9. Habitación

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"Me das miedo,
porque mientes mejor que yo"

~ Autor Desconocido

* * *

La velada anterior había acabado con ellos marchándose el vampiro demasiado feliz para lo sucedido y el humano demasiado sobrio para lo mismo. Nadie dijo una palabra, el humano solo subió y se encerró en la habitación de felpa, el vampiro pensó en ir por él pero decidió que quizá era demasiada emoción por un día.
Al día siguiente las palabras no salían del humano y para preocupar al vampiro aún más había comenzado a vomitar, primero el desayuno, después el almuerzo y ahora la comida. Los humanos son criaturas frágiles y algo tan sencillo como una gripa mal cuidada había matado a millones en todo el mundo.

Bershttka: Llamaré al Doctor Richard. No estás nada bien.

El humano solo lo miraba tapado hasta el cuello en la esquina de la cama del inmortal. A los minutos llegó el americano que había visto apenas a un amanecer de distancia, pero en comparación con su esmoquin venía con un estetoscopio y una bata blanca.

Richard: Bien me dice Bershttka que estás mal desde hoy. ¿Te duele algo?

Yerik: No soporto la cabeza.

Richard: Puede que sean sólo jaquecas pero por si acaso te haré un examen físico.

Comenzó a palpar el estómago, la espalda, los brazos e incluso las piernas pero cuando iba hacía sus caderas y genitales un gruñido lo detuvo, fue el momento justo pues poco le faltó al humano para correr cuando vió como casi lo tocaba alguien que no fuera el ruso.

Bershttka: Ahí está todo bien.

Richard: Tranquilo, no es encantador a mi gusto. Probablemente lo que sucedió sea que retuvo un evento demasiado impactante para si mismo, es algo típico en ellos.

Bershttka: Parece ser que conoció a la niña de Brösku.

Richard: Tiene sentido tendrá buenos sumisos pero sus métodos son demasiado burdos. En cambio el mío aprende rápidamente.

Bershttka: Siento que una presa deja de ser presa si no huye.

El humano solo los veía conversar como si de perros hablaran, y eso era, era un perro. Solo atinó a hacer una reverencia en agradecimiento al doctor y se encerró en el baño frente a él.

Los inmortales solo voltearon a verlo y continuaron su conversación.

Richard: Es raro que no me dejes tocarlo, soy un doctor ante todo.

Bershttka: Prefiero que muera en mis brazos antes que los ponga en otro.

Así era, los vampiros quizá lo más cercano que conocieran al amor fuera la posesividad. Pero al fin y al cabo, si quieres algo no es seguro que lo dejes ir.

Habían transcurrido ya dos días de que se había enfermado, tomó un medicamento para los mareos y otro para retener el estómago; pero poco podía disfrutar de sentirse mejor cuando el vampiro no lo había dejado largar de su cama desde entonces, vigilaba sus comidas y lo sujetaba con fuerza cuando quería irse por el día fuera de ahí. Era aún más prisionero de lo que era al principio y eso hacia que buscara cualquier forma de estar solo al punto de dormir en el patio con el sol en su máximo esplendor para no lidiar con la realidad de adentro, pero esto sólo desquiciaba al vampiro que apenas llegando el ocaso lo metió a su habitación y cerró a sus espaldas.

Bershttka: Tienes prohibido dormir afuera desde hoy.

Yerik: Bien pero para con todo tu show de sobreprotección.

Bershttka: Bien. Pero tú alcoba será la de al lado a ésta.

Yerik: Bien.

Poco le emocionaba estar tan cerca del vampiro pero ya sabía que él no daría su brazo a torcer. Pasó de largo al vampiro y abrió la habitación indicada, era magna aunque básica: un largo peinador de madera sólida que iba a juego con las mesas de noches y la cabecera de una cama circular de colores marrones con una colcha peluda de un blanco marfil. Y en el techo un espejo con los bordes en oro. Jamás admitiría que adoró la habitación, pero sí, lo hacía.

Lo único que su cerebro le alcanzó a dar fue la coordinación para acostarse de lleno en la cama y dormir profundamente.

El vampiro quitó el cuadro de su pared para ver a su humano por el espejo de doble vista, quizá fuera infantil pero no puedes ganarte a una fiera sujetandola, debes darle su espacio.

Bershttka: Sabía que te encantaría.

Se apareció del otro lado al poco rato y comenzó con ligeros besos en sus brazos y espalda, no quería despertarlo del todo, pero la tentación de ver hasta dónde llegaría antes de que el eslovaco despertase era algo que no podía perderse.
Comenzó a pasear su lengua por sus desnudas piernas topando con la falda de cuero que apenas cubría sus redondas y exquisitas nalgas dejando ver qué no llevaba nada cubriendo sus genitales.

Bershttka: Debe ser una broma. Tu me provocaste lindura.

Subió solo un poco la falda para notar cómo aquel agujero lo saludaba y se veía vacío por lo que el ruso acertó a comenzar a pasar su lengua por encima notando el acelere en el ser bajo él, después la metió lentamente escuchando los gemidos bajos pero cuando quiso introducirla aún más escuchó la melodiosa voz del peli-blanco.

Yerik: Ngh ¿qué mierda ngh crees que haces?

Pero antes de lograr reincorporarse noto la presión contra su punto G, malditos fueran los demonios capaces de cosas tan pervertidas fue lo que pensó en cada corriente que viajaba por su cuerpo.
Pronto nada importaba más que sujetar fuerte las sábanas mientras se restregaba el pene contra la cama y sentía los vaivén de la lengua, sus círculos y su restrego.
Y un agudo sonido dió la bandera al humano para venirse sobre su pecho y sábanas.

Bershttka: ¿Qué tal terminar esto en mi habitación?

El humano respiraba agitado y tomando grandes bocanadas quería decirle que era una maldita serpiente y que seguro planeaba aquello desde el inicio pero su mente ya no estaba al mando, si no sus instintos. No supo de dónde sacó la energía para darse la vuelta y abalanzarse sobre el vampiro.

Yerik: Más vale que no te arrepientas.

Bershttka: Jamás lo haría.

Una conversación trivial que conllevaba su futuro.

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⏰ Última actualización: Mar 31, 2022 ⏰

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