El sonido de los caballos salpicando. El camino a la institución siempre se ha llenado de lodo debido a las lluvias recurrentes. Los omegas, cada uno de ellos se movía con rapidez, se había preparado más de doscientas habitaciones para los estudiantes que llegarían. Toda habitación, idéntica a la contraria, con algunas cosas que algunos Alfas y Deltas preferían, ya fueran cortinas de algún color en especial o su ropa preparada en los armarios.
Definitivamente, cada Omega e Iota joven estaba emocionado, inclusive el pequeño Os; ya habían pasado cuatro años desde el suceso del almacén, Sebastián no regreso por él ese año ni el siguiente, pero la esperanza seguía a flote. Puesto que, ¿Qué clase de Delta no cumpliría su promesa? Como cada Omega, se levantó apenas escuchase la voz gruñona de la anciana Harriette. Sus habitaciones eran apenas de unos dos metros por tres metros. Había una litera, así como un colchón debajo de estas, que estaba en el suelo. Se escuchaba el rechinar de las camas de madera tan vieja.— Oh, mierda... Sigo vivo... —dijo el omega que estaba en la cama de arriba.
— ¡Den! —grito Os, él era quien estaba durmiendo en el suelo, se levantó, para entonces meter el colchón viejo y delgado debajo de la cama. Como cada mañana, sus rizos estaban totalmente alborotados, se ponía una boina vieja de color café, para poder ahorrar el tiempo de peinarlos, además de que, con sus tareas al aire libre, solía despeinarse.
Los tres omegas bostezaban mientras empezaban a arreglarse. Sabían perfectamente que este día iba a ser atareado. ¡Había tantas cosas por organizar aún! Los pobres Omegas solo habían dormido unas cuantas horas, puesto que aún faltaba limpiar el gran salón para el baile de bienvenida y de elección. Los más jóvenes estaban emocionados, serían seleccionados por un Alfa para solamente atender sus órdenes y caprichos, aunque claro, había Omegas que llevaban más años en la institución y estos no estaban del todo emocionados. Os, es una excepción, a pesar de haber vivido el "porque" los estudiantes son odiados aquí, seguía emocionado por la llegada de estos. Anhelaba que su amado Sebastián llegase esta vez por él.
— Ya lo imaginé, yo estoy entre la multitud, entre tantos estudiantes, se puede ver a aquel que es claramente mayor que todos ellos, caminará por todo el salón buscando a ese Iota del que se enamoró y con quien tuvo una hija, mientras que yo uso un antifaz, él podrá reconocer mi aroma entre todos los demás y me sacará de allí, me pedirá perdón por dejarme y que quiere casarse conmigo, me comprará y me llevará con él junto a nuestra pequeña Ro, los tres viviremos felices para siempre —decía el omega de tan solo diecinueve años, hablaba con ilusión en cada palabra. Veía el cielo, tambaleaba cada vez que sacudía las sábanas para poder tenderlas. Sus ojos almendrados, dirigieron su vista a su muñeca, en donde estaba una pulsera de cuero, sencilla y sin nada especial, sin embargo, para él, lo era todo.
Era una promesa. Un mañana. Una esperanza en la oscuridad. Era una razón para despertar cada día y ver por la ventana, para ver si viene el carruaje de su amado Sebastián.
— ¿Dónde queda lo real? —respondió con un tono egocéntrico y presumido aquel Omega de finas características. Bostezaba con pesar, veía a los otros dos tender las sabanas, mientras que él se sentaba en la silla de madera que había, bajando la canasta llena de las telas blancas. Su piel era tan pálida, así como tenía unos ojos seductores, una delgada figura y tan fina, que enloquecía a cualquier Alfa o Delta. Se veía un tanto pensativo, siempre era menos hablador el primer día de clases. Su nombre incluso le delataba, solo los omegas con tres letras como nombre, eran aquellos de clase alta, totalmente fértiles, con un aroma más que dulce y potente.
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Si no logras encontrarme || Omegaverse
Ficção GeralUna institución en donde los omegas son esclavos en vez de empleados. Los estudiantes son Alfas y Deltas. Cada estudiante puede tener un omega o un iota para su uso personal, solamente el dueño temporal del omega, puede decidir qué hacer con este. P...