratando de rendir en cada una de mis áreas; al tener la mente tan ocupado en eso olvidé por completo que en algún momento algo se rompería dada la presión. Lo que terminó por estallar fue mi cordura.

[...]

Desperté gracias a los movimientos en mi hombro proporcionados por Andrés; solté un bostezo exhausto y tallé mis ojos para acostumbrarme a la claridad del aula, no recuerdo haberme quedado dormido, pero claro, no recuerdo los últimos días en general, todo es una macha borrosa donde sé termino tumbado en la cama y al abrir los ojos inicio un nuevo día. Al parecer la clase estaba por terminar, para mi suerte Mariano se encontraba frente a mí cubriendo mi pequeña siesta con su corporalidad así que el profesor poco se percató de mi presencia, hasta ahora.

— Antes de que se vayan, quienes nombré al inicio de la clase favor de pasar para solventar sus problemas respecto a la calificación— al escuchar el gruñido de Susan supuse ella estaba entre los mencionados, miré a mi larguirucho amigo en señal de ayuda, al mostrarme su pulgar como aprobación supuse corrí con buena suerte.

— Maldita sea. Si repruebo van a matarme — se quejó la pelinegra, observé como Mariano susurró algo en su oído y acto seguido ambos reían, al parecer me había perdido algo respecto a su "amistad".

— Oh, y lo olvidaba. No olviden ir mañana tras el almuerzo a las gradas de la piscina para apoyar a la escuela. Estoy seguro el joven Cooper ganará una medalla para todos —quise hundirme en mi asiento al escuchar a mi profesor, sonreí amable al escuchar algunos aplausos de parte de mis compañeros pero de igual forma abracé mi mochila.

CoheteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora