After the Louds

7.

Entrando en este punto casi inflexivo, el ceño fruncido que él anteriormente luchaba por ocultar se hacía cada vez más visible...

-Entonces ¿Qué? ¿Me pides que cambie para ser tan genial como tú, Lynn? ¿Eso es lo que esperas de mí para complacerte? Ha de ser muy bonito el que tu estés en ese pedestal, satisfecha contigo misma, mientras que yo solo puedo verte desde abajo en la mierda...- Hablo Lincoln en agravio, en una combinación de acides y sarcasmo venenoso. Hacia lo mejor posible por controlarse y no mandarla al cuerno a gritos e instintivamente quería arrojarle el plato de comida caliente en todo el rostro y que solo lo dejara en paz, no verla en todo el santo día sería mucho mejor.

-¿Ser como yo? ¿Qué eres? ¿Idiota?- Se burló ella con una ceja alzada de desentendida.- Nunca podrás ser como yo, Lincoln. Aunque... Al menos me parece bien que aspires a ser alguien en la vida. Nunca lograras alcanzarme pero bueno... Los sueños nos mantienen vivos ¿cierto? En fin, estoy perdiendo tiempo así que será mejor que me vaya, adiós estimado nerd...

Él la vio irse, vociferante de sarcasmo y cinismo, abriendo y pasando por la puerta, emprendiendo así su camino. El albino se preguntaba cuál era el trasfondo de esta charla; ¿Lynn siquiera se lo tomo en serio o... Solo lo hizo para molestarlo en son de broma? Lo que sería peor es lo segundo.

"¿Dónde están tus pelotas, Lincoln? ¿En serio dejaras que una chica te aplaste y denigre de esta manera? No vale la pena pelearme con ella, obviamente seré yo quien pierda... ¿Cómo se atreve a decirme eso? ¿¡Acaso no importan todas esas veces en las que yo me desviví por ella y mis hermanas!? No era mi obligación hacerlo... Siempre puede haberme negado... Y ahora estoy aquí, solo y humillado, esperando a que se den cuenta de que me deben algo, como si fuera una estúpida víctima. Ojala pudiese ponerme a mi primero antes que a ella..." pensó el joven albino desolado, amargado por haberse dado cuenta de cómo ha sido su "vida familiar" hasta ahora. El enojo lo segaba de ver las cosas buenas.

Comió en silencio, amargado mentalmente, sentía algo de dolor de cabeza por pensar tanto; la comida perdió el calor que resaltaba se delicioso olor, por suerte nada más llego a estar tibia y aún estaba buena. Cuando termino, no se levantó inmediatamente a llevar el plato al fregadero, se quedó allí mirando a la nada; el ceño fruncido aún seguía pleno y palpitante... ¿Qué es lo que debe hacer todo adolescente cuando se siente agobiado y presionado...?

-Dios solo ayuda a los que aprenden a ayudarse a sí mismos ¿eh...? Vaya mierda es esa.- Dijo de manera reflexiva y desdichada. No se quedó más tiempo sentado, pensado en auto-críticas para sus problemas juveniles, tomo el plato vacío junto con los cubiertos y los lleva al fregadero. Estando allí, trata de pasar la página respecto al fastidioso momento que paso con la joven atleta, devolviéndose a reorganizar sus ideas de como conquistar a tabby. Es difícil, esas ardientes y dolorosas palabras se quedaron marcadas en su subconsciente...

-¿Qué ha hecho dios para merecer tu ira, hermano mayor?

-¡¡Aahhhh!! ¡Lucy!

-Hola, Lincoln...

-¡En serio tienes que dejar de aparecerte así...! ¡Algún día le causaras un infarto a alguien en esta casa!- Aconsejo el albino exaltado, estando a nada de orinarse; cosa agradecía no haber ocurrido. Posteriormente se escucharon las voces de lana, lola, lisa y Lily en la puerta hablando entre ellas mismas; al ir entrando al hogar, las 4 chicas saludaron al joven con un cantarín "hola, Lincoln", saludo que él devolvió gentilmente. Las 4 subieron a sus habitaciones dispuestas a dejar sus morrales escolares, estando hambrientas y deseosas por un buen almuerzo servido.

-Perdón por asustare, viejas costumbres nunca mueren. Pero dime; ¿Por qué el mal rato? Te escuche hablando solo, quejándote- Indaga Lucy bastante interesad por el bienestar espiritual de su hermano. Haciendo suposiciones de si esto era un asunto realmente serio o algo sin tantos escrúpulos.- ¿Te ocurrió algo...?