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A r i a n

Minutos, pasé largos minutos frente al espejo observándome tratando de encontrar el error que me haga saber lo que ha cambiado en mí. Cada vez que observo mi reflejo puedo mirar al mismo Arian, pero yo no me siento así, no más. Es como andar por la calle siendo sonámbulo, o flotar en el agua del mar; me siento tan desorientado conmigo mismo que me es difícil comprender toda la situación.

Volví tras las navidades. Papá y Archivald me esperaban en casa, pero todo parecía tan distinto para mí ahora. Seguía siendo la misma casa vieja y dentro se mantenían las mismas personas pero el ambiente que se respiraba ahí dentro había cambiado completamente. Mis recuerdos son vagos; sé que papá fue a recogerme y me llevó directo a la casa, los vecinos me saludaban pero yo no podía ni mirarles; Lisandro por su parte alardeaba el haberme llevado a un retiro espiritual.

Era bastante noche para encontrar a Archie despierto. Él yacía dormido en el sofá abrazado a lo que parecía un peluche viejo; desee despertarlo, tomarlo en brazos y correr juntos lejos de ese hombre. Desgraciadamente las cosas no fueron así. Lisandro es más listo de lo que aparenta así que tenía todo fríamente calculado, más de lo que imaginé.

— Me siento orgulloso hijo. Muy orgulloso de ti. Ahora si estás en camino a ser el hombre de la familia —dio un pal de palmadas en mi hombro una vez ingresé a mi pieza. El observarla me hizo saber no había parte mía en ese lugar.

— ¿Qué pasó con mis cosas? —

Observé las paredes donde ya no se encontraban las imágenes junto a mis amigos, en su lugar se levantaban cuadros religiosos los cuales solo me traen malos recuerdos a ese punto. Al parecer cada rastro de mi amigo había sido eliminado, desde las fotos, ropa que había dejado, algunas cosas de trabajo, hasta aquella preciada mascota que me había obsequiado.

— Espera... ¿Dónde está renacuajo? —la pecera brillaba por la ausencia del pequeño pez dorado. Ahora solo se encontraban un par de piedras y conchas decorativas en su lugar, el agua también se había esfumado.

— Parte de tu rehabilitación es eliminar todo Arian. Ahora escúchame— me obligó a tomar asiento en la cama; para entonces el miedo que infringía en mí era grande así que no tuve que pensarlo dos veces.

— ¿Qué pasa? —

— Eres un hombre nuevo; te han curado hijo mío y Dios te ha brindado una nueva oportunidad, espero sepas valorar lo que eso significa. Yo tengo plena confianza en ti y sé ese muchacho es un error de tu pasado, ya has pagado por ese pecado. No me gustaría ver caigas en ese mal paso, no me gustaría verme en la obligación de hablar —

No comprendí del todo el contexto de la conversación hasta que colocó en mis manos mi teléfono celular el cual se encontraba desbloqueado. Mis hipótesis se confirmaron; él había leído cada conversación que compartí con él y vaya que solíamos tener cosas privadas e íntimas ahí; eso solo significaba no solo conocía mis secretos, también conocía los de Rennan.

— Dejemos esto en el pasado. Tú eres un hombre nuevo y ese muchacho no tiene que pasar más desgracias. Ya ha perdido en la vida, ¿Qué crees que sienta sabiendo que su propia familia le miente? — Las conversaciones mantenidas con Leon volvieron a mi cabeza— No somos tontos Arian, sabemos qué clase de familia es esa...las cosas podrían resultar mal. ¿Lo entiendes?

Estaba amenazando. Él me amenazaba, no solo a mí, a Rennan y su familia. Eso me hizo rabiar internamente, más aun sabiendo el poder que tenía sobre mí, porqué Lisandro sabía que haría lo que él dijera si eso mantiene a salvo a mi amigo y no perjudica a su familia.

— Lo entiendo papá. No tienes que preocuparte, soy un hombre nuevo — le dediqué una sonrisa.

— Es bueno escuchar eso Arian. Ahora los tres podremos ser una familia y salir adelante; digo, sería una pena para Archivald perder a dos personas...y como tu madre me entregó la custodia—

CoheteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora