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-Por supuesto, ven aquí por favor.- Pidió la mujer gentilmente, recuperando la compostura con respecto al tema. Lincoln se le acerca cauteloso, intentando no chocar con los compañeros de al lado, los pasa y baja por las cortas escaleras hasta donde estaba el pizarrón y la mujer, la cual le entrega la tiza para escribir.- Bien, repetiré el problema para ti; un corredor da una vuelta completa alrededor de una pista de 75 m de diámetro. Si el tiempo de su recorrido es de 65 s; ¿Cuál es su velocidad?

Y nuevamente ahí estaba el cuchicheo de sus compañeros; esta vez con un ligero toque de burla y reclamo por haber recibido un problema sumamente fácil. El joven albino presentía esas miradas molestas y hasta contrariadas, ignoradas de todas formas. Lincoln no tenía culpa alguna de recibir un trato "suave" por mera coincidencia; honestamente, él no presto la suficiente atención a la explicación, pero al ser esto un breve repaso de la secundaria debería de recordar un poquito de lo aprendido, de eso dependía el ganarse un punto extra o no y acallar a los demás... Ahora que recién se daba cuenta, él nunca fue de esos que detenía sus orejas a las opiniones externas de los demás, más bien; Lincoln se hallaba planeando su rutina de como tener un día medianamente decente, sobreviviendo a ellas... Antiguamente. Sin ese elemento que mantenía su mente aislada, es aún más susceptible que antes a la palabrería de los alrededores; en espacial a la de los contrarios de su edad, el efecto tiende a ser más potente...

Así fue como continuo la clase; como cualquier otra, mas este nuevo descubrimiento para el joven albino. Mientras se devolvía a su asiento después de resolver correctamente el problema, pensaba de qué forma afrontaría este nuevo panorama solo para sí mismo, ¿por donde empezar...? No lo extrañaba para nada, ¿verdad? Entonces, ¿Por qué se sentía hostigado? Tal vez solo eran los murmullos de sus contrarios, decidió creer en eso por el momento y no divagar tanto en lagunas mentales por su bien; si llegaba a conclusiones precipitadas le costaría horas valiosas de sueño, cosa que no podía darse el lujo en un condenado lunes. La profesora anuncia el final de clase, dando inicio a una media hora de descanso necesario; cada joven fue levantándose, recogiendo útiles y/o pertenencias de sí mismo, se encaminaron uno por uno a la salida, charlando entre sus grupos de amigos o en parejas.

Al final Lincoln, sin ninguna prisa, salió de último al despedirse con un saludo de mano de la profesora; como acostumbraba. Caminaba por el concurrido pasillo en busca de una cara conocida, aquel que por azares del destino callo en su misma universidad; su bro de otra madre. No podía encontrarlo entre tanta gente, supuso que él estaría en la cafetería esperándolo en alguna mesa, hacia allá es donde el albino iría.

"Me pregunto si el tiempo ha hecho que mejore..." se cuestionó Lincoln, curioso si su bro era capaz de dejar de caminar en el pasado y extenderse en el presente. Llegado a la zona mencionada, se detiene un momento y lo busca con la vista, minucioso y concentrado no logro encontrarlo en ninguna mesa, ni siquiera en las que estaban más alejadas del centro. Eso dio paso a un leve ceño fruncido; Lincoln odiaba ser el que esperase en su lugar siendo al revés la cosa. Además, usualmente él llegaba de 2do para ahorrarse esperarlo y comerse el desayuno de una vez.

No perdería más tiempo en quejas mentales, camina en busca de alguna mesa libre, solitaria en el mejor de los casos; la encuentra en un rincón alejado. Curiosamente, desde que ingreso a la universidad esa ha sido la mesa en donde más se ha sentado, como una especie de puesto fijo, claro que había veces en las que otros compañeros se sentaban allí y él buscaba otro sitio, pero no la mayoría de las veces. Ya cerca, se sienta y hurga entre su mochila la bolsita marrón de su desayuno. Recordaba que su padre estaba de buen humor hoy antes de irse al trabajo, por ende debió de prepararle algo bueno esta vez... O eso pensó; saca de la bolsa y ve que son patatas fritas con algo de pan y mantequilla untada, más un embace con jugo de naranja.

-Arhgg... ¿De nuevo?- Se cuestionó en queja el albino, revirando los ojos. No le molestaba comerse algo que desayunaba todas las mañanas, el problema radica en el momento justo que pasa a ser una rutina. Era eso o fabricar por sí mismo su propia comida, generalmente octava por lo primero por cierta calidez que le profesaba a que su padre cocine para él...

"El día en que sea independiente está cada vez más cerca. Semana por semana. Mes por mes. Año por año. Y todavía no consigo despegarme de depender de mis padres... Que patético" se recrimino Lincoln en lo que mordía una patata. No era noticia el tener estas viejas emociones, de hecho ha aprendido a sepultarlas por estar tan centrado en otras cosas como el ayudar a sus hermanas o en sus estudios. Pero sin el primer soporte, esos pensamiento acumulados volvían dando vueltas en su mente; debería trabajar aún más en no darle importancia a eso, como ha hecho hasta ahora de alguna manera diferente, poner más a prueba su concentración le ayudaría. Le da un buen sorbo a su jugo, cuando termina su vista en una cara conocida; despistado, caminaba por los pasillos de la cafetería en busca de algún sitio libre, se trataba de su bro de otra madre.

After the LoudsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora