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-¿Crees que no lo he intentado ya, Lincoln? Cada que estoy con una chica agradable, simpática o hermosa siempre me viene su recuerdo. Intento disfrutar la cita al menos para hacerlas sentir incomoda, ¡pero es que incluso fallo en eso...! Hubieron algunas que tuvieron el valor de preguntarme si estaba bien, y yo por vergüenza que les conteste que no... No son tontas, obviamente se dieron cuenta que algo me pasaba, dios mío... Fue tan incómodo.- Relata clyde en desahogo, llevándose una mano a la cara, tapándose los ojos sobre sus gafas. Más que todo por pena a esas pobres chicas con las que estuvo, considero que fueron amables y piadosas con él. Todas terminaban diciéndole las mismas cosas; "fue un rato agradable" "la pase muy bien contigo" "me divertí bastante". Fueron cordiales simplemente, porque clyde pensaba lo contrario de esos encuentros.

Una parte de Lincoln pensó que solo estaba siendo melodramático, que su problema debía tener alguna solución posible, ¿pero cuál...? Mejor dicho, ¿en verdad esa parte suya tendría el derecho de creer que el afroamericano estaba siendo melodramático? No, probablemente no, el albino no estaba seguro de si alguna vez se habría enamorado a esos estrafalarios niveles. ¿O tal vez si...? En cualquier caso, se mantendría al margen a su bro de otra madre, quien haría lo mismo por él.

-Clyde... No puedes seguir torturándote así. ¡Tienes que olvidarla, lori ya es feliz con Bobby! ¡Entiéndelo...! Odio tener que ser tan directo contigo, pero es que no me gusta verte así. Debes darte tu lugar, sé que tú puedes salir de esto, bro...- Consoló Lincoln de forma severa. Realmente esperaba que sus palabras de ánimo y realismo le hayan llegado, mínimo rozado sus oídos y no lo dejara en "en visto". El afroamericano en respuesta suelta un pesado suspiro, luego le da un buen mordisco a otra de sus albóndigas, engulléndola toda; el hacer sentir bien a tus papilas gustativas ayudaba a cualquier pobre enamorado, pero solo por momentos que ni perduran...

Lincoln también hacia lo mismo; comer. Quizás el ambiente se tensó demasiado como para volver a hablar, desde su punto de vista, se estaba preguntando si lo había empeorado. Tal vez debió mentirle, decirle que aún tenía esperanzas con ella, decirle lo que quería oír, pero... ¿Cuándo uno sabe que la mentira es mejor que la verdad? ¿Cuándo? ¿Cuál es el sentido si siempre salen a la luz...?

-Lincoln...

-¿Mm? ¿Si, clyde? ¿Qué pasa?- Atiende el joven a su llamado. Cualquier cosa que dijese, él lo escucharía sin duda, con los brazos abiertos como quien dice. Lo raro es que estaba tardando un poquito en responderle. Inclusive tenía una mirada nerviosa y avergonzada, ¿Qué estará pensando como para estar así...? Iba a hablar pero él se le adelanto.

-¿De casualidad... No sabrás si en royal Woods hay burdeles?- Suelta clyde su incertidumbre visiblemente sonrojado, su tono oscuro de piel no hacía mucho en ocultarlo. Y como si se tratase de algo contagioso, Lincoln también se había ruborizado un poco, no, más que eso, cualquiera pagaría por ver si sus ojos se saldrían de sus cuencas. ¿Acaso escucho bien...?

-Ah... N-no sabría decirte con seguridad, pero... ¿Por qué quieres saber...?

-He oído que... El sexo ayuda a olvidar. Algunos dicen eso.

-¿De verdad planeas hacerlo con una prostituta...? Y no es que tenga algo en contra de quienes lo hacen por dinero, pero... ¿Tu? ¿Con una prostituta? Te conozco demasiado bien como para imaginarte en esa situación, bro...- Opina Lincoln con poco convencimiento. No podía creer que mejor amigo estuviese tan desesperado como para llegar a eso, pareciendo algo drástico y extremista. ¿Es esta una nueva faceta?

-Nah, despreocúpate. No soy alguien que le guste hacerlo con mujeres fáciles, no caería tan bajo. Es solo que quería sobre esa sugerencia- Explica el afroamericano un poco más calmado, estando aun un poco rojo. Ante eso el albino también se relaja y calma, suspirando con disimulo y acabándose lo que le quedaba de jugo.

-Es bueno saberlo, clyde.- Dice Lincoln entrecerrando los ojos verdaderamente aliviado.- Pero para que conste, sea la decisión que tomes yo te apoyare. No dejes que esto te afecte.

El afroamericano le agradece con un "gracias", volviéndose a centrarse en casi acabado almuerzo, ausente de la mirada de Lincoln. De hecho, este "desahogo" solo consistió en los problemas de él mas no de los suyos, por de su parte no había nada que decir, ¿verdad? El albino podía manejar algo tan mínimo como el que sus cadenas se fuesen haciendo más débil. Ya habría mucho por hacer de su parte, o eso creía...

(...)

Ya al medio día y acabadas las clases; el joven albino había sido dejado, por el autobús de la universidad, en la acera de su hogar despidiéndose amablemente del chofer con un "gracias" y "adiós". En lo que caminaba monótonamente hacia el pórtico, estaba recordando una curiosa escena que le llamo la atención, desgraciadamente. Anteriormente, en uno de sus módulos libres al caminar por los pasillos, a la distancia presencio algo; se trataba de tabby, charlando alegremente con un chico alto y apuesto, el nombre de ese joven no le importaba, solo veía interés en que parecía ser bastante coqueto con la chica. También, supuso que él debía de estar en último año justo como Lynn, eso explicaría la facilidad que tenía al hablar; era un superior. No supo si tabby lo no, pero ese la observaba con bastante lascividad, lastimosamente... ¿Quién no? La pubertad le dio un violento golpe, floreciendo sus bellos atributos femeninos; ensanchamiento notable de caderas, piernas gruesas y torneadas, un busto generoso pero sin llegar a la exageración. Hecha toda una doncella si se lo preguntan a Lincoln. Fue pura casualidad el que cayera en la misma universidad, sabe que actualmente está soltera y que algunos chicos la desean por su salvaje y espontanea personalidad.

After the LoudsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora