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El tiempo pasa más rápido mientras estamos en nuestra mente, la percepción del mismo se reduce un poco; eso explicaría por qué se sorprendió levemente cuando escucho el pitido que anuncia que la comida debía de estar lista. Abre la tapa y se toma un segundo para degustar este buen olor; lo saca por los bordes teniendo cuidado de no quemarse, va hasta la mesa y coloca el plato en ella. Posteriormente agarra los cubiertos y se devuelve a sentarse. Al momento en que ya había enrollado la pasta con el tenedor se asusta por el ruido de unos fuertes pasos bajando por las escaleras, se revelo que se trataba de su vigorosa hermana mayor; Lynn. Ella usaba una camiseta de tirantes negra y unos shorts rojos que le llegaban por sobre las rodillas; cargaba una mochila a su espalda que parecía ser ligera.

-¿Lynn? ¿En qué momento llegaste?- Pregunto Lincoln desconcertado por la repentina aparición de ella. Casi creyó que algún se metió a su hogar y que él tendría que hacer algo para defenderse.

-Llegue mucho antes, nerd. Tu autobús suele desviarse para dejar a tus otros compañeros, mientras yo venía corriendo sin detenerme. Fue un buen calentamiento para mis piernas la verdad; hoy me toca entrenarlas...- Explica la joven atleta con cierta arrogancia. Cuando ellos dos se quedan solos la castaña acostumbra a ser mucho más altanera con él. Cosa que le molestaba bastante; más que todo por miedo a comenzar una pelea que sabe no puede ganar.

-Entiendo, pero... ¿Te vas tan pronto, no almorzaras?- Intervino de nuevo el joven con una ceja alzada, ignorando la ofensa dada.- Puedo servirte un poco de pasta... Si quieres...

-Nah, llevo mi almuerzo en la mochila, comeré allá en el gym. Hoy me toca abrirlo a mí, dos monitores no pudieron venir así que el gerente me pidió que los supliera por este día. Eso es beneficioso para mí, ¡me van a pagar el doble de lo usual!- Conto Lynn con una pequeña sonrisa de emoción. Ella había conseguido ese empleo hace algún tiempo, toda la familia estaba contenta y satisfecha por el logro, sobre todo sus padres.

Y aunque no necesite del dinero debido a que tenía una beca deportiva para la universidad, el trabajo de los hierros, sudor y fuerza era algo a lo que Lynn le apasionaba, redefinió ese gran hábito del deporte que siempre tuvo desde la infancia. Vanagloriada, admirada y respetada por la mayoría de varios que le rodeaban, y por supuesto... Fuerte e inconscientemente envidiada por el joven albino, ella prácticamente lo tenía todo; una meta trazada por un futuro brillante en los deportes, un físico que rozaba la perfección atlética, un empleo pese a ser joven y, sobre todo, el apoyo incondicional de sus padres...

¿Qué demonios se supone que tiene Lincoln? Aquel jovencito que a día de hoy, varios años más tarde, aún no ha podido coronarse con algún condenado trofeo, para esa asquerosa vitrina en lo que eran puestos. Lastimosamente, la respuesta era tan obvia que dolía; Lincoln hasta ahora no tenía nada si se comparaba con ella, en su mente solo existían incertidumbres sobre si esa carrera sobre dibujo era a lo que se dedicaría a la larga. Ha estado practicando a lápiz y papel sus ilustraciones, él necesitaba tener más confianza en sí mismo y solo quizás... Quizás encontraría su lugar en el futuro como sus increíbles hermanas.

-¿Sabes algo, linc? Me das un poco de vergüenza. Se supone que eres un hombre ¿no? Ya tienes el tamaño suficiente para salir de aquí y conseguir un mísero empleo. No aportas nada en la casa, incluso mama y papa lo saben pero no te lo dicen, lástima que yo no sea tan dulce como ellos. Busca algo en donde puedas invertir tu tiempo y que al menos sea productivo.- Critico Lynn de forma áspera y tajante. Más que un consejo de buena voluntad que una hermana mayor debería dar, parece que venía con una intención degradante y destructiva. Como si en verdad quisiera hacerlo menos de lo que ya era. El joven apretó fuertemente el tenedor.- Te lo digo por tu bien, en serio. ¿No te cansas de ser tan... tú?

Que facilidad podía tener la tosca y agraviada personalidad de la joven atleta en poner tensión en un ambiente pacífico y solitario.

-Me es un p-poco difícil hacerlo... Estoy algo ocupado con varias tareas que tengo, además, debe practicar mis ilustraciones- Explica él de manera en que reprimía el cólera interno que luchaba por salir, siendo mostrado solo en un pequeño ceño fruncido, algo que casi no se le notaba mucho...

-¿Esa es tu escusa? Por favor... Yo también tengo un montón de tareas por hacer, incluso peores y más porque estoy cerca de mi último año, tú la tienes fácil porque eres de los nuevos. Y además, si tienes tiempo para practicar tus absurdos dibujos de nerd, ¿Por qué no haces tiempo para conseguir un empleo simple, al menos? Fácil; porque no te lo propones. No solo eres un enclenque físicamente hablando, sino que mentalmente también lo eres. No te haría mal darte algo de valor de vez en cuando.- Le contradijo la castaña sin piedad alguna, reforzando aún más sus argumentos los cuales eran como balas hacia la autoestima del albino. Una cosa es decir la verdad, pero otra muy distinta es escupir de manera explícita sin importar que tan bien o mal se lo tome el contrario.

After the LoudsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora