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Le pareció algo cómico el hecho de que no pudiese encontrarlo, decidió mantener esta picardía unos segundos más hasta ver si el afroamericano era capaz de cruzar los cables y hacer contacto visual con él. Ocurrió un resultado inesperado; resulta que había una pareja en una de las mesas por las que pasaba, bastante melosa entre ellos, dándose uno que otro besito. Como alguna especie de imán, el afroamericano se les quedo viendo cuan hipnosis casi poniéndose entrecerrando los ojos. Lincoln decidió que era momento adecuado de actuar;

-¡Clyde! ¡Amigo por aquí, ven!- Exclamo moderadamente, esperando que si pudiese escucharlo y voltear a verle. Funciona no sin antes dar unos respingos del llamado, clyde consigue conectar con el albino y su mesa alejada. Se encamina hacia allí mismo simulando, esperando más bien que él no haya notado mucho de lo que lo entretuvo; no estando muy dispuesto a ganarse un sermón sobre un tema el cual ya debería de estar superado y enterrado, de algo que nunca empezó en realidad-. Vaya... sí que te tardaste un poco, ¿eh? Para ser alguien con mejores notas que yo eres bastante ciego jaja.

Ese agradable intento por bromear solo demostraba lo que el afroamericano ya sabía; entablar una charla normal para no darle tregua a temas absurdos. Conocía a Lincoln tan bien que decir que podía predecirlo, en parte, sería muy acertado. Pero no negaba que ha habido veces en que se equivocaba; eso hacía más especial su bromance.

-Sí, solo... Me quede hablando con el profesor Matías sobre mi proyecto de termodinámica. Tiene grandes expectativas y... Eso.- Explico clyde mientras sacaba su desayuno de la mochila.

-Huh, ya veo...- Entendió Lincoln dudoso porque notaba lo reacio y poco fluido que estaba él al hablar.- Entonces... ¿Sigue en pie sobre ir a mi casa y ver los nuevos entrenos? Espero no estarte quitando tiempo para que puedas hacer lo tuyo.

-Eso tenlo por seguro.- Respondió clyde sin prestar mucha atención, casi siendo cortante. Lincoln en estos años no era quien metía las presiones para que dejase fluir el tema que lo molestaba. Incluso siendo a veces él el de los problemas. Simplemente dejaba que; o clyde preguntaba, o lo soltaba cuando estuviese listo.

"Vamos hombre... Solo escúpelo" pensó Lincoln en espera a que él cooperase. Estaba a nada de terminarse su jugo y no deseaba comenzar a frustrarse, ya tenía suficiente con su nuevo "descubrimiento".

-Creo que... Tengo un problema, Lincoln- Soltó el joven afroamericano, con una impasible y entrecerrada mirada a las bulliciosas voces que provenían de los alrededores. Agobiado mentalmente, los fantasmas de viejos sueños en los que podía sonreír con libertad, tomado de la mano por la mujer que ama; todo eso aún seguía molestándolo.

Por qué lastimosamente, cuando se ama de verdad, cuando se piensa tanto en una persona es muy difícil olvidarla, eso hace daño a cualquiera...

Su amigo albino lo observo de soslayo, con algo de piedad en sus semblante, supo al primer segundo a que se estaba refiriendo. A diferencia de clyde, Lincoln era alguien menos sensible a esta clase de cosas más no inmune. Mientras masticaba una de sus últimas patatas, pensaba de qué forma consolarlo.

-Todos tenemos problemas, bro. Me preocupa el verte tan lamentable, intenta con otras chicas que si estén a tu alcance, como lo hacen todos.- Recomendó Lincoln intentando subirle el buen anime. Clyde solo le devuelve una mirada melancólica y frustrada, como si las palabras le diesen el efecto contrario, se sentía aún más miserable e inútil. La verdad duele, pero es que nadie puede mandarle al corazón; si el corazón dice que es ella es porque es ella y punto, muy a pesar de que tu cerebro y aquellos que te rodean digan todo lo contrario.

No hay peor sordo que aquel que no quiere oír, lo mismo ocurre con los ciegos. Por eso se le llama "estúpido amor", te mima y te castiga a la vez... Clyde desayuna unas albóndigas con algo de jugo dietético, da un mordisco a una de estas antes de responder.

After the LoudsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora